Resumen:
A partir de un repaso histórico del proceso, el autor avanza en los aspectos esenciales que lo configuran, mostrando las virtudes y, a al par, las que llama "infidelidades" que se han instalado en su dinámica. Intenta el autor saldar -en lo posible- la deuda que planteara Piero Calamandrei a partir de aquella exclamación: "¡Cuánto ha hecho el derecho por el proceso!" y enseguida se preguntaba: "¿Qué ha hecho el proceso por el derecho?"
Es oportuno recordar a Jefferson: "Ninguna sociedad puede hacer una Constitución perpetua o aun un derecho perpetuo. La tierra pertenece siempre a la generación viviente", pues reclama el autor la necesidad de un constante perfeccionamiento de los sistemas procesales, y en ello encuentra los motivos de los elogios.