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[mayo 2020]

Sobre: Dar para leer. El problema de la selección de textos en la enseñanza de la lengua y la literatura, de Paula Labeur. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: UNIPE, 2019

Marinela Pionetti Universidad Nacional de Mar del Plata, Argentina / mpionetti@mdp.edu.ar

Para citar este artículo: Pionetti, M. (2020). Sobre: Dar para leer. El problema de la selección de textos en la enseñanza de la lengua y la literatura, de Paula Labeur. El taco en la brea, 11 (diciembre–mayo), 183–187. Santa Fe, Argentina: UNL. DOI: 10.14409/tb.v1i11.9166

Barajar y dar (para leer) de nuevo: el problema de la selección literaria en la escuela secundaria, entre colegas

No hay rutina

que le pueda poner freno

a esta posibilidad de ser

traficantes de la cultura

Gustavo Bombini, La trama de los textos

Dar para leer suele ser la práctica más habitual en las clases de Literatura, condición sine qua non de su propia existencia y, al mismo tiempo (o tal vez por eso mismo), la que más variables y cuestionamientos trae consigo. Qué dar para leer es la pregunta que año a año nos repetimos los profesores de Literatura, casi como un mantra en nuestras casas, en la escuela, yendo o volviendo de clases, de paso por las librerías, por las bibliotecas, por las ferias de libros. Qué ofrecer, qué enseñar nos debatimos acechados por las tradiciones, por los cánones, por los usos y costumbres (los viejos, los nuevos) de la vida escolar, por los modos de leer instalados y por los emergentes, por nuestra propia subjetividad y la de los estudiantes, acompañados todos por la siempre misma caravana de verbos modales que marcan (como a la vida misma) la manera en que compartimos la literatura en las aulas.

Estos interrogantes son el punto de partida del diálogo que propone Dar para leer: el problema de la selección de textos en la enseñanza de la lengua y la literatura de Paula Labeur, publicado recientemente por la editorial de la UNIPE (Universidad Pedagógica Nacional). Un diálogo que apunta a expandirse invitando a quienes se hacen estas preguntas, sean estudiantes, docentes noveles, experimentados o a pasos de retirarse, y convoca a participar, a integrarse en el intercambio desde el gesto mismo de ser un texto de descarga gratuita alojado en la página web de la universidad. Se necesita tener un dispositivo con lector de pdf y el deseo de ser parte de la conversación para que sea posible:

https://editorial.unipe.edu.ar/colecciones/herramientas/dar-para-leer-el-problema-de-la-selecci%C3%B3n-de-textos-en-la-ense%C3%B1anza-de-la-lengua-y-la-literatura-detail

Primer indicio de la concepción plural sobre el conocimiento escolar que atraviesa las reflexiones sobre la selección de textos en todo el libro.

El convite continúa en el modo en que se presenta cada sección, recuperando las preguntas y lugares comunes más frecuentes en torno al tema en cuestión: «Qué les doy» y el debate entre «Lo que hay que leer» y lo que «a los chicos les gusta», frases hechas que de tan habituales parecen haber adquirido el valor de un conjuro ante el cual aparecen los fantasmas del canon, del gusto, de la ética, del deber, del poder y del querer. Y lejos de intentar una respuesta tranquilizadora, el libro transcurre en una apelación constante al lector docente, a pensar, a revisar sus propias representaciones, su trayectoria, sus vínculos con la literatura y con su enseñanza. Se lo convoca, en segunda persona, y de usted (no de vos), en un pacto tácito de transgresión de las reglas de formalidad y cordialidad, como colegas que juegan a ser estudiantes de antaño: mire, póngase cómodo, cuando tanga un tiempito vaya a una librería, haga esto, haga lo otro... Y esa propuesta, tan incómoda como atractiva y necesaria, se realiza desde una mirada etnográfica que apunta, como bien decía Cliford Geertz, menos al perfeccionamiento del consenso que al refinamiento del debate (39), y se evidencia en la búsqueda de partir de la práctica, de recuperar los lugares comunes y ponerlos a funcionar en clave didáctica en lo que esta tiene de intervención, en tanto nos invita a imaginar, a jugar al como si, a trazar mapas sobre nuestras propias trayectorias lectoras, a observar con las pupilas actuales y con el acento contemporáneo de Girondo los anaqueles de las librerías y los de nuestra propia casa, a resolver tareas en las que el/la docente lector/a que somos se siente convocado/a a participar, a responder y a ir des–cubriendo en el camino el/la lector/a docente que llevamos adentro, nuestra identidad. Nada menos.

Así, el primer capítulo, que se inicia con el clásico «Qué les doy», recupera esta pregunta como introducción a su complejidad y se abre como un abanico a través de tres secciones.1 La de «­Postales» es, como anticipa el título, una galería de escenas que inauguran los Lectores de Si una noche de invierno un viajero de Calvino —autor de cabecera presente todo el libro— y refieren situaciones de lectura de la más variada índole organizadas alfabéticamente. Escenas que, pasando por las metáforas lecto–pesqueras de Jean Marie Privat, permiten sostener la hipótesis central del texto, que apuesta a «desnaturalizar las formas más instaladas de la lectura y ponerlas en un contexto sociocultural en el que el encuentro con el libro y el mundo que propone es solo un momento en una rica red de relaciones que lleva a un/a lector/a a su libro, o viceversa» (17), pero también «para poner en foco la complejidad de la tarea docente cuando se trata de seleccionar textos, cuando se trata de decidir qué es lo que daremos para leer a nuestrxs alumnxs con el objetivo de formar lectorxs de literatura y lectorxs en general, (17) en palabras de su autora.

En esta dirección continúan los apartados siguientes: «Valija» y «Mapas», focalizando en la reflexión en torno a la subjetividad letrada del docente en formación que somos aunque detentemos el título habilitante. En el ejercicio de armar y desarmar mochilas viajeras, de mirar la vida como un mapa, el lector recorre los sinuosos caminos de su memoria escolar, de su trayectoria lectora, y en esa travesía reconoce los cruces entre lectura y vida, en cuyos desvíos, cortes y ­quebradas aflora la propia identidad, tema recurrente en los escritos y producciones de Paula Labeur,2 y que cada día se nos revelan indispensables para pensar la enseñanza de la lengua y la literatura y nuestro modo de ser en ella.

Postales, mapas, valijas e identidades convergen en la pregunta acerca de aquello que se juega en las decisiones que van más allá de «Lo que hay que leer» y de «lo que a los chicos les gusta», títulos de las siguientes secciones. La primera nos invita a recorrer una galería de clásicos revisitados a partir de la escritura en modalidad taller y todo lo que esta implica en el sentido más genuino del término: el valor de la consigna como disparador clave, la socialización de los escritos y la reformulación como parte necesaria en el proceso de producción. Y todo está en exhibición. Así, en la primera sala se propone expandir, fabular, cortísimometrar y dramatizar a partir de distintos relatos de Julio Cortázar; en la segunda nos encontramos con una propuesta de transformación genérica operada sobre Gris de ausencia de Roberto Cossa, el trabajo con el contexto de la obra y con los avatares de su resignificación; y en la tercera sala apreciamos las distintas instancias de proyecto de lectura, investigación y escritura en torno a Operación Masacre de Rodolfo Walsh que incluyó una pesquisa de material archivístico en la Biblioteca Nacional y la producción de crónicas basadas en dicho material. Las tres salas muestran modos de leer estos clásicos que escapan a la tradicional guía de preguntas y respuestas, y apuntan a un acercamiento más activo, más dinámico en relación con la potencia social, textual, política que estos textos traen consigo y por lo tanto, habilitan. Varias de las resoluciones, reflexiones y anécdotas surgidas de estos trabajos son transcriptas en el libro, a modo de meta–socialización del producto de estos talleres.

Se trata de un modo de pensar y posicionarse ante los clásicos que Paula Labeur viene proponiendo desde hace años, siempre en equipo, siempre con una apuesta que va más allá del mero análisis textual y que permite resignificar los lugares comunes de la tradición escolar desde una perspectiva sociocultural de la enseñanza literaria. Ejemplo de esto son Otras travesías. Cuaderno de bitácora para docentes (2010), Clásicos y Malditos. Para leer y escribir en lengua y Literatura (2014)3 y la última apuesta de la colección Intervenciones de la UNIPE, inaugurada con Edipo Rey de Sófocles, intervenido por ella. En todos ellos, como en este nuevo libro, hay un foco puesto en decisiones en las que el/la profesor/a de Literatura pueda reconocerse...

...«como un agente de una mediación cultural —más que escolar— en torno a la literatura» (Bombini, 1995, p.110 citado por Labeur, 2019, p.29), que se vea como «un crítico que selecciona, decide, incluye, corrobora, propone, sugiere, incorpora, se apasiona, desdeña, rechaza, excluye, justifica» (111), que recorte saberes disciplinares y los ponga al servicio de la formación de otrxs nuevxs lectorxs, que permita entrar a la institución literaria desde esos lugares que nos permiten entender y explicar sus potencialidades en la formación de sujetxs lectorxs críticxs de lo que sucede en el mundo en el que vivimos nosotrxs y lxs jóvenes lectorxs. (29)

Una cita dentro de otra cita que a su vez nos recuerda las (tan lejanas, tan cercanas) apuestas de La trama de los textos (2009), no hace más que poner en evidencia el carácter dialógico y convocante del tema en cuestión, y la necesidad que tenemos investigadores y docentes de encontrar estos espacios de conversación con nuestros colegas.4

Volviendo al libro, en la segunda parte del dilema, «Pero a los chicos les gusta», el lector es ­convocado a repensar la categoría de «literatura juvenil» desnaturalizando los lugares comunes desde los que suele juzgarse esta denominación, que en muchos casos desconoce la producción teórica del campo. Somos invitados a observar los anaqueles de las librerías, a cotejarlos —ya descalzos y mate mediante— con el orden de los libros en nuestras bibliotecas y a organizarlos en cinco estantes según distintos criterios derivados de la relación jóvenes —lectura— mercado editorial–escuela.5 Un aparte biográfico insiste en la necesidad de revisar la propia biografía lectora en relación con los modos de leer actuales y apuesta a un sexto estante que incluya literatura juvenil escrita por jóvenes, y más aún, que se abra a textos y formatos digitales totalmente ajenos a las clasificaciones de los anaqueles previos. Esta observación, advierte la autora, trae consigo «nuevos cortocircuitos», como lo es el de la crítica —impartida desde ciertas instituciones— apostando a la escuela como lugar de producción en diálogo con los nuevos modos de circulación de lo literario (booktubers, Wattpad, google.docs, por ejemplo) no menos legítimas en términos de profesionalización y difusión que la crítica tradicional.

Luego de todo este recorrido que nos ha llevado a reflexionar sobre la selección de textos y las categorías de uso más arbitrarias instaladas en el imaginario escolar, llegamos a la sección destinada a «Escenas digitales: una bitácora docente» y nos sentamos a leer, como haciendo zapping, las entradas de un blog en las que «Y chau pinela» (nada menos) comparte pensamientos en torno a la lectura literaria en la escuela. En esas entradas se va viendo la artesanía docente a la vista, las propuestas de trabajo, las ideas, las reescrituras multimodales de Alicia, los creepypastas a pleno, los links plagados de envíos, en términos de Analía Gerbaudo, e incluso las intervenciones institucionales (como el texto de las «líneas para discutir en la reunión de departamento: inventar los saberes escolares») que refuerzan la apuesta a hacer de la escuela un espacio de producción y difusión de escritos críticos y literarios, a reconfigurar su rol en relación con la institución literaria permitiéndole un vínculo más activo con la sociedad a la que pertenece. Apuesta utópica que encuentra su condición de posibilidad más clara en la procedencia social y concreta de todas las escenas de lectura y trabajo desplegadas a lo largo del libro.

Como si fuera poco o quedaran dudas, el último apartado, que lleva el título del libro, narra el caso de una profesora que decidió dar para leer a sus estudiantes El vizconde de mediado de Ítalo Calvino, que había quedado en la biblioteca escolar, en cantidad y desatendido por lectores precedentes. Y en el desafío que implicó la lectura completa del libro con todo el curso, los envíos a otras lecturas, a otras geografías, la docente se encontró aprendiendo con sus estudiantes, trazando mapas, volviendo sobre sus pasos, reinventando sus modos de leer y de enseñar, experiencia que llegado ese punto del libro, motiva al lector docente que somos a preguntar, junto con la autora:

¿Qué libro no puede ser —con un/a mediador/a cartógrafx que haga significativo, placentero y recordable el viaje, que invente con sus alumnxs los mapas a seguir y cambiar— ese que haga que las clases de Literatura en la escuela secundaria obligatoria sean el lugar para pensar que la aventura vale la pena? (102)

Notas

Apuntes 183–187

1 En la repetición mecánica de la pregunta quedan atrapados, como sostiene Labeur, incluso sus componentes: «qué complejas elecciones se esconden detrás del qué, quiénes son esxs a lxs que les damos, quiénes somos quienes damos y cómo nos posicionamos respecto del qué y respecto del a quiénes, e incluso del mismo dar en el contexto de una clase en la que el conocimiento circula en más de un sentido. La pregunta sobre qué vamos a leer es también una pregunta por cómo vamos a leer aquello que vamos a leer con lxs jóvenes que leen con nosotrxs y por su cuenta de otros modos que de pronto irrumpen en el aula y colisionan con esos textos que damos. O mejor, qué ponemos a disposición de aquellxs que son nuestrxs alumnxs, que tienen sus modos de leer y sus textos de la cultura letrada, juvenil, audiovisual, mediática, popular» (9).

2 Me refiero a los distintos escritos en los que Labeur ha puesto en relación la enseñanza de la literatura en clave de reflexión en torno a la identidad, tanto en lo referido a la selección de los textos, como en este libro y en otros anteriores, como a la perspectiva desde la cual propone pensar y resignificar los clásicos. Tal es el caso de Edipo Rey, mencionado en el cuerpo del texto, primer volumen de una colección que se propone precisamente revisitar (palabras muy Labeur también) una serie de clásicos en clave actual y en función de lo que estos textos aportan en la búsqueda por conocer y pensar la propia identidad.

3 El primero en colaboración con Mónica Bibbó, Laura ­Cilento, Valeria Sardi, Johanna Ganopolsky, Valeria García, ­Gisela Pérez Perpiñal y Guadalupe Zalazar. El segundo, con Mónica Bibbó y Laura Cilento.

4 Imposible no oír la voz de ese final del prólogo de La trama de los textos que afirmaba que: «Se trata de volver a leer, se imaginar una comunidad de lectores a la que pertenezco, donde los libros van y vienen, entre mis amigos y yo, entre mis colegas y yo, entre mis alumnos y yo. No hay rutina que le pueda poner freno a esta posibilidad de ser traficantes de la cultura. No hay mandato institucional, no hay currículum lo suficientemente eficaz que nos distraiga de aquella pasión inicial. No hay prescripción que pueda entorpecer una relación vital con la cultura. Haga el intento: convoque a unos amigos, a unos pares o a unos alumnos a leer unos poemas o unos cuentos en voz alta. Organice una tertulia y verá cómo no hay colega —no hay profesor— que no se sustraiga a la tentación de reconocerse otra vez como lector» (Bombini:21).

5 Literatura juvenil de lectura escolar producto del mercado editorial, libros para jóvenes previo al fenómeno editorial, libros pertenecientes a este circuito de lectura extra escolar, literatura para jóvenes con jóvenes como protagonistas, literatura juvenil como selección de literatura «a secas» para jóvenes escolares.

Referencias bibliográficas

Bombini, G. (2009). La trama de los textos. Problemas de la enseñanza de la lengua y la literatura. Buenos Aires: Lugar Editorial.

Geertz, C. (2003). La interpretación de las culturas. Buenos Aires: Gedisa.

Gerbaudo, A. (2011). La clase de lengua y de literatura como envío. En La lengua y la literatura en la escuela secundaria. Rosario: Homo Sapiens, 159–184.

Girondo, O. (1924). Manifiesto de «Martín Fierro». Revista Martín Fierro, (4), 1–2.