Resumen:
La desaparición terrenal de Ortega y Gasset ha dado pie para que muchas cosas se dijesen y escribiesen acerca de él y de su obra. Hay en toda la obra de Ortega esa instancia repetida de una cultura que hay que defender y que hay que salvar. Así, con esta vocación que mantiene siempre tenso su arco, la evocación constante de una unidad de cultura —unidad de cultura de occidente, europea— irá creciendo en su obra como una profunda justificación y una impostergable necesidad. Importa mucho que su pensamiento proceda por antítesis: la incivilidad de las masas (y con esto pensaba en la América anglosajona) y la instancia de la cultura. De otro modo, lo que haya podido decir sobre los destinos de la cultura y de la política hubiese carecido de esa fuerza vital que surge de una circunstancia definida y bañada de luz. Y este el tema que nos ocupa.