Resumen:
En este año (1978) en que se cumple el bicentenario del nacimiento del Padre de la Patria, debemos recoger su ejemplo, aprendiendo a vivir en libertad, como la que él logró para los pueblos americanos. Vivir para la mansedumbre es tarea sencilla, pues, el sometido ni piensa, razona o decide; sólo le basta poseer la docilidad del asno para la noria o la resignación del perro para el dogal. En cambio, vivir para la libertad es vivir para la responsabilidad, para el orden, para las jerarquías de la ley. Es vivir para la consecusión de los fines esenciales del hombre, para la realización del derecho.