Apuntes
Sobre: ¿A qué llamamos literatura? Todas las preguntas y algunas respuestas, José Luis de Diego (Dir.), en coautoría con Virginia Bonatto, Malena Botto y Valeria Sager. Fondo de Cultura Económica, 2024.
El taco en la brea
Universidad Nacional del Litoral, Argentina
ISSN: 2362-4191
Periodicidad: Semestral
núm. 20, e0166, 2024
de Diego José Luis, Bonatto Virginia, Botto Malena, Sager Valeria. Fondo de Cultura Económica. 2024. Argentina. Fondo de Cultura Económica. 459pp.. 9789877194661 |
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Para citar este artículo:: Conde, L. (2024). Sobre: ¿A qué llamamos literatura? Todas las preguntas y algunas respuestas, de José Luis de Diego (Dir.); Virginia Bonatto, Malena Botto y Valeria Sager (Coautoras). El taco en la brea, (19) (junio‒noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. e0166 DOI: 10.14409/eltaco.10.20.e0166
Difícil de explicar y fácil de enseñar
Un caníbal desdentado
enseñando a masticar,
tu negocio es muy difícil de explicar
y fácil de enseñar
Patricio Rey y sus Redonditos de ricota
Este volumen recientemente publicado propone una indagación muy vasta y variada, a la vez que rigurosa, sobre problemas de la literatura y la lectura, la teoría, la crítica y la historia literaria. Sin duda representa un singular aporte dentro de las publicaciones relativas al campo, así como un ejemplar imprescindible en el escritorio de docentes, mochilas de estudiantes y bibliotecas personales de lectores de literatura.
Esta singularidad se cimenta en una potente y orgánica unidad que, a diferencia de gran parte de la bibliografía tradicional sobre el tema, no está constituida sobre la base de criterios cronológicos, territoriales, disciplinares o categóricos, sino por medio de grandes preguntas que proyectan problemáticas específicas, y encadenan así un recorrido por las principales teorías literarias (desde las que definen los rasgos intrínsecos de la literatura, hasta las que entienden los textos en relación con ciertas instituciones socioculturales). A partir de tales ejes, se interroga por las fronteras de la literatura respecto de otras artes, prácticas discursivas y producciones culturales; explora acerca de las definiciones de ficción y no ficción, del «extrañamiento» como rasgo de la literatura; sistematiza exhaustivamente distintas concepciones sobre los géneros literarios y el caso del teatro, frecuentemente desatendido por la teoría y la enseñanza de literatura; problematiza la noción de «mundos posibles» en la estética realista, las propuestas vanguardistas, la literatura fantástica y la ciencia ficción; revisa la serie «valores estéticos, mercado y nuevas tecnologías», «criterios de selección y agentes de aplicación del canon»; reflexiona acerca de la lectura y su historia; recupera las teorías de la recepción y del «lector modelo»; debate los conflictos culturales en la literatura y en los estudios literarios; y la lista sigue. Si bien retoma y se nutre de los títulos más significativos que introducen estos problemas, efectúa intervenciones críticas que asedian de manera novedosa las extensas y revisitadas discusiones.
Otra de sus singularidades radica en que se propone como una escritura de divulgación, no destinada solo al ámbito académico. Esto se logra, en principio, a partir de una prosa accesible y creativa, y luego, por medio del tratamiento de diversos materiales literarios y no literarios: clásicos, contemporáneos, literatura universal, latinoamericana y argentina reciente, referencias del cine y otras industrias culturales, así como su relación con medios, redes sociales, premios y convocatorias, en los debates actuales. Entre fragmentos literarios e iluminaciones críticas se incluyen ensayos de autores como Jan Mukařovský y Beatriz Sarlo, que dialogan con las indagaciones teóricas propuestas y resuenan a su vez en los análisis de textos literarios. Asimismo, el comentario de un cuento, poema, obra teatral o novela a menudo viene a poner de manifiesto los límites de ciertos modelos teóricos (de la «sociología de la cultura» de Pierre Bourdieu, o de los «estudios culturales», por ejemplo), especialmente frente al posible desdibujamiento de la especificidad de la literatura en su relación con los contextos.
Y esta notable plasticidad del libro acaso responda tanto al origen de su escritura como también a cierto espíritu que sobrevuela toda la iniciativa: no se trata de explicar un corpus doctrinario sistematizado y fundado en certezas, describir teorías relevantes para los estudios literarios e ilustrarlas con ejemplos, sino que procura enseñar a formular las preguntas necesarias, y abrir una conversación dinámica sobre cómo y por qué se conforman y transforman las concepciones acerca de la literatura. En este sentido, resulta significativo que la génesis del libro se asocie con las estrategias docentes en el contexto de confinamiento por el COVID‒19, cuyas huellas se perciben, por un lado, en los esfuerzos por aproximar la escritura de una clase asincrónica (en módulos) a la práctica oral del intercambio presencial y colectivo; y, por otro lado, en la urgencia de responder no solo a la continuidad de la educación universitaria en el marco de esta crisis sanitaria, sino también a la urgencia de hacer las preguntas que importan y reconsiderar el papel de la literatura y los estudios literarios en coordenadas de plena contingencia y profundas reflexiones. Estos módulos desde la cátedra Introducción a la literatura en la FaHCE/UNLP intentaban ―como cada intercambio en dicho contexto― generar proximidad, contacto, encuentro. Y tan vital es este gesto que los textos volvieron a las clases presenciales, luego de la pandemia, en calidad de recurso pedagógico para los docentes y material de lectura para sus estudiantes. Memoria vivida y potencialidad vital de la reflexión en el espacio de enseñanza, ahora ampliada y conformada como libro, la producción trasciende este ámbito y se abre paso además «entre los lectores interesados en la literatura que nunca siguieron estudios sistemáticos», como sostiene José Luis de Diego en su prólogo, al tiempo que contribuye a pensar las experiencias de lectura, «a menudo caóticas y azarosas, de los lectores comunes» (12).
Tal aproximación a la literatura, más que regirse bajo la lógica de la explicación expositiva y el desarrollo de totalidades establecidas, adquiere su fuerza de la pregunta: preguntar no es desarrollar, es «pensar interrumpiéndose» (Blanchot, 2008:436‒437). Como señala de Diego, no se trata de concebir la pregunta «¿A qué llamamos literatura?» como un «disparador» o como «una estrategia motivadora», puesto que no se apunta a dar cuenta de la interrogación, como sería esperable, de «qué es la literatura» ―cuyas respuestas probablemente caerían en el ámbito de las esencias o propiedades― sino que se efectúa un «desplazamiento epistémico» (diremos con Blanchot, una «interrupción») al proyectar la pregunta tanto hacia la delimitación del objeto como hacia «los métodos que utilizamos para dar cuenta de su complejidad» (12). Las preguntas, «registro propedéutico» e «instrumento pedagógico básico de la tarea docente», articulan el libro y activan su convicción: el propio objeto de estudio es difícil de explicar a partir de certezas y afirmaciones, pues es dinámico, «inapresable y escurridizo» (15). Dicha convicción se reactualiza en cada pregunta como un mantra: «Enseñar literatura más que transmitir un saber es contagiar una pasión» (13).
Una captura del índice da cuenta de la complejidad del espectro que abren las preguntas vertebradoras de los cinco capítulos que lo componen. Asimismo, los índices de nombres de autores y de obras hacia el final del libro, que nos proponen modos no unidireccionales de abordar la lectura del mismo, manifiestan su vastísima exploración teórico‒crítica y literaria. Los comentarios de textos literarios y otras expresiones artísticas dan lugar a una experiencia estética e intelectual que fundamenta la revisión de enfoques divergentes y pone en evidencia «la precariedad de todo límite» (Sager:102).
El «acontecimiento poético», tal como lo conceptualizó Badiou (2002:89‒90), es tan irreductible a la lectura estructural como a la interpretación exclusivamente cultural. El negocio de la literatura es difícil de explicar, de limitar a la exégesis, pero ―coreamos junto a este volumen― es fácil de contagiar. Es posible enseñar a hacer «todas las preguntas» y perfilar «algunas respuestas» que continúan asediándonos con más inquietudes, ambigüedades y fronteras difusas. El libro se ofrece en tanto prisma para ver las formas de la literatura: como sea que la concibamos, así de escurridiza, es parte de nuestro mundo y miramos el mundo a través de ella de un modo único, no propiciado por otra clase de textualidad. Los lectores comunes tenemos hoy, con esta publicación, un nuevo ángulo en la comprensión de que la literatura misma nos enseña que no es posible explicarla «con palabras de este mundo», para retomar un hit de Pizarnik que da en el centro de este problema. Caníbal desdentado enseñando a masticar, la literatura, manifiesta esa imposibilidad y crea mundos posibles, repetimos con Gelman, árboles «sin hojas» que dan «sombra».
Referencias bibliográficas
Badiou, A. (2002). Condiciones. Siglo XXI.
Blanchot, M. (2008). La conversación infinita. Arena Libros.
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Para citar este artículo:: Conde, L. (2024). Sobre: ¿A qué llamamos
literatura? Todas las preguntas y algunas respuestas, de José Luis de Diego
(Dir.); Virginia Bonatto, Malena Botto y Valeria Sager (Coautoras). El taco
en la brea, (19) (junio‒noviembre). Santa Fe, Argentina: UNL. e0166 DOI:
10.14409/eltaco.10.20.e0166