Resumen:
Desde que con "Nieve" en 1919, se inicia, puro y nostálgico, el brote del poema, hasta cerrarse en la curva postrera, —encantadora por la melancolía que cual perfiles en la niebla, empaña las composiciones de "El árbol derribado"—, la poesía de Margarita Abella Caprile, creadora, aristocrática, subjetiva, sin ansias ocultas, manifestaciones indecibles ni forzados versos, llega a nosotros con serena frescura de huerto. Su producción —"Nieve" (1919); "Perfiles en la niebla" (1923); "Sombras en el mar" (1930); "Sonetos" (1931); "50 poesías" (Premio Municipal, 1938); "Lo miré con lágrimas" (1950); y "El árbol derribado" (1959)—, siete títulos poéticos de sugestiva continuidad, constituye un solo libro de tiernos, austeros registros, y su verso exhala siempre una gota de ensueño, prieta dentro de una imagen poco transitada.