La relación comercial entre México y Estados Unidos es una de las más relevantes a nivel mundial, marcada por décadas de acuerdos como el TLCAN y el T-MEC. Esta tesis analiza las vulnerabilidades económicas y dependencias comerciales, con énfasis en sectores como automotriz, electrónica, agricultura y energía. México envía el 81% de sus exportaciones a EE.UU., lo que lo hace altamente sensible a cambios en su mercado, políticas y crisis globales. A su vez, EE.UU. depende de las exportaciones mexicanas, especialmente en cadenas de suministro clave.
Desde 1994, el saldo comercial de México con EE.UU. pasó de déficit a un gran superávit, impulsado por cadenas productivas integradas y fuerte inversión extranjera directa estadounidense. Sin embargo, esta interdependencia implica riesgos: cualquier interrupción afecta a industrias y empleos en ambos países.
El estudio también aborda las reformas del T-MEC en comercio digital, derechos laborales y medioambiente, así como tensiones energéticas. La pandemia evidenció fragilidades en las cadenas de suministro, resaltando la necesidad de diversificación, desarrollo laboral e inversión en infraestructura. Las conclusiones proponen estrategias para fortalecer la resiliencia, equilibrar el comercio y sostener el crecimiento en esta compleja relación bilateral.
The trade relationship between Mexico and the United States is one of the world’s most important, shaped by decades of agreements like NAFTA and the USMCA. This thesis examines the economic vulnerabilities and trade dependencies in this partnership, focusing on automotive, electronics, agriculture, and energy. Mexico relies heavily on the U.S., with 81% of exports going north, making its economy highly sensitive to U.S. market shifts, policy changes, and global disruptions. Conversely, the U.S. depends on Mexican exports, especially in critical supply chains.
Since NAFTA’s 1994 launch, Mexico’s trade balance with the U.S. shifted from a deficit to a large surplus, fueled by integrated supply chains and significant U.S. foreign direct investment. However, this interdependence also creates risks—any disruption in one country can impact industries and jobs across borders.
The study also considers USMCA updates on digital trade, labor rights, and environmental rules, as well as tensions in energy policy. The COVID-19 pandemic revealed supply chain fragilities, reinforcing the need for diversification, workforce development, and infrastructure investment. The findings aim to guide strategies that strengthen resilience, balance trade, and sustain growth in this complex bilateral relationship.