Resumen:
Un hombre ante nuestra vista: helo aquí solitario, dislocado del cotidiano ensamblaje humano, acumulando mediante movimientos, un arsenal de actitudes especiales. Reconocemos el plano concreto donde se apoya: un tablado; de pronto, el espacio que le rodea, vacío de objetos materiales, se predica con virtualidades imprevistas y así, su hasta ahora neutralidad, apunta claramente hacia una individualidad reconocible y desde mucho tiempo atrás llamada mimo. Pero, ¿en qué instante comenzó la transformación? ¿Cuáles elementos o actitudes han operado para lograr esa epifanía peculiar y qué calidad creadora modifica la materialidad usada como instrumento? Estos, son algunos de los interrogantes precisos que debe formularse un examen fenomenológico de la mímica y es, en suma, el propósito de este artículo.