Resumen:
La soledad, que fue un símbolo en la vida espiritual de Rilke, su patria, su destino, su pasión, comienza a perfilarse vagamente en los primeros años de su infancia transcurridos en Praga, por aquel entonces capital de la provincia austríaca de Bohemia. Porque la poesía quizá sea el marco donde se vislumbra la existencia de una gran soledad, y puede ser la soledad una forma de la poesía en su más culminante expresión. El hombre, por la naturaleza y capacidad de sus ideas, vive sólo en relación con los demás seres debido a diferencias de temperamento y a los desencuentros que trama el destino, pero la soledad de las grandes almas en las regiones del Arte es natural y necesaria.