Resumen:
Un escritor con un singular bagaje de optimismo; esto es decir, un remanso entre el maremágnum de cosas rotas y descompuestas que tiene para ofrecernos la literatura de nuestro tiempo. Y aquí no valen consabidas excusas: la crisis del siglo XX, las dos guerras mundiales... En esas mismas aguas anduvo navegando Gerchunoff. Porque si bien una de las obras que vamos a comentar resulta anterior a la Gran Guerra, la otra es posterior a ella y a la del 39-45. Pero queremos decirlo con sus propias palabras: el escritor que sobrevive, no pertenece ni a la vieja ni a la nueva sensibilidad, sino a la sensibilidad, sencillamente, y sobrepasa al tiempo por haber sido, antes que nada, un testimonio profundo y libre del tiempo en que ha vivido.