Resumen:
Al evocar la vida y la obra del general don José de San Martín hay que hacerlo con unción religiosa en los labios y recogimiento solemne en el corazón. No fue un soldado más en la gesta emancipadora de medio continente, ni al ejercer funciones de gobierno limitó su actividad a la mera rutina burocrática. Pudo serlo todo en su país de origen y en las naciones en lás cuales fundó la libertad. Cuando por las pasiones desencadenadas se desconoció su nombre y se dudó de su buena fe, Sán Martín no tuvo una sola palabra de queja, un solo gesto dé reproche, firmemente convencido de que la posteridad haría justicia a sus méritos. Esa hora de reparación tardó en llegar, sii bien en los últimos años de su heroica y trabajada existencia alcanzó a percibir algo de su gloria pòstuma en las visitas frecuentes que personalidades destacadas de América le hacían en su solitario retiro de Francia.