Resumen:
San Martín, tuvo permanentemente el propio dominio de su ser y de su vida. Eso puede ser un modo del piropio temperamento, y una expresión de su carácter, pero es indudablemente una filosofía de la existencia. Nada en él, era obra del acaso. No vivió a las grupas del azar, sino exactamente a la inversa. Fue el señor de su destino. Cada una de sus acciones o de sus palabras, era la resultante de un proceso de inteligente razonamiento.