Resumen:
No es fácil fijar los límites de lo que debe entenderse por conducta política y cualquiera sea el criterio de diferenciación que se adopte carecerá siempre de validez objetiva. Los caminos del hacer humano son casi infinitos, van desde la quietud querida hasta la movilidad incesante, en apariencia irracional, y todos ellos pueden tener como meta el poder. Acaso, extremando el análisis, debiésemos llegar a la conclusión de que todo hacer humano es ejercicio de poder.