Resumen:
Ortiz es un verdadero poeta, ya que su poesía es el fruto de una contemplación que condesciende, por amor, al plano natural de los signos. Este poeta, que configura una personalidad cautivante hasta en su enriquecido anecdotario, se ha refugiado inclusive en la brevedad de los tipos gráficos, de cuerpos mínimos, para no desnaturalizar la levedad de lo que escucha en él. Para que el tránsito del silencio a la voz no altere la fisonomía del hálito musical con que se inicia siempre la verdadera y auténtica poesía.