Resumen:
Don Juan Cañás, poseedor de importantes extensiones de tierra, funda en el taco de la bota santafesina un pueblo que llevaría su nombre: "Villa Cañás". Fueron llegando inmigrantes con todo su equipaje de ilusiones y de fuertes deseos de trabajar en esta bendita y nueva tierra. Casi todo inmigrante trajo de su país natal semillas para multiplicarlas; así vemos el caso del trigo "Barleta" (nombre del inmigrante que lo trajo). Lo mismo ha sucedido en el caso de algunos maíces y hortalizas. Todo esto, acompañando las sabias siembras de nuestro protector de la agricultura, Manuel Belgrano, trajo grandes beneficios a nuestro país y por ende al inmigrante colonizador. La agricultura absorbía cada vez más mano de obra y así se fueron multiplicando los habitantes de las colonias. El inmigrante rural no quería ser menos que aquéllos que tanto dieron al país y a los que se llamó la generación del 80. Como corolario a sus esfuerzos, en cada colonia comienzan a fundarse escuelas con la colaboración del vecindario y a través de la Cooperadora. Una experiencia muy favorable para el hijo del inmigrante fue la creación de clubes juveniles por parte de la Federación Agraria Argentina. Villa Cañás fue creciendo y junto a a ello se incrementaron las propuestas de creación de Cooperativas y escuelas secundarias e instituciones públicas y privadas que aportaron al agro.