Resumen:
Durante décadas, y en forma sistemática, los argentinos hemos sido educados en la ignorancia o indiferencia acerca de nuestra propia historia. En la "historia argentina" enseñada y aprendida no se jugaba el destino de la Nación; el pasado era simplemente "pasado", sin conexión con el presente, y obviamente tampoco con el futuro. Sin embargo en el presente está contenido en cierta forma el pasado y prefigurado el futuro. Esta relación entre los tres tiempos históricos se manifiesta en el hecho de su comprensión. La comprensión del presente requiere un saber del pasado; pero la comprensión del pasado exige un saber del presente; el tiempo presente rectifica o confirma toda hermenéutica del pasado. Cuando se pierde la conciencia del pasado, el presente pierde el grado de inteligibilidad histórica que posee. Y puede resultar el imperio de la pura multiplicidad y entonces adviene la indiferencia. Cuando se pierde el dominio del presente no se puede proyectar el futuro; se pierde la aptitud para la vida histórica.