Sobre: Juan Benet. Guerra y literatura, de Nora Catelli.

Barcelona: Libros de la resistencia, 2015.

Para citar este artículo: Fumis, Daniela (2018). «Sobre: Juan Benet. Guerra y literatura, de Nora Catelli». El taco en la brea 7 (diciembre–mayo),198–200 Santa Fe, Argentina: UNL. DOI: https://doi.org/10.14409/tb.v0i7.7365

Daniela Fumis

Universidad Nacional del Litoral – CONICET, Argentina

danielafumis@conicet.gov.ar

Nora Catelli elige comenzar su libro con una «Advertencia». Desde el principio sostiene «Sólo puedo hacer crítica con Benet; es decir, intervención» (10). ¿Qué significa intervenir? Catelli responde: «solo se trata de entender ciertos tramos —textos, proyectos, figuras» (10). Por tanto, la intervención consistirá en desestimar la mirada totalizante. Por dos razones fundamentales: porque el trabajo de la crítica supone de por sí el fragmento («Para ser crítica debe ser incompleta» —10—) y porque, como explica la autora, la obra misma de Benet trabaja sobre la oscilación, sobre la discontinuidad. Se trata por tanto de un proyecto que no puede abordarse como un «todo» y que desafía al lector conmoviendo los lugares estables, seguros.

La advertencia tiene lugar también porque Catelli sabe que escribe desde un lugar incómodo y arriesgado. En un artículo de 2010 la autora aludía a una cierta asimetría en la relación entre los autores españoles y su influencia en los escritores latinoamericanos, inversamente proporcional a la que éstos han tenido sobre aquellos. Y lo mismo, en la crítica. Allí se pregunta:

¿Cómo se verifica semejante asimetría? Una prueba ya mencionada es la existencia de consistente crítica española sobre autores del Boom y sobre algunos latinoamericanos posteriores en España; en cambio, no hay literatura crítica latinoamericana y argentina sobre la literatura española. (2010:11)

Si leemos este libro en esa misma línea, descubrimos que indirectamente, ella misma se coloca en ese circuito como un desvío: se trata de una crítica literaria latinoamericana escribiendo sobre un autor español. Ese lugar difícil, significativamente, replicará el gesto desde el que se posicionó el autor que es objeto del estudio.

La coordinación del título es ambigua y sobre esa ambigüedad se trabaja. ¿Cómo pensó la literatura y cómo pensó la Guerra Civil Juan Benet? Como parece quedar de manifiesto a lo largo del texto, las pensó como una misma cosa, como un campo de disputas en el que es necesario sentar una posición.

Catelli parte de esta hipótesis:

Benet inventó un registro radicalmente original dentro de la novela castellana moderna: una prosa imperial para un imperio extinto. Formuló un programa ambicioso, lo siguió y hasta decidió cómo transgredirlo para luego volver a él. Ese programa incluyó, a partir de cierta época, una firme voluntad —oblicua, no del todo consciente, pero imprescindible para su proyecto— de ser decisivo en el campo literario en castellano para después proyectarse hacia la sociedad literaria europea desde un lugar que no fuese latinoamericano. (15)

Desde este lugar, para poder reflexionar sobre el modo de construcción de esta prosa imperial por parte de Benet, Catelli acompaña la propia reflexión del autor sobre la prosa en términos de formulación de una teoría.

Catelli, que había trabajado sobre escenas de lectura en Testimonios tangibles (2001), desliza esta premisa: la incomodidad en el abordaje de la obra de Benet se cifra en la idea de la incomprensión como «único acto estético de lectura real» (11). Así, la aproximación crítica se vuelve un desafío. No obstante, la autora se propondrá en este texto reconstruir escenas de lectura en la obra del escritor español pero en términos de productor textual. Lee lo que Benet lee y cómo eso lo lee a Benet en tanto intervenciones en una tradición y en una lengua. Catelli explicita, en este orden: 1) cómo lee ella (desde qué instrumentos críticos); 2) cómo se leyó a Benet; 3) cómo leyó Benet; 4) cómo produjo Benet desde su propia lectura de la tradición. En esta dirección, divide el trabajo en tres momentos fundamentales: «Consagración», «Registros» y «Guerra». En cada uno de ellos aborda un aspecto que de manera espiralada, a la manera de bucle argumentativo, va ligándose al eje del momento siguiente.

En el apartado «Consagración», Catelli señala una serie de equívocos con relación al lugar de Benet. Así, se detiene en principio en la construcción estratégica de su propia figura de autor como escritor no profesional, para rebatirla. Asimismo alude a su consagración en el campo de la literatura castellana ya desde mediados de los ochenta, pero se detiene especialmente en un equívoco con relación a su ubicación en el sistema de la literatura europea que permite transformar su figura en la del «desplazado».

Al desplazar a Benet del lugar común de escritor no profesional para focalizar en su condición un productor crítico de textos —entendiendo crítico como quien produce textos y a la vez los tensa, los sitúa en un diálogo mayor, reconoce que su territorio es un campo de disputas—, Catelli explora en el apartado «Registros» los instrumentos benetianos. Allí, va a detenerse en cuatro textos centrales de 1976 para entender su propuesta: «¿Se sentó la duquesa a la derecha de Don Quijote?» (en relación con otro: «Onda y corpúsculo en el Quijote» —1979—), Qué fue la guerra civil, El ángel del señor abandona a Tobías y «Valedictoria a Dionisio».

Desde los primeros dos textos, se presentan los instrumentos críticos desde los que Benet pensará la narrativa desde el Quijote. La estampa y el argumento, en principio; el corpúsculo y la onda, luego. En esta tensión en la que la superposición de planos provoca una disrupción asimismo de índole temporal, Benet elige la posición del visorrey de Barcelona que es la de la «perplejidad» para situarse en su propia tradición.

Por ende, en esta lectura que transita entre lo histórico y el pensamiento plástico, irá tomando predominancia la descripción como procedimiento central para la problematización del tiempo. Este «lirismo ecfrástico» (36), en términos de Catelli, encontrará su clímax en el tercer texto, desde el que resulta posible leer su propio programa narrativo en términos de lo excesivo, lo fragmentario y lo complejo que se sitúa con insistencia en torno a lo que se abandona. Dice Catelli: «Nos encontramos aquí con el tenue hilo tendido entre el visorrey de Cervantes y Benet: (...) Definir una poética es captar lo huidizo y al tiempo lo permanente en la representación de la guerra» (85).

En el último apartado, la autora profundiza su lectura con relación a Herrumbrosas lanzas. Allí se nuclean todas las líneas abiertas. Benet, que ya había abordado la cuestión en términos históricos en Qué fue la guerra civil, vuelve sobre ella desde el objetivo formal de hacer enclave en «lo ininteligible» (106), desde una voz que se propone emerger, desde la oscilación, dando espesor a la prosa imperial.

La lectura de la poética de Benet desde una «cercanía diferente» vuelve al texto de Catelli particularmente productivo para un acercamiento crítico desde un lugar otro a una obra que, concibiendo la literatura como terreno de disputas (formales, históricas, institucionales), propone lo ininteligible a fin de que el lector dirima su propia batalla.

Bibliografía

Catelli, Nora (2001). Testimonios tangibles. Pasión y extinción de la lectura en la narrativa moderna. Barcelona: Anagrama.

---. (2010). «Circuitos de la consagración en castellano: mercado y valor». Boletín 15. Web.