Resumen:
La imagen de Juan Gregorio de Las Heras cobra vida y se yergue majestuosa, contribuyendo a señalar a los ojos del universo atónito que en nuestra tierra casi deshabitada del siglo pasado, en medio de la pampa legendaria o de la abrupta montaña, florecieron campeones sin mácula, personajes con tintes epopéyicos, que a semejanza del discípulo ejemplar que menciona el Evangelio, lo dejaron todo, familia y terruño, tranquilidad y hogar, para darse de lleno, sin renunciamientos, al ideal nobilísimo que los había enamorado, al sueño inmensamente grande de la Patria independiente.