Resumen:
El romanticismo redescubrió España. Los escritores y pensadores de esa tendencia así como muchos de sus pintores, elaboraron los fundamentos de la imagen que hoy tenemos de la península. En el crepúsculo del iluminismo, el hombre europeo mira allende los Pirineos y se encuentra con un dilatado panorama espiritual que, muy pronto, hará suyo. La aventura napoleónica no es ajena a esa revalidación: a su zaga, empiezan a llegar los viajeros. Los Pirineos se ponen de moda como ocurrió con los Alpes en la época de Petrarca. Los románticos tratan de cruzarlos. España estaba encerrada entre el mar y la montaña. El iluminismo había divulgado la leyenda negra. Consecuentemente, la actitud de los románticos comporta de hecho una crítica y una reacción contra el siglo de las luces y contra esa misma leyenda negra.