Resumen:
El problema ontológico —la reflexión del hombre sobre sí mismo y su destino— surge en el teatro europeo a fines del siglo XIX; penetró antes en la lírica. Cuando el hombre piensa que la ciencia no explica todos los aspectos de su ser, que el intelecto no es todo el hombre, y que hay algo que escapa a la pura explicación intelectualista; en una palabra, cuando el positivismo no alcanza a satisfacer, irrumpe la angustia metafísica. Y esa angustia da en el teatro, el drama moderno, que propone problemas propios de una época llena de inquisiciones y de torturas anímicas.