Resumen:
La única semejanza a que voy a referirme está consignada en el título de esta digresión: "sembradores de inquietudes". Sólo que para la misma cosecha, ambos escritores, Unamuno y Baroja, arrojan sobre el surco humano distintas semillas, siembra conceptual o emotiva, que viene de raíces diversas, pero que paradojalmente van a producir el mismo fruto, un fruto acre y doliente, el fruto de la inquietud mental, como le place decir a Baroja, el fruto de la inquietud espiritual, como diría Unamuno.