Resumen:
La novela mexicana ha sido —desde su aparición— un instrumento funcional para captar la realidad, para expresarla y para conferirle sentido y perduración. La novela es concebida, al decir de Thomas Mann, como una aspiración al conocimiento lúcido. Esta preocupación original le permite responder a la tonalidad general de la narrativa latinoamericana que nace comprometida con su circunstancia y asume, desde el primer momento, una actitud de comprensión y más adelante de transformación de la realidad social, de denuncia y testimonio de los males y de las aspiraciones de los pueblos.