Dossier

Experiencias locales de un antifascismo internacional. Escritores de América en defensa de la democracia

Local experiences of international anti‒fascism. American writers in defense of democracy

Sebastián Nicolás Merayo
Universidad Nacional de Rosario ‒ Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

El taco en la brea

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN: 2362-4191

Periodicidad: Semestral

núm. 19, e0139, 2024

revistaeltacoenlabrea@fhuc.unl.edu.ar

Recepción: 19 Diciembre 2023

Aprobación: 19 Febrero 2024



DOI: https://doi.org/10.14409/eltaco.10.19.e0139

Resumen: En este artículo proponemos narrar un acontecimiento político‒cultural relacionado a la trama de solidaridad internacional en torno al exilio español republicano una vez finalizada la Guerra Civil en aquel país. Para ello nos referiremos a una intervención desarrollada en la ciudad de Rosario en abril de 1939, cuya finalidad fue la de recaudar fondos para el traslado de españoles hacia Chile en el vapor Winnipeg. La principal figura e impulsor de esta travesía fue el escritor y embajador cultural de Chile en Francia, Pablo Neruda. Con su presencia, sumada a la de otras figuras de la cultura, tanto locales como internacionales, se llevó a cabo un acto bajo el título «Por la defensa de las democracias en América» en el Teatro Cine Real de esta ciudad. El evento dejó trascender algunos aspectos que nos interesan explorar. Por un lado, el impacto local de las prácticas de solidaridad internacional asociada al antifascismo; por otro, la emergencia de espacios asociativos culturales conformados por intelectuales comprometidos ideológicamente; por último, planteamos una reconstrucción del panorama político cultural a partir de un cruce entre diversas fuentes hemerográficas como la prensa local, los diarios de las organizaciones, el Boletín de Cultura Intelectual y los prontuarios policiales en la descripción de dicho evento.

Palabras clave: escritores, democracia, antifascismo, América, Rosario.

Abstract: In this article we propose to narrate a political‒cultural event related to the plot of international solidarity around the Republican Spanish exile once the Civil War in that country ended. For this we will refer to an intervention carried out in the city of Rosario in April 1939, whose purpose was to raise funds for the transfer of Spaniards to Chile on the steamship Winnipeg. The main figure and promoter of this journey was the writer and cultural ambassador of Chile in France, Pablo Neruda. With his presence, added to that of other cultural figures, both local and international, an event was held under the title «For the defense of democracies in America» at the Teatro Cine Real in this city. The event revealed some aspects that we are interested in exploring. On the one hand, the local impact of international solidarity practices associated with anti‒fascism; on the other, the emergence of cultural associative spaces made up of ideologically committed intellectuals; Finally, we propose a reconstruction of the cultural political panorama based on a cross between various newspaper sources such as the local press, the organizations' newspapers, the Intellectual Culture Bulletin and the police records in the description of said event.

Keywords: writers, democracy, anti‒fascism, America, Rosario.

Introducción

EL PARTIDO COMUNISTA se adhiere e invita a sus afiliados, simpatizantes y amigos al Acto Público POR LA UNIÓN DE LAS DEMOCRACIAS DE AMÉRICA el día 1 de abril a las 16 hs en el Cine Real. Oradores: Rodolfo Peña Soria (Méjico); Pablo Neruda (Chile); Pedro Motta Lima (Brasil); Juan Marinello (Cuba); Eduardo Blanco Amor y Córdova Iturburu. ¡Por la unidad nacional y continental contra el fascismo y sus agentes en América! ¡Por una mayor ayuda y solidaridad a los luchadores antifascistas de España![1]

Estas palabras remiten a un volante de difusión emitido por el Partido Comunista (PC) de Rosario con el fin de convocar a dicho acto en el Cine Teatro Real de esta ciudad. El mismo fue incautado por la Policía a un militante de esta organización en las puertas del cine. Tras su detención, el oficial a cargo dejaba sentado, de puño y letra, el siguiente informe:

En la fecha procedí a la detención de José Romano en circunstancia que en el interior del hall del Cine Real se dedicaba a repartir volantes del Partido Comunista invitando al acto que en dicho cine se realizaba en el día de la fecha por la Unión de las Democracias de América. El volante fue entregado a la guardia de Investigaciones a disposición de su imperiosidad. Como así una cantidad de volantes. Oficial Fernández.[2]

No era la primera vez que una persona era detenida por razones políticas o ideológicas, así como tampoco una novedad que la propia policía pusiera bajo sospecha e incautara un conjunto de panfletos relacionados a un hecho político. Sin embargo, la magnitud de la actividad, tanto por su trascendencia internacional, así como por su vinculación con algunos escritores locales, ponía al descubierto un conjunto de prácticas culturales en un escenario político atravesado por la lógica del anticomunismo en las derechas autóctonas como contraposición a un rol cada vez más comprometido de las asociaciones antifascistas.

Este acontecimiento fue parte del trabajo que desempeñaron las agrupaciones culturales ligadas a las redes antifascistas. Como hecho anecdótico y simbólico, se llevó a cabo el mismo día en que finalizaba la Guerra Civil Española, el 1 de abril de 1939 y formaba parte de una disposición establecida por el Congreso Internacional de las Democracias en América, organizado por entidades políticas, intelectuales y dirigentes gubernamentales de diferentes lugares del continente, en la ciudad de Montevideo entre los días 20 y 25 de marzo de ese año, en el cual uno de los puntos más importantes fue el objetivo de recaudar fondos y destinarlos a la ayuda con los españoles refugiados en campos de concentración al sur de Francia. En ese contexto es que algunos de los participantes iniciaron una gira por diversas ciudades.

Desde inicios de la década de 1930, el ambiente cultural rosarino estuvo atravesado por el desarrollo de prácticas estéticas y literarias en las que diversos escritores y artistas fueron constituyendo sus agrupamientos y entidades intelectuales ligadas a las izquierdas y el antifascismo. Entre ellas la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos, el Colegio Libre de Estudios Superiores, la Agrupación de Intelectuales Artistas Periodistas y Escritores (AIAPE), el Ateneo Luis Bello, entre otros. Hacia el año 1939, el predominio de estos actores en el campo de la cultura le imprimieron una relevancia notable a la ciudad a través de mecanismos de acción en los que se conectaban diferentes tópicos como: la defensa de la cultura, la solidaridad internacional, la vinculación entre de vanguardias estéticos‒literarias con elementos provenientes de la cultura popular urbana y una sensibilidad por lo social (Fantoni, 2014; Merayo, 2022).

La figura y orador principal del acto fue el escritor Pablo Neruda, por ese entonces, Embajador Cultural de la República de Chile en Francia, futuro miembro del Partido Comunista y encargado de financiar el buque Winnipeg para el traslado de personas hacia Chile. Además de él, hicieron uso de la palabra el escritor cubano Juan Marinello; Juan Fahy, representante del Comité norteamericano de ayuda a España, miembro del Comité de Estudiantes por la Paz de Nueva York; el escritor rosarino Fausto Hernández; María Luisa Callejo por la agrupación España Leal, quien era miembro de la Junta Pro Socorro y Reconstrucción de España de Rosario.

El acto tuvo una notable repercusión en la prensa local y en algunas revistas culturales que le dieron un tratamiento especial. Sin embargo, además de destacar a dichas «figuras», nos interesa poder ubicarlo en el escenario político provincial, ya que consideramos la importancia del mismo a partir de un contexto de polarización ideológica. Es bajo este escenario que vemos la necesidad de entrecruzar narrativas que describieron la trascendencia de este acontecimiento para problematizar su relevancia política y cultural, analizando las agrupaciones que lo organizaron, el ambiente cultural de una ciudad abierta al viento del mundo, el clima de las tensiones ideológicas, entre otras dimensiones a indagar. Proponemos partir de un análisis del marco internacional en 1939 para luego focalizar en el acto y el lugar que tuvo la prensa. Al final, haremos un repaso por las condiciones del ambiente cultural rosarino en los años 30 y el papel del Estado provincial.

La escena

El año 1939 nos coloca en un momento clave del periodo de entreguerras, ya que mientras se consumaba la derrota del bando republicano en la Guerra Civil Española y el triunfo del franquismo en aquel país, el mundo y las potencias occidentales se abocaban a una nueva conflagración mundial. En su historia El amante uruguayo, el escritor Santiago Roncagliolo (2012) describe los itinerarios intelectuales de Enrique Amorín y traza un recorrido por las conexiones interpersonales entre escritores y artistas de Hispanoamérica entre los que se destacan figuras como Federico García Lorca, Pablo Neruda, Jorge Luis Borges, Horacio Quiroga, Norah Lange, entre otros. En ese clima plantea que

la Guerra Civil Española se vivó con intensidad en el Río de la Plata, que por su condición portuaria y por su población inmigrante, miraba más hacia Europa que hacia América. Multitud de intelectuales y artistas de la zona se opusieron activamente al fascismo. (2012:205)

Durante el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial, el campo de la cultura en Latinoamérica se había mostrado como una zona no carente de disputas y debates en torno a las problemáticas más acuciantes por las que atravesaba el mundo (Miranda, 2016; Alle, 2019). El compromiso asumido por muchos intelectuales de diversas disciplinas los convertía en sujetos críticos permeados por una impronta política y una sensibilidad social que no dejaba por fuera los debates estéticos en torno a las formas de hacer arte o de escribir literatura. De algún modo, ese quehacer de los intelectuales formaba parte de los debates sobre el rol que sus obras, sus producciones, sus asociaciones y las redes o lazos constituidos debían ejercer en la sociedad.

En este sentido, consideramos a la construcción de la figura del «intelectual» como parte de un largo proceso en donde los mecanismos de escritura y las formas de hacer arte se pusieron en diálogo con las ideologías y la situación política internacional (Petra, 2013). De tal forma concebimos a dicho periodo como un punto de inflexión acerca de los modos en que estos debían ejercer sus prácticas. Precisamente, fue durante los años 30 que el avance de los Estados autoritarios en Europa y las crisis de las democracias en occidente impregnaron una disputa en el plano de la cultura que tornó al antifascismo como una forma de resistencia.

En este contexto, el gobierno de Chile había cambiado desde 1938, cuando el candidato del Frente Popular, Pedro Aguirre Cerda, obtuvo la presidencia en una coalición de diferentes partidos de centroizquierda. Este funcionó como una coalición social más amplia, ya que pudo convocar a un conjunto de intelectuales, artistas y escritores chilenos como la educadora Gabriela Mistral y el escritor Pablo Neruda, quienes se comprometieron con el clima que vivía el país y el mundo. Entre los principales movimientos culturales se destacaron la Generación literaria del 39 y el colectivo poético surrealista Mandrágora.[3]

Partida del Winnipeg[4]
Partida del Winnipeg[4]

En sus memorias narradas en el libro Confieso que he vivido, Neruda afirma que este gobierno lo envió a Francia

a cumplir la más noble misión que he ejercido en mi vida: la de sacar españoles de sus prisiones y enviarlos a mi patria. Así podría mi poesía desparramarse como una luz radiante, venida desde América (...) así mi poesía llegaría a confundirse con la ayuda material de América. (1974:192)

Sin embargo, la empresa de llevar españoles a su país no fue tarea sencilla. Luego del nombramiento como embajador y la misión de exiliar refugiados, el mismo presidente le pide y da instrucciones para que dé marcha atrás (Roncagliolo, 2012:222). De esta manera, lo primero que Neruda debió organizar fue el apoyo continental y de amplios sectores políticos y sociales. El barco Winnipeg había sido adquirido por el gobierno republicano en el exilio. Estaba amarrado en el puerto de Bordeaux y lo habían reformado para aumentar la capacidad de pasajeros. Luego de conversar con Negrín, presidente de la República Española en el Exilio, le anuncian al Ministro de Relaciones Exteriores de Chile que no se iba a acatar la decisión del presidente y que el Winnipeg iba a partir. Finalmente, envuelto en sucesivas tensiones, Cerda terminó aceptando.

El trabajo de organizar, examinar, seleccionar la inmigración, había sido una tarea dura y solitaria. Por fortuna, el gobierno de España en el exilio había comprendido la importancia de mi misión. Pero cada día surgían nuevos e inesperados obstáculos. Mientras tanto, desde los campos de concentración, que amontonaban en Francia y en África a millares de refugiados, salían o se preparaban para salir hacia Chile centenares de ellos. (Neruda, 1974:198)

Lo interesante para nosotros es destacar los circuitos de conexión de un antifascismo internacional donde la solidaridad, la defensa de la cultura y de las democracias fueron puntos nodales en los itinerarios de estos intelectuales. Muestra de ello fue el Congreso Internacional de las Democracias de América realizado en Montevideo, donde participaron delegaciones de Argentina, Bolivia, Brasil, Canadá, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Estados Unidos de América —inclusive el territorio de Puerto Rico, representado por una delegación especial—, México, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela.

En lugar de delegados de gobiernos oligárquicos o de agentes de países totalitarios, el certamen democrático, celebrado en la sede prestigiosa del Ateneo del Uruguay, ha reunido a toda una pléyade de hombres ilustres y ciudadanos principistas, de actuación destacada en el campo de la política, la acción social o el pensamiento (...) En el Gran Congreso Internacional de la Democracias de América dominó en todo momento el fervoroso anhelo de salvar a nuestro hemisferio de la penetración imperialista del nipo‒nazi‒fascismo internacional (...) El deber de los ciudadanos del continente es llevar adelante la voz viril del Congreso de Montevideo a todos los ámbitos del Nuevo Mundo. El imperativo del presente de nuestros pueblos debe plasmarse en la lucha por las reivindicaciones políticas, sociales, económicas y culturales.[5]

En estas palabras iniciales, podemos ver un antifascismo asociado a la idea de integración de los pueblos de América frente al peligro en común, en el cual la defensa de la democracia y el rol central de los intelectuales eran considerados elementos claves para el porvenir o el «Nuevo Mundo». Allí se formularon y adoptaron un gran número de declaraciones, relativas en parte a los temas siguientes: crear la Confederación de las Democracias de América, organismo que estaría compuesto de todos los partidos políticos de ideología y conductas democráticas activos en América; la lucha contra el fascismo; el repudio a la teoría de las razas; un marcado auxilio para refugiados españoles; se señalaba además la independencia de Puerto Rico; se establecía como propuesta de celebración del próximo Congreso en 1940, en la ciudad de Washington; se promovía la creación de la Oficina de Confederación de las Democracias de América en Uruguay. Sumado a ello, dicho congreso impulsó una agenda social tendiente a la clase trabajadora y a sectores de las juventudes. En este sentido, es importante señalar la vinculación de este antifascismo con una agenda social y educativa para una democracia pensada como freno de las políticas de los gobiernos autoritarios, oligárquicos y el inminente peligro del nazi‒fascismo en América.

El punto número 8 de las resoluciones se titulaba: «La juventud y su importancia en la lucha antifascista; su organización y la constitución de organismos nacionales en cada país». Resumidamente allí se establecían los siguientes puntos:

Constitución de Comisiones de Estudio, que trabajen sobre la base de Estadística, Encuestas y Brigadas de Investigación Social, a través de las siguientes Comisiones de Materias de Bienestar Juvenil: Trabajo. — a) Desocupación; b) Salarios; c) Edad mínima; d) Duración del Trabajo ; e) Seguro de Cesantía; f ) Aprendizaje; g) Sindicalización; h) Trabajo de la Infancia; i) Vacaciones pagadas; j) Descanso; k) Trabajo nocturno; 1) Problemas generales del Trabajo Femenino. Educación. — a) Extensión Universitaria Popular; b) Brigadas Juveniles de Divulgación cívica y social, especialmente entre el campesinado; c) Campaña Juvenil de Alfabetización; d) Educación vocacional; e) Educación Técnica; f) Educación Moral y Sexual; g) Educación Antirracista; h) Educación Rural; i) Enseñanza post escolar; j) Vagancia Infantil; k) Provisión gratuita de elementos de estudio a los escolares. Sanidad e Higiene a) Seguros sociales; b) Alimentación; c) Higiene Social; d) Lucha contra el alcoholismo; e) reposo preventivo; f) Enfermedades de trascendencia social; g) Prostitución; h) Habitación económica; i) Condiciones de vida de la juventud rural; j) Comités locales de Bienestar Juvenil. Delincuencia Juvenil a) Tribunales especiales; b) Culturales; c) Deportivas; d) Horas libres de la Juventud Campesina y Urbana, etc.[6]

En lo que respecta al derecho al asilo de las personas perseguidas por razones políticas, sociales y raciales, se instaba a que los partidos políticos y organizaciones sindicales «promuevan un fuerte movimiento de opinión, a objeto de reabrir las fronteras de todas las naciones de América para todos los hombres del mundo, incluso para los perseguidos por motivos políticos, sociales y raciales».[7] En este punto el gobierno del Frente Popular de Chile representado en el congreso da paso al rol que posteriormente tuvo Neruda y a la gira que muchos emprendieron sobre ciudades del Cono Sur con el objetivo inmediato de ayudar a los refugiados españoles en Francia.

El acto

Como venimos afirmando, tras el final de la guerra en la península, la solidaridad se orientó hacia la ayuda material con exiliados y refugiados republicanos en campos de concentración. A través de la prensa local pudimos constatar que para 1939, en la Casa de la Cultura de AIAPE Rosario,[8] funcionaba la sede de la Junta Pro Socorro de Refugiados Españoles dependiente de la Federación de Organizaciones de Ayuda a la República Española en conjunto a la Comisión Central Femenina de Ayuda a los Niños Españoles. Por otra parte, en la sede del Centro Español de Unión Republicana funcionaba una filial local de la Unión de Ayuda a Huérfanos Españoles. La solidaridad con los refugiados impulsó un verdadero movimiento social de características antifascista e internacionalista.

hasta el momento la entidad posee en sus registros los nombres de 400 mil refugiados en los campos de concentración instalados en Francia, hasta los cuales podrá hacerse llegar, en forma absolutamente gratuita, cualquier ayuda (...) La Unión cuenta con numerosos delegados, oficinas en nuestro país y la colaboración de la prensa francesa.[9]

El campo intelectual no estuvo ajeno a estas acciones y la AIAPE desempeñó un papel fundamental al respecto (Merayo, 2023). No solo en cuanto a la organización de las actividades políticas de los intelectuales antifascistas sino en las posturas hacia los gobiernos, tanto para denunciar la censura como para saludar determinadas actitudes. Para abril de 1939, la AIAPE, junto a otras entidades pro‒republicanas, realizaron el acto[10] en el Cine Real, con la presencia de Pablo Neruda, el escritor cubano Juan Marinello y Juan Fahy, representante del Comité norteamericano de ayuda a España y del Comité de Estudiantes por la Paz de Nueva York. Por AIAPE rosarina, abrió el acto Fausto Hernández.[11]

Visita de Pablo Neruda a Rosario, abril de 1939. Boletín de Cultura
Intelectual. Orden de aparición: Lelio Zeno, Montes I Bradley, Fausto
Hernández, Pablo Neruda, Delia Del Carril y Arturo Fruttero.
Visita de Pablo Neruda a Rosario, abril de 1939. Boletín de Cultura Intelectual. Orden de aparición: Lelio Zeno, Montes I Bradley, Fausto Hernández, Pablo Neruda, Delia Del Carril y Arturo Fruttero.

El día del acto la policía asistió al convite y prontuarió a cada uno de los oradores, afirmando lo siguiente:

Agrupación de Obreros Artistas Periodistas y Escritores. Por la Unión de las Democracias en América. Conferencia Cine Real Boulevard Oroño y Salta. 1 de abril de 1939. Inicia el acto Fausto Hernández, quien comienza haciendo elogios a la concurrencia allí presente, por espacio de quince minutos, después de lo cual se refiere a la guerra civil española, criticando a las democracias europeas por su falta de decisión, aludiendo al gobierno argentino, llamándole «surgido del fraude y la violencia».[12]

María Luisa Callejo de la agrupación España Leal «habló durante cinco minutos para expresar la voz de las mujeres allí presentes, a la cooperación y ayuda con los refugiados españoles que actualmente se hallan en los campos de concentración en Francia»;[13] en su discurso, Juan Marinello, decidió elogiar «la actitud de batalla del presidente Roosevelt, finalizando sus palabras en una analogía de San Martín, Rivadavia y Sarmiento con los hombres actuales»;[14] por su parte, Pablo Neruda dio un extenso discurso de carácter poético‒literario, proponiendo que «América entera debe movilizarse e imponerse ante el atropello de que es víctima, por los países totalitarios»;[15] Juan Fahy destacó el papel del presidente Roosevelt con relación a España y la ayuda a los refugiados españoles.[16] Además de los fines solidarios, se mostraba un evidente apoyo a la causa democrática y antifascista en una escala completamente continental del problema.

Fachada del Cine/teatro «Real» ubicado en Boulevard Oroño y Salta de
Rosario. Fuente: Facebook rosario en el recuerdo.
Fachada del Cine/teatro «Real» ubicado en Boulevard Oroño y Salta de Rosario. Fuente: Facebook rosario en el recuerdo.

La prensa local se hizo eco de dicho evento. La Capital realizó una cobertura en la cual se destacaron los oradores y la concurrencia del público. Pese a los aspectos prohibitivos, la presencia de Neruda no podía ser ocultada ante la opinión pública. De hecho, hasta se coloca una imagen de la concurrencia en el Cine Real. Lo importante de la cobertura periodística fue que contextualizó dicho acto en el marco del Congreso Internacional de las Democracias, remarcando la importancia de esta gira por ciudades del Cono Sur.

Diario La Capital 4/4/39
Diario La Capital 4/4/39

Cupo ayer la satisfacción a los simpatizantes de la España Republicana escuchar la palabra de algunos de los delegados de países americanos al Congreso Internacional de las Democracias en América, realizado recientemente en la ciudad de Montevideo. (...) Ocupó la tribuna Juan Marinello, dijo que retornaban a la patria felices, alegres porque tenían el convencimiento de que este congreso señalaba una fecha de singular importancia en la historia política de los pueblos de América. Indicó que en él se dieron la mano, no sólo los gobernantes sino los representantes de las fuerzas populares para expresar el sentir de las masas (...) Exhortó intensificar la acción popular contra los países totalitarios. Después habló Neruda quien leyó la conferencia que desarrolló en Montevideo.[17]

A través de su exposición, el escritor cubano dejaba claro la proyección y expectativas que suponía el congreso como representantes de las fuerzas populares de Américas. Por otra parte, el diario La Tribuna, de marcado tinte demócrata progresista,[18] comentó con ansias la realización de dicho acontecimiento:

Auspiciado por AIAPE, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, se realizará un gran acto público en reafirmación de la unidad de las Democracias de América en el Cine real. Hablarán destacados oradores de distintos países de América que han participado en las deliberaciones del reciente congreso de Montevideo. Las entidades organizadoras invitan a todas las instituciones culturales, sindicales, políticas, a la prensa, etc., a adherirse.[19]

Este diario tuvo la particularidad de realizar una destacada cobertura de la Guerra Civil Española. A través de cables internacionales, entrevistas, amplia difusión de imágenes, cartas, entre otros relatos, otorgaba voz al arco antifascista local. Las noticias sobre la guerra eran esperadas por el público rosarino en sus pizarras, dejando una imagen de la muchedumbre agolpada ante ellas (Armida y Fernández, 2000).

Por su parte, quien siguió el derrotero de Neruda con entusiasmo fue la prensa española republicana. Especialmente el Diario España Republicana del Centro Español Republicano de Buenos Aires y el periódico Galicia, de la Federación de Sociedades Gallegas. En ambas, tanto los actos del escritor, así como sus discursos y el seguimiento del Winnipeg, se sumaban a la centralidad por el pedido de ayuda al exilio español republicano. Luego de 1939 y durante varios años, fue el tema más acuciante. La prensa comunista, por su parte, realizó una cobertura de la visita de Neruda, en los términos de la lucha contra el fascismo y la solidaridad internacional.

Pablo Neruda, el maduro poeta chileno, y Juan Marinello, el alto exponente de la cultura y la inquietud cubana, se encuentran entre nosotros luego de participar en las deliberaciones del Congreso de las Democracias en Montevideo. Conocida es la personalidad intelectual de ambas figuras americanas. En estos momentos que la cultura española y la España auténtica toda es desterrada de su suelo por el fascismo invasor, nuestra América hispana carga con la responsabilidad grandiosa de depositaria de la cultura española. En Pablo Neruda y Juan Marinello saludamos a América y España.[20]

Además de las repercusiones en la prensa, el acontecimiento tuvo su impacto en el ambiente intelectual de la ciudad. Una de las revistas culturales locales que se hizo eco fue el Boletín de Cultura Intelectual,[21] dirigido por Montes I Bradley (Orge, 2021). En una de sus secciones internas, bajo el seudónimo de Taurus, la editorial redactaba de la siguiente manera la dimensión cultural de estas visitas internacionales:

Con motivos loables, tales cuales los propios de la campaña que se ha iniciado en favor de los intelectuales españoles residentes en los campos de concentración franceses, en los que el padecimiento llega a lindes inenarrables, visitaron Rosario dos intelectuales de los de más sólido prestigio de América: Juan Marinello i Pablo Neruda. Ambos recibieron aquí la emoción de una cordial acogida que (...) tuvo el calor de la improvisación.[22]

A lo largo de la nota es llamativa la referencia al escritor chileno con su nombre completo, Salvador Neftalí Reyes. La misma finalizaba con una referencia a Marinello, en la cual este se comprometía a la difusión del Boletín en Cuba y para ello, realizaba una emotiva valoración del poeta español Antonio Machado:

uno de esos sí que conspicuos i valientes valores literarios de España republicana que encontrara antes que nadie la muerte en uno de esos campos de exiliados que la Francia de Daladier cercó de púas. Esa prosa breve y errabunda integra el sumario de TAURUS.[23]

Al respecto de esta revista, Bernardo Orge (2021) plantea que el Boletín fue creación de una sola persona, Montes I Bradley, y si bien supone «una aproximación al arte y la literatura desde una perspectiva regional y construye su lugar de enunciación a partir de las coordenadas geográficas del litoral argentino», se advierte que su línea editorial no es solo regionalista, sino que en ella se disponen ideas de raigambre vanguardista, americanista y reformista. «Cabría pensar que la apuesta de la publicación no es tanto la del regionalismo (...) sino más bien la de un arte moderno en sentido amplio, a la vez regional y cosmopolita, atento en cierta medida a los problemas sociales y políticos» en donde lo universal se expresa por las vías de lo regional.

La gira que se habían propuesto encarar en distintas ciudades del Cono Sur rápidamente quedó desactivada. En la Provincia de Santa Fe, solo fue posible realizar el acto en Rosario, ya que el propio gobierno provincial lo prohibió en la ciudad capital. Tras la suspensión, el diario Orientación, del PC, sostenía lo siguiente:

Corresponsal. Después de dar su conferencia en Rosario había sido invitado a hablar en Santa Fe por estudiantes de ingeniería y derecho. Los propósitos del acto era el de recaudar fondos para los refugiados españoles (...) La Policía, sin ninguna razón alguna, prohibió el acto. Esta arbitraria medida causó honda indignación entre el estudiantado y la intelectualidad.[24]

Eso que en la nota se denuncia como arbitrario, para la lógica del gobierno conservador se sustentaba en el andamiaje «legal» que había designado bajo los lineamientos del anticomunismo como bandera. Por ello es que, como contrapartida, nos interesa mostrar que, en el plano local, este acto puso al descubierto las conexiones transnacionales de un conjunto de escritores locales que pudieron poner en diálogo sus intervenciones con el contexto. No solo como reflejo o testimonio de aquellos sucesos internacionales sino como parte de una construcción de relaciones.

Una vez finalizado el acontecimiento de Rosario, se tomaron algunas resoluciones con relación y referencia al congreso de Montevideo; entre los cuales destacamos un acentuado saludo al presidente Ortiz por permitir la entrada de refugiados vascos a la Argentina en contraposición a lo establecido por el propio marco jurídico nacional, el cual prohibía y desestimaba el ingreso de refugiados españoles, catalogándolos como indeseables (Schwarztein, 2001). Pero además del saludo al gobierno nacional, también enuncian un considerable apoyo hacia otros Estados del continente por la ayuda al exilio republicano, como México y Chile. Esto refleja la transversalidad del movimiento antifascista para pensarlo, no solo de manera capilar o desde abajo sino en función de gobiernos que también aplican o acompañan medidas en tal sentido.

La AIAPE de Rosario ha enviado una nota al ministro del Interior en conocimiento de que las autoridades policiales de la capital federal han prohibido algunos actos artísticos que iban a realizarse en beneficio de los refugiados (...) por otra parte, en las resoluciones tomadas en ocasión del acto que se efectuó el 1° del actual en el cine Real por la unión de las democracias en América. Expresa conformidad a las medidas tomadas por el congreso celebrado recientemente en Montevideo y se aplaude la actitud del presidente de la República doctor Ortiz. También se dispone enviar un mensaje de felicitación a los primeros mandatarios de Méjico y Chile en virtud de las medidas tomadas por estos gobiernos para acoger en sus respectivos países a los refugiados políticos españoles.[25]

De acuerdo a lo anunciado en primera instancia, el acto fue cambiando sus oradores principales. De hecho, si nos tomamos de los panfletos incautados leeremos algunos escritores como Cayetano Córdova Iturburu o Eduardo Blanco, que no intervinieron.

La cobertura más completa de la visita de Neruda y Marinello a Rosario fue realizada por La Capital, con imagen y una crónica del acto, en donde además se remarcó el impulso de las entidades locales afines al comunismo. En ese sentido no queremos dejar de mencionar la valoración que el Boletín de Cultura Intelectual hizo de esta visita. Pero, a nuestro entender, son los prontuarios policiales las fuentes que nos introducen en la conflictividad política e ideológica del contexto.

En este sentido, consideramos que además de la persecución estatal a estos tipos de prácticas sociales del antifascismo, existió un conjunto de sectores intelectuales y sociales que planteaba una oposición reactiva a estas manifestaciones por fuera del Estado. En 1938 se había desarrollado en esta ciudad la Semana de Estudios Sociales contra el Comunismo por parte de la Acción Católica Argentina, allí se planteó un tipo de acción/reacción militante, en términos ideológicos y culturales, opuesto al campo de las izquierdas y el antifascismo (Martín, 2021) En la impugnación hacia estas prácticas de izquierda, se aglutinaron sectores católicos y nacionalistas que supieron articular la polarización ideológica del contexto internacional traduciéndola en los términos locales para poder señalar y/o legitimar lo que ellos entendían como «peligroso», «indeseable», «enemigo» y «foráneo».

Redes intelectuales

En tanto fenómeno global, el antifascismo fue una pieza que, para muchos intelectuales, así como para determinados espacios de la política y de la sociedad civil, otorgó un marco discursivo en el cual poder legitimar miradas en torno a la cuestión internacional y las tensiones de la política local (Mouguelar, 2008). En el marco de esta década, las identidades políticas y militantes, cercanas a las izquierdas y al liberalismo, se nutrieron de esta perspectiva con la cual pudieron formar parte del debate ideológico. Dentro del campo de la cultura, tomamos una vieja hipótesis de Isidoro Slullitel (1968:60) quien, en relación con los intelectuales rosarinos, aseguraba que «la generación heterogénea que actúa por el periodo del treinta trae un grupo de pintores que insensiblemente comienza a cambiar el panorama académico impuesto en los talleres y en las escuelas de Rosario». La cita es una referencia a Antonio Berni y a la generación de pintores que habían conformado la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos en 1934. Además de ello, nos interesa destacar la idea de generación y de ruptura con el panorama anterior para interpretar el nuevo impulso político; hipótesis que luego fue recuperada por investigadores que trabajaron el campo artístico y el mundo de las letras a nivel local (Fantoni, 2014; Inouye, 2018; D’anna, 2018; Zalazar, 2020).

Desde una reducción de la escala hacia lo local como escena, los 30 en Rosario están permeados por la particularidad política que suponía el gobierno demócrata progresista a partir de 1932. En el escenario electoral nacional, la Alianza Civil entre el Partido Demócrata Progresista, encabezado por la figura de Luciano Molinas y el Partido Socialista, gobernó la Provincia de Santa Fe marcando un rumbo diferente en términos políticos. En aquel año se dio paso a un proceso político democrático, determinado por la sanción de la Constitución Provincial de 1921, la cual establecía parámetros de una democracia liberal.

El sostenimiento de un gobierno democrático y liberal entre 1932 y 1935 devino en una suerte de «paraguas político» necesario para el activismo social, político y cultural de las izquierdas. Así lo indican tanto la proliferación del anarquismo a través de la constitución de la Federación Anarco Comunista Argentina en 1935 (Lescano, 2019) como el logro de bancas en el concejo municipal por parte de los comunistas. Junto a ello, una importante presencia de sindicatos combativos que le otorgaban al mapa local un carácter cuanto menos dispar respecto de lo que acontecía en el resto de la Argentina (Fernández y Armida, 2000; Suárez, 2002).

La intervención federal a la Provincia de Santa Fe en 1935 marcó el fin de un periodo en el que el reformismo liberal había puesto en vigencia la Constitución provincial de 1921, la cual habilitaba, entre otros aspectos, poner en debate la autonomía política a la ciudad de Rosario. Esta ruptura en términos políticos fue interpretada en un clima de tensión ideológica incentivada por el levantamiento de la abstención radical y un clima internacional signado por la debilidad de las democracias frente al avance de gobiernos autoritarios. Sin embargo, más allá de algunos episodios de condena, no hubo grandes actos de oposición.

Una comisión del comité antifascista se entrevistó hoy con el doctor Molinas, poniéndole al corriente de las actividades fascistas, para hacer fracasar el paro obrero. El doctor Molinas les informó que la policía de la provincia no será en ningún momento suplantada por fuerza particular alguna y que cualquier atentado al orden será severamente castigado.[26]

El interregno democrático habilitó un clima de mayor participación y desarrollo de expresiones artísticas y literarias que permitían vincular el plano estético y cultural con la situación político‒social. Con relación a esto, se sucedieron una serie de hechos que conectaron debates internacionales a la escena rosarina. En 1933, por ejemplo, tanto las visitas del muralista mexicano David Alfaro Siqueiros como del escritor granadino Federico García Lorca nos indican estos diálogos en el ambiente cultural.

La visita de Siqueiros fue como una suerte de «ruptura» para algunos artistas vinculados a las iniciativas de Antonio Berni.

Para Siqueiros como para Berni y sus compañeros rosarinos, para publicaciones como Contra y escritores como Raúl González Tuñón que alineaban en una amplia franja de izquierda «El arte, hoy debe ser revolucionario, más que estética, políticamente. Mañana, deberá servir a la construcción del socialismo. Después será arte puro». (Fantoni, 2014:207)

Una secuencia que coincidía con lo enunciado por el artista mexicano en varios de sus manifiestos e intervenciones, incluida la de Rosario.[27] Este grupo de artistas locales logró conformar una alianza que «se manifestó como una relación entre vanguardia y política radicalizada» (Fantoni, 2014:205) Así, el descubrimiento de Marx y la vanguardia se fue constituyendo en una referencia ineludible para pintores como Leónidas Gambartes, Ricardo Sívori, Juan Grela y Anselmo Piccoli.

El desempeño de sus prácticas artísticas encontraba sentido bajo un nuevo universo de ideas y experiencias culturales que los alejaba de otros espacios donde convergían artistas que privilegiaban orientaciones de un arte más intimista o paisajista y significaba la búsqueda hacia una nueva operatoria caracterizada por prácticas artísticas de sentido experimental y revolucionario. De allí surgió la Mutualidad Popular de Estudiantes y Artistas Plásticos (1934) que, entre sus más diversas acciones, tuvieron como eje distintivo la creación de una perspectiva estética denominada Nuevo Realismo. Muchos se vinculaban al Partido Comunista y agrupaciones de intelectuales antifascistas como la AIAPE.[28]

La ciudad de «entreguerras» fue un espacio receptivo de estos tipos de debates ideológicos y culturales que poseían un carácter transnacional. En el campo de las letras, invitado por el periodista Pablo Suero, la visita de Federico García Lorca no pasó desapercibida para el clima literario. El poeta granadino dio una conferencia en el Teatro Colón de Rosario titulada: «Juego y teoría del duende: el enigma del alma española» (Feliu, 2016). Allí, Lorca planteaba una concepción peculiar e interesante acerca de las recepciones de la vanguardia literaria y su inmersión en elementos que podían resultar antagónicos a la misma, como las tradiciones en la música, en la poética y en la cultura de lo popular, aspecto que generaba tensiones por aquel entonces (Kohan, 2021). El planteo de conjugar una forma novedosa del lenguaje rescatando lo popular significaba también una postura ideológica.

En ella intenta dar una noción del concepto de «duende», que para el poeta es algo tan místico y difícil de aprehender, que solo puede dar ideas aproximativas sobre él a partir de definiciones de cantores, filósofos, músicos o pintores, que amplía y enriquece con imágenes de su universo poético (...) la conferencia no tiene un tono académico. Recurre a imágenes de su tierra, su paisaje, sus costumbres y sus ritos. (Feliú, 2016:109)

Estos hechos simbolizaban la introducción de aquellos debates en el campo intelectual y de alguna manera, durante este interregno democrático, también se visibilizó la intensidad con que la sociedad rosarina se hizo eco de la polarización ideológica de un mundo cada vez más tensionado.

En aquellas circunstancias, el año 1935 condensa una serie de sucesos que nos indican una bisagra dentro del periodo, en donde la situación política pasa a ser leída, por estos intelectuales locales, bajo los términos de una defensa de la democracia y de la cultura, contra la reacción y el fascismo. El lenguaje de la realidad europea se traslada a la Argentina donde se planteaba la posibilidad de constituir un Frente Popular (Armida y Fernández, 2000).

De esta manera, podemos decir que en términos locales, entre la intervención nacional al gobierno en octubre de 1935 y el estallido de la Guerra Civil Española, se abre un ciclo en el cual se focaliza la defensa de la democracia como un valor que aglutina a vastos sectores. Con esta imagen de fondo, el estallido de la Guerra de España fue un elemento clave tanto para el campo político como para el mundo intelectual, artístico y social. Frente al avance del fascismo, se generó a nivel mundial un movimiento en defensa de la cultura occidental, que a su vez se materializó en la solidaridad con la República Española, hecho que condujo a afirmar un posicionamiento (Hobsbawm, 2003; Bisso, 2005; Traverso, 2009).

El impacto de la Guerra Civil Española fue determinante para el desarrollo de estos ámbitos de sociabilidad antifascista (Fernández, 2017). Desde julio de 1936 a abril de 1939, la AIAPE rosarina, entre muchas otras entidades culturales locales, estuvo abocada a la ayuda moral y el apoyo ideológico con el bando republicano. Ello incluía todo tipo de actividades de propaganda, divulgación, temas sobre política e historia, entre otros. La primera manifestación de AIAPE sobre la guerra, fue la realización de un manifiesto titulado «A los argentinos amigos de España», donde sostenían:

España necesita en esta hora crítica de su historia, la ayuda moral y material de todos los antifascistas sinceros, que saben que el triunfo del pueblo español sobre la reacción, ha de significar en realidad el triunfo de las fuerzas democráticas y populares sobre el enemigo común, en cada lugar de la tierra (...) invitamos a todos los argentinos libres, a concurrir a la asamblea que se realizará el martes 18 del corriente, a las 21, en el local de la AIAPE, calle Córdoba y Corrientes (sótano del Palace Hotel).[29]

A este llamado, le siguieron actos y conferencias en apoyo a la República española en diversos espacios de la ciudad y del sur santafesino, escenarios en los que se observaba una numerosa concurrencia. Junto a otras entidades, como el Ateneo «Luis Bello», la Agrupación de Mujeres Contra la Guerra, la Federación Anarco Comunista de Argentina y el Colegio Libre de Estudios Superiores, representaron una voz crítica y militante de la cultura, a la vez que un espacio para la acción en el terreno ideológico del antifascismo. En agosto de 1936, conformaron un ámbito denominado Conferencia Popular por la Paz en América Latina. La misma era una filial que correspondía a la conferencia homónima con sede en Buenos Aires.

Los actos a favor y en contra de la República española advierten este clima en la sociedad rosarina. Sumado a ello, las crónicas periodísticas de los diarios locales nos permiten visualizar la apuesta por el valor estético y simbólico de los imaginarios constituidos en torno a dichas tensiones:

Fue la de anoche una asamblea en la que el entusiasmo era tan grande como la multitud que se apiñó en todos los rincones de la espaciosa sala y en los alrededores de la misma (...) tanto el local como el proscenio y las calles adyacentes del teatro, ofrecían un espectáculo imponente. El escenario fue adornado con banderas argentinas y españolas y grandes retratos del general Miaja, de la Pasionaria, de Largo Caballero y de otros personajes.[30]

Esta descripción narra uno de los tantos actos que se llevaron a cabo durante la guerra en la península. Lo consideramos a modo de ejemplo para poder ubicar política e ideológicamente la dimensión que luego cobraría la visita de Pablo Neruda y de otros intelectuales.

Siguiendo con la narrativa periodística, en el corpus de la nota se señalaba que el escenario estuvo ocupado por una delegación de Buenos Aires, por sus organizadores locales y numerosas entidades obreras, estudiantiles, más los comités de ayuda y solidaridad. Este último aspecto es fundamental para pensar la heterogeneidad de los actores que, de manera transversal, fueron convocados a participar en este tipo de eventos políticos. «Cuando el telón fue levantado, el público, con el puño en alto, prorrumpió en entusiastas vítores a la República Española, al gobierno de Valencia y el general Miaja, después de lo cual cantó el Himno Nacional, el Himno de Riego y la Marsellesa».[31] La narración deja entrever los elementos que componían la construcción de aquel imaginario asociado al antifascismo, en donde además del evidente repudio al fascismo, se reflejaba una amplia participación de público.


Acto republicano
. Ph. Facebook: Rosario en el recuerdo. En la misma se avizoran las imágenes de la Pasionaria, el general Miaja y la presencia de los gorros frigios republicanos, octubre de 1938

A partir de abril de 1937 los actos relacionados con la situación española fueron prohibidos en Santa Fe. Ello no quitaba que igualmente se realizaran. En algunas ocasiones, se les pedía a las entidades organizadoras que tramitaran un pedido especial en la seccional policial más cercana. Dadas las tensiones que ello acarreaba, nunca se hacía. ¿Qué ponían de manifiesto estas actividades que de forma tan dramática se intentaban obturar? Una nota del Ministro de Gobierno de la Provincia, Severo Gómez, nos acerca a las explicaciones que fundamentaban las restricciones de los conservadores.

La División de Investigaciones de la Jefatura de Policía de Rosario informa a la superioridad que los actos públicos de distinta índole que viene realizando con autorización de la Jefatura, la Junta Central Pro socorro y Reconstrucción de España con la aparente finalidad de recolectar fondos con destino a las milicias que luchan en España en defensa del gobierno de Valencia, han tomado en los últimos tiempos un cariz netamente extremista por militar en la entidad y sus filiales elementos conocidos por su ideología comunista: que esas reuniones se aprovechan para difundir su propaganda contraria a las autoridades constituidas y a los principios de la nacionalidad argentina; que en la reunión llevada a efecto en la Rural, la mayor parte de la concurrencia de ambos sexos llevaba puesto el gorro con aplicaciones rojas que usan los llamados milicianos en España y ostentaban en sus sacos una escarapela representando un puño cerrado, costumbre introducida por los propagandistas del comunismo y usadas en la URSS; muchos iban con el peculiar mameluco que usan los milicianos.[32]

Este texto en el que se describen los aspectos simbólicos del público que asistió a un acto en defensa de la República, fue el fundamento que utilizó el ministro para la sanción del decreto que prohibía todo tipo de manifestación relacionada a España. En el mismo se impugnaba a la identidad comunista y a los españoles republicanos por su «peligrosidad».

Sin embargo, a pesar de este tipo de sanciones a la situación internacional por parte del gobierno provincial de Iriondo, se siguieron realizando diversos actos en espacios reducidos. Por lo general eran encuentros que tenían una connotación menos formal, como bailes, obras de teatro, conciertos de gran variedad artística, que tenían como característica común un aspecto muy entusiasta, un clima festivo, popular, barrial y particularmente antifascista.

La reacción que se ha entronizado en Santa Fe teme a las reuniones populares, aunque ellas sean de simpatía a una causa extranjera. Y tanto les teme, que cuando se organiza uno de estos actos, la policía previene a los organizadores que los oradores no deben tocar para nada la política local.[33]

De esta manera, la participación que provocaron los sucesos internacionales hizo del espacio público un ámbito de disputa permanente acosado por un gobierno que intentaba frenar la movilización que ello causaba.

Reflexiones finales

El ambiente político cada vez más restrictivo que se comenzaba a transitar en la Provincia de Santa Fe obstaculizaba la organización de los partidos, dejando en la sociedad civil una suerte de trincheras a partir de las cuales se desarrollaron mecanismos de participación en distintas dimensiones, en este caso, la cultural.

Dicho esto, queremos remarcar que el acontecimiento estudiado puso al descubierto una serie de aspectos que nos interesa subrayar. En primer lugar, la dimensión continental de las redes de vinculaciones entre intelectuales antifascistas. Tanto el título del acto como la convocatoria a diversos intelectuales de América nos pone sobre tablas una temática que se caracterizó por una construcción a partir de circuitos de conexión transfronterizos. En segundo lugar, queremos señalar la conformación de un conjunto de intelectuales locales que a través de sus prácticas conformaron redes, se conectaron a asociaciones de otros lugares, tomaron partido sobre las repercusiones internacionales de la guerra en España y pudieron volcar sus producciones a estos espacios. De allí la dimensión que le damos a la categoría de intelectuales en el periodo de entreguerras. Este conjunto heterogéneo pudo ensayar diversos mecanismos de acción y formas de intervención a través de sus producciones en las que pudieron conjugarse tres aspectos que nos resultan nodales para pensarlos en un debate más amplio dentro del campo de la cultura: el antifascismo y la defensa de la cultura; la combinación de elementos de las vanguardias estéticas y literarias a sus producciones con la cultura popular; el desarrollo de una sensibilidad social y política. En tercer lugar, la construcción de un discurso deslegitimador de las derechas a través del anticomunismo como centro de sus argumentaciones y, en línea con esto, el andamiaje legal del Estado provincial puesto al servicio de la persecución de estas prácticas. Por último, remarcamos el activismo social en torno a acontecimientos que tuvieron entre sus fines una disputa, en términos ideológicos y simbólicos, sobre el espacio público y la opinión pública local.

En lo que respecta a la importancia de este acontecimiento en la ciudad de Rosario en 1939, nos interesa remarcar que la presencia de Neruda formó parte de un contexto global‒transnacional en diálogo con un ambiente cultural local que durante este periodo pudo desarrollar diversas experiencias asociativas por parte de los intelectuales. Prueba de ello fueron las visitas, charlas y conferencias de otras figuras como David Alfaro Siqueiros, Federico García Lorca, a los que posteriormente podríamos sumar a Stefan Sweig y Rafael Alberti, entre otros. Para nosotros es importante señalar que todos estos puntos de contacto muestran una trama intelectual en la cual los tópicos del contexto estaban presentes y se traducían en la dinámica que los actores y la propia sociedad rosarina le imprimieron a una ciudad expuesta a los vientos del mundo.

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Documento de Los Pueblos de América contra el Fascismo. CONGRESO INTERNACIONAL DE LAS DEMOCRACIAS DE AMÉRICA. Celebrado en el Ateneo de Montevideo del 20 al 25 de marzo de 1939. Declaraciones finales.

http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-732.html

Facebook. Rosario en el recuerdo

Notas

[1] Volante firmado por el Comité Departamental del Partido Comunista de Rosario 1/04/1939
[2] Prontuario de Romano José Luis, Policía de Rosario Orden Social, 5/09/1935, nro. 3114. AGPSF.
[5] Documento de Los Pueblos de América contra el Fascismo. CONGRESO INTERNACIONAL DE LAS DEMOCRACIAS DE AMÉRICA Celebrado en el Ateneo de Montevideo del 20 al 25 de marzo de 1939. Declaraciones finales.
[6] Documento de Los Pueblos de América...
[7] Documento de Los Pueblos de América...
[8] La AIAPE era una entidad de intelectuales que desde 1936 respondía a la línea de frentes populares del Partido Comunista. Había sido fundada por Aníbal Ponce y tenía distintas sedes en ciudades, entre ellas Montevideo y Rosario, entre otras.
[9] Sucesos Españoles. Unión de Ayuda a Huérfanos Españoles», La Capital, julio 1939.
[10] Prontuario de Romano José Luis, Policía de Rosario Orden Social, 5/09/1935, nro. 3114. AGPSF.
[11] Por la unión de las democracias de América», La Capital, 4/4/1939. p. 3.
[12] Prontuario de Hernández Fausto, Policía de Rosario Orden Social, 2/04/1939, nro. 3125. AGPSF.
[13] Prontuario de Callejo María luisa, Policía de Rosario Orden Social, 1/12/1938, nro. 3121. AGPSF.
[14] Prontuario de Marinello Juan, Policía de Rosario Orden Social, 2/04/1939, nro. 3129. AGPSF.
[15] Prontuario de Neruda Pablo, Policía de Rosario Orden Social, 2/04/1939, nro. 3128. AGPSF.
[16] Prontuario de Fahy Jack, Policía de Rosario Orden Social, 2/04/1939, nro. 3130. AGPSF.
[17] Por la unión de las democracias de América», La Capital, 4/4/1939. p 3.
[18] La Tribuna era un diario de tirada local, vespertino, de un marcado posicionamiento sobre determinados temas asociados a la matriz política liberal del Partido Demócrata Progresista encabezado por Lisandro de La Torre a nivel nacional.
[19] Pablo Neruda, Pedro Motta Lima, Rodolfo Peña Ossorio y Juan Marinello hablarán en Rosario», La Tribuna, 30/03/1939.
[20] Neruda y Marinello», Orientación, 6/04/1939.
[21] el Boletín se propuso pasar revista a los acontecimientos culturales que tuvieran lugar en Rosario —conferencias, conciertos, lecturas, etc.— y reseñar libros publicados en la región. Además, entre las principales características de la publicación pueden mencionarse otras tres: la preminencia de autores y artistas asociados al litoral argentino entre sus colaboradores, la intención de generar un diálogo entre exponentes de la literatura y de las artes plásticas, y la voluntad de intervenir activamente en ciertos debates de política cultural a escala local y nacional». Ver Orge (2021).
[22] Registro. Boletín de Cultura Intelectual. Abril de 1939, nro. 11.
[23] Registro. Boletín de Cultura Intelectual. Abril de 1939, nro. 11.
[24] Fue prohibida la conferencia de Neruda en Santa Fe», Orientación, 6/04/1939. Buenos Aires, Año III, nro. 93.
[25] Sucesos Españoles. Enviase una nota al ministro del Interior», La Capital, 4/04/1939.
[26] Comisión Antifascista. Santa Fe». La Capital, 5/07/1935, p 5.
[27] Sobre el renacimiento plástico mejicano habló anoche en la biblioteca argentina David Alfaro Siqueiros», La Capital, 5/07/1933, p. 5.
[28] Hacia una plástica revolucionaria», Unidad. Por la defensa de la cultura, Año I, nro. I, enero 1936.
[29] A los argentinos amigos de España», La Capital, agosto 1936.
[30] Homenaje a la República Española», La Capital, 15/04/1937.
[31] Homenaje a la República Española», La Capital, 15/04/1937.
[32] Se prohibieron los actos relacionados con la Guerra Civil Española», El Orden, 6/05/1937, p. 3.
[33] Santa Fe. La Vanguardia, 08/05/37.
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