Revistas, arquitectura y ciudad: valor y sentido de las publicaciones en la era digital
Comunicar con las tecnologías de información: impacto en las publicaciones
Comunicar con las tecnologías de información: impacto en las publicaciones
Arquisur revista, vol. 14, núm. 26, pp. 38-39, 2024
Universidad Nacional del Litoral
Comunicar con las Tecnologías de información: impacto en las publicaciones
El acto de comunicar entendido como la acción destinada a «dar a conocer algo» es probablemente la tarea que en el tiempo ha acogido mayor cantidad de demandas de acomodación debido a los cambios y evolución de los medios, la inclusión de distintos formatos y, en lo fundamental, las coberturas deseables o factibles de alcanzar, por lo que estratégicamente y con independencia del mensaje, es preciso observar los modos de comunicación, sus aportaciones, y evaluar la oportunidad de acogerlos en escenarios que varían con relación a la disciplina, de modo que se debe particularizar.
En el caso de la arquitectura, y a diferencia de otras disciplinas, la comunicación se produce con la materialización del proyecto, corresponde al acto de instalación y, por consiguiente, disposición al juicio público respecto de su contribución. El mensaje que entrega la arquitectura contempla distintos aspectos que, aun con las acomodaciones temporales, suelen permanecer invariables en el tiempo, por lo que para reconocerlos se recurre a la memoria que almacena patrones asociados a formas culturalmente aceptadas, que permiten identificar el destino de un objeto arquitectónico mediante la lectura del lenguaje de las formas y sus asociaciones culturales y simbólicas, condicionadas por las características del medio de instalación, el modo de producción, la ideología, la disponibilidad de recursos, el conocimiento técnico y el desarrollo tecnológico.
La significativa relevancia que ofrece la visualización del objeto arquitectónico tiene márgenes comunicacionales dados por fronteras territoriales y de conocimiento, por lo que desde la disciplina se han asumido formatos destinados a registrar, informar, difundir, explicar, criticar y enseñar, intentando cubrir las necesidades gremiales y formativas desde el registro documental, escenario en el que los libros se transformaron en el principal puente de comunicación, que salvó las distancias al hacer posible imaginar las producciones que fueron y son fuente de aprendizaje temático con horizontes temporales extendidos, que dan cuenta de procesos y reflexiones.
Con el tiempo, la necesidad de comunicar se enfocó en matices asociados por objetivos, siendo probablemente la segmentación por grupos la que orientó las opciones de publicación, oportunidad que los desarrolladores de proyectos de arquitectura asumieron mediante la creación de revistas en las que mostraron las intervenciones que realizaban, donde reflexionaban respecto de su idoneidad y también del hacer de la arquitectura y de la profesión. Fueron durante gran parte del siglo XX la principal plataforma de discusión temática. Las universidades y grupos de estudio también asumieron la plataforma y, con una mirada enfocada en los procesos reflexivos, ofrecieron espacios de publicación, avanzando en especificidades de la arquitectura respaldados por sus activos académicos. Cabe destacar que el formato revista se caracteriza por ser una publicación periódica, asociada a una institución que se responsabiliza de sus contenidos y cuenta con la contribución de distintos autores que se refieren a temas particulares, siendo probablemente el modo más efectivo para comunicar prontamente los avances disciplinares, por lo que suelen impactar en el medio transformándose muchas veces en referentes inductores de decisiones que condicionan la producción.
Actualmente, la mayoría de las revistas asociadas a la disciplina de la Arquitectura tiene domicilio en las universidades y centros de estudio e investigación. Fueron creadas para difundir el hacer que se gesta en sus dominios, lo que tuvo un efecto endogámico que no necesariamente se condice con la universalidad y que es preciso sostener cuando el objetivo principal es contribuir al desarrollo disciplinar, misión que solo se puede cumplir cuando las fronteras se abren a la excelencia, no obstante el domicilio del que provengan, desafío que las revistas asumieron invitando a participar a las comunidades asociadas a la disciplina, estableciendo parámetros e indicadores de selección y evaluación de artículos destinados a asegurar la calidad, el aporte y la transparencia. La carrera por publicar se había iniciado y las revistas aprovecharon la producción científica, transformándose en referentes y argumento de contribución para la posición en los rankings de la institución que los alojaba, reconocimiento que valoró el aporte, pero también desató una nueva competencia. Esta vez ese ranking de las revistas demandó la creación de instancias y el establecimiento de un mecanismo destinado a medir la contribución, sistema al que las distintas revistas se someten cuando alcanzan los indicadores exigidos y que, al ser cumplidos, las posiciona respecto del universo de publicaciones en el área.
La evolución de las revistas se ha focalizado en aspectos productivos y en especial asociados al aseguramiento de la calidad, intentando incrementar las coberturas a fin de transversalizar sus contribuciones, escenario en el que la irrupción de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) han cumplido un rol fundamental al permitir agregar una nueva plataforma que obligó a cambiar la impresión en papel por los pixeles en un dispositivo. No se trata solo de un cambio de formato, sino de un modo de acceso a la información y a los contenidos, probablemente más masivo y con criterios de selección distintos, que las revistas han asumido adaptando sus formatos y procurando avanzar en modelos de comunicación que acojan las oportunidades que ofrecen las plataformas digitales. Sin duda, y dado que se trata de una migración de medio, la adaptación no basta, no es solo la expansión de la dimensión física; es asumir un medio en el que la búsqueda, selección y registro funciona de manera conjunta, por lo que la catalogación y visualización deben relacionarse a fin de ofrecer un producto específico. El artículo, que prácticamente se desprende de la revista, adquiere un camino propio, pese a que aquella sigue siendo la sostenedora.
La plataforma digital también ha sido una oportunidad para la creación de nuevos formatos de publicación. La web ArchDaily, creada el año 2008 en el dominio «cl» como una enciclopedia digital de la arquitectura, actualmente cuenta con una amplia cobertura en distintos lugares del mundo. Sin embargo, es probable que su mayor contribución sea el aprovechamiento que editorialmente hace del medio en que se instala al sumar aportaciones a través de un sistema de registro que asegura la calidad, con barreras temáticas y de control, orientado a un público que requiere información actualizada del hacer de la arquitectura, el mismo objetivo de las primeras revistas de arquitectura que desde las asociaciones gremiales mostraban y cuestionaban lo que se estaba haciendo, mientras intentaban enseñar y fundamentar la decisiones de diseño, evidenciando que las necesidades de consumo de publicaciones de arquitectura son las mismas y que lo importante es usar los medios que existen, considerando los atributos que poseen y las posibilidades de recepción y almacenamiento que ofrecen.
Aparentemente, el principal desafío que enfrentan las revistas científicas es ascender o mantener las indexaciones a fin de validar y potenciar su contribución a la disciplina. Pero al observar las oportunidades que ofrecen las plataformas digitales, parece necesario explorar el modo de comunicar que promueven, considerando emisor y receptor como sujetos activos que participan de la producción y de la transferencia, muchas veces en forma simultánea. En particular, ARQUISUR Revista cuenta con una masa crítica significativa que suma un número importante de universidades. Luego, llegar a cada uno de los segmentos que las componen y extenderse a otras latitudes es una necesidad imperativa, lo que se debe lograr desde su edición, desde el diseño de un formato que reconozca los recursos y herramientas que los medios digitales ofrecen y los instale en una plataforma que, manteniendo sus orientaciones y contenidos, asuma las nuevas oportunidades de comunicación y cobertura.