Apuntes
Sobre: Ficciones fónicas. Materia, paisajes, insistencias de la voz, de Gabriela Milone. Mímesis, 2022.
El taco en la brea
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN: 2362-4191
Periodicidad: Semestral
vol. 10, núm. 18, e0127, 2023
Milone Gabriela. Ficciones fónicas. Materia, paisajes, insistencias de la voz. 2022. Argentina. Mímesis |
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Para citar este artículo: Jorge, J. (2023). Sobre: Ficciones fónicas. Materia, paisajes, insistencias de la voz, de Gabriela Milone. El taco en la brea, (18) (junio−noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. DOI: 10.14409/eltaco.2023.18.e0127
Abre la boca, abre el mundo
Ediciones Mimesis presenta el libro de Gabriela Milone Ficciones fónicas. Materia, paisajes, insistencias de la voz (2022). Antecedido por Luz de labio. Ensayos de habla poética (Portaculturas, 2015) y otros capítulos de libros y artículos de la autora, su último libro evidencia el avance en una trayectoria de investigación al día con las necesidades de un cruce disciplinar que, más allá de la simple descripción de lo que conviene a cada área, se detiene en las conciliaciones y coincidencias que se dan en los intersticios de las disciplinas. Ante la vibrancia de la materia de la voz, Milone piensa en voz baja las sutilezas de su objeto y de los modos de aproximarse a él. Así, este libro se vuelve una intervención singular en el campo de los estudios sobre la poesía y las escrituras contemporáneas. Inquietada por la pregunta por un modo de hacer, de pensar, de investigar, inventar e intervenir. Ficciones fónicas presta oído al abismo sonoro de las poéticas contemporáneas a través de un ejercicio donde ficción, poesía y teoría pueden convivir sin contradecirse, o mejor aún, señalando los umbrales que las conectan.
El texto se acompaña por ilustraciones de Codex Seraphinianus (1981) del artista Luigi Serafini, las cuales no tienen solo una función decorativa. Las imágenes de esta enciclopedia (cuyas ilustraciones muestran mutaciones impredecibles basadas en una similitud morfológica) comparten con el libro de Milone un tipo de imaginación, en su caso teórica, que prescinde de las argumentaciones lógicas de las disciplinas. Así, por ejemplo, como la popular ilustración de una pareja copulando que muta en caimán, en Ficciones fónicas los ejercicios como la variación homofónica, la analogía material entre bocas, cavidad fónica, cavernas valles o bien la zoofonia que explica el origen del habla con los gritos de las ranas de Jean‒Pierre Brisset o la zoografía de la baba de caracol, voces y escrituras que vibran en la superficie de la materia.
Esta variedad de materias fónicas lleva a la autora a proponer una premisa de comienzo. Partiendo de una inquietud material de la voz, Milone pone en movimiento un pensamiento obstinado e indisciplinado afín a su objeto. La voz (ese objeto volátil que modula en materia fónica, cosa sonora, grito, susurro) deviene en los intersticios de las disciplinas, cuyo origen puede ser imaginado a través de sus desvíos sin por ello abandonar su conceptualización. Si el punto de vista define el objeto de la lengua, pues Milone nos propone un viraje (de la vista, del oído, del tacto) de perspectivas. Entonces, sin renunciar a la imaginación, la voz en sus dimensiones filosóficas y poéticas inquietan a la autora en una multiplicidad de preguntas que de ningún modo pretende responder con rigor científico sino con la vitalidad propia de los desaciertos. Además de devenir pregunta, la transitividad del verbo inquietar da la clave de las respuestas posibles. Milone pone en movimiento el pensamiento sobre la voz para tramar un campo teórico de exploración poética. En este sentido, escribe:
Ahí donde las inflexiones de una voz dan cuenta de una materialidad (aunque indefinida) y de una localización (pero inaudita), ahí se abre (...) una pluralidad de figuras y ficciones para reflexionar sobre la lengua desde el umbral donde las disciplinas se abren para mostrar las zonas que aun buscan ser pensadas (desde teorías quizás más flexibles, o por qué no, teorías que asuman su parte de ficción, su parte poética). (32)
Entonces, vale mencionar esas trayectorias y modos de hacer de quien escribe (sobre) la voz. En la primera parte «Insistencias de la voz», Milone reúne cuatro textos en torno a la voz como materia presente en cada boca. Así, teorías como la de Emeterio Villamil Rada o la de Jean‒Pierre Brisset se exponen como desvíos en los mitos originarios sobre los que se han interrogado las diferencias entre la voz humana y no‒humana desde las ruinas de Babel. La voz cuanta materia sonora se vuelve una cosa en la boca, posible de deslizar a otros paisajes tales como la caverna, el valle, el caparazón de un caracol, donde el viento —en tanto aliento del mundo— articula las voces de las materialidades en una lengua cuyos significantes no aluden al mero significado ni mero sonido.
En una segunda parte, «Ficciones insumisas» presenta la ficción como uno de los recursos necesarios para explorar una zona nebular inestable donde el cruce de teoría y poética exponen intermitencias, destellos, matices. La exploración poética no busca las determinaciones de las categorías, más bien potencia la dimensión imaginaria de las teorías. Poema y concepto se con‒funden para, por ejemplo, re‒anudar la relación entre corteza, madera y el papel en una ficción caligráfica donde el grito de la voz esquiva la significación para exteriorizar su potencia material.
Por último, «Paisajes fónicos» contiene textos que nos presentan experiencias de contacto con materiales y paisajes sonoros que atraviesan la subjetividad lectora de la autora. De este modo, Milone insiste en los matices que cobra la cosa sonora en el paisaje. Este devenir sonoro de la materia permite reconceptualizar la noción de paisaje (actualmente en boga en los últimos en el campo general de las «humanidades ambientales»). En Ficciones Fónicas el paisaje ya no es lo que está ante la mirada del sujeto que lo construye o la construcción espacio‒temporal de un entorno. Se trata del volumen del paisaje fónico en su doble dimensión material (sonora y morfológica): desde su leve presencia en la planitud de una página que proyecta en su etimología compartida el espacio ocupado por el volumen de un pagus y el paisaje que este conforma. Así también el volumen inasible que destila el vapor de una vocal o la fragilidad de una lengua fósil que sobrevive en su relato de viejos tiempos.
Dos apartados se encargan del final abierto del libro: «Coda» y «Ficciones Bibliográficas». En ellos se exhibe el taller de una investigación. En el primero, Milone expone pliegues imprevistos de las teorías y las poéticas que abren la boca para umbralizar un mundo. En el segundo, un relato bibliográfico argumenta no solo el advenir de las referencias al cuerpo del libro sino también la necesidad de recursos como el epígrafe y la nota al pie para el despliegue de la ficción. Al encontrarnos con este final conocemos la materialidad de un trabajo de investigación‒invención: los dobleces de las páginas de sus libros, el desplazamiento de una mano que anota un comentario al margen, el pliegue y despliegue de una boca que lee Trilce de Vallejo o los palíndromos de Karcino de Filloy. Finalmente, para materializar e imaginar este taller, la última página nos ofrece un relato fuera de la escena teórica. Este libro fue escrito en un año raro, el 2020, por una mujer atrincherada en su propia casa. Una mujer que destinó sus fuerzas a mantener el equilibrio necesario que signa la voz junto al sonido del teclado QWERTY que escribió Ficciones fónicas.
Información adicional
Para citar este artículo: Jorge, J. (2023). Sobre: Ficciones fónicas.
Materia, paisajes, insistencias de la voz, de Gabriela Milone. El taco
en la brea, (18) (junio−noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. DOI: 10.14409/eltaco.2023.18.e0127