Resumen:
Complejas fueron sin duda las causales que llevaron las tropas de Belgrano a las dos derrotas que sufrieron en tierras altoperuanas. Es fácil señalar una o dos causas, como la impopularidad del ejército porteño, después de los escándalos de Castelli y de Monteagudo, que dieron a la tropa patriota la fama de "infernal" y como el hallarse el ejército en tierras de topografía accidentada y poco o nada conocida. También se ha señalado que ya no era un buen general el que estaba al frente de las tropas realistas, sino un excelente militar, ducho en el arte de la guerra. Ni cien Tristán valían lo que Pezuela. Todas esas son razones, pero no fueron la razón; pudieron ser con causas pero no la gran causa. Esta, así parece, era algo intrínseco al ejército patrio. La organización de éste había sido una empresa ardua, llena de dificultades y aunque parecía ser una realidad, carecía de algo fundamental: no contaba con una oficialidad que mereciera llamarse así.