Con el número 60 celebramos los treinta años de Estudios Sociales que —en un recorrido ininterrumpido, sin escalas y tenaz— se convirtió en una comunidad de ideas y contribuciones originales. Un emprendimiento institucional e intelectual que hoy festejamos con gran entusiasmo y satisfacción, porque las palabras que contienen sus textos viajaron en el espacio y en el tiempo. La palabra es, como bien se ha dicho, lo que nos distingue de los otros seres vivos. En la profundidad de nuestra cultura e historia las palabras son acciones y tienen consecuencias. La palabra, esa, que cogenera la realidad, y transforma nuestras formas de vida; las palabras, señala Wittgenstein, son también hechos.

En todo este tiempo, Estudios Sociales se puso al servicio del oficio de pensar, al servicio de la escritura académica, y así convocamos a autores y lectores, y fuimos entrando en contacto con unos y otros. Creamos una institución científico–cultural y organizamos un plan, en los inicios, de mediano plazo. Nunca pensamos que llegaríamos al número 60, nos conformábamos en ese entonces con una existencia de 10 años.

Estudios Sociales no tiene un acta de fundación (no sé si las Revistas la tienen), pero si posee hoy una extensa trayectoria reconocida nacional e internacionalmente. Aunque no haya acta de fundación hay una historia que la edifica. Seguimos la ruta de la memoria y la de las evidencias. Su primer número se publicó en el segundo semestre de 1991, cuando era Rector de la Universidad Nacional del Litoral, Juan Carlos Hidalgo. La iniciativa, el perfil y su impulso, nos tuvieron como protagonistas, en un entrelazamiento de amistad y de vida intelectual: Darío Macor, Eduardo Hourcade, Ricardo Falcón, pertenecientes a la UNL y a la Universidad Nacional de Rosario. La propuesta fue compartida con otros amigos y colegas de la Universidad Nacional de Córdoba y de la Universidad Nacional del Comahue.

Su director fue Darío Macor, la sede editorial era el Departamento de Extensión de la UNL, dirigido en ese momento por Marcelo García, y la Secretaría de Producción (hoy, la Secretaría de Redacción) a cargo de Susana Piazzesi, más tarde Co Directora de la Revista. Desde su primer número Estudios Sociales fue editada por la Universidad Nacional del Litoral bajo la responsabilidad académica de un Comité Editorial integrado por profesores de diferentes universidades argentinas.

En la Presentación del Numero 1 se apuntó que con sede en la Universidad Nacional del Litoral, Estudios Sociales es una coedición que nuclea al Área de Ciencias Sociales del Departamento de Extensión Universitaria y el Centro de Estudios Históricos (CEDEHIS) de la UNL, del Centro Interdisciplinario de Estudios Sociales Argentinos y Latinoamericanos, de la UNR, y el Grupo de Estudios de Historia Social de la Universidad Nacional del Comahue. Esta organización coeditora, se expresa en la composición del Consejo de Redacción que se enrique y completa con la participación de Ofelia Pianetto de la Universidad Nacional de Cordoba.

Esta coedición continuó hasta el número 19, segundo semestre de 2000, y ya el número 20, primer semestre de 2001, se edita (como en sus inicios) por la Universidad Nacional del Litoral. Su Consejo Editorial se refuerza con César Tcach y Darío Roldán, dos figuras prestigiosas, reconocidas en el mundo académico.

Tiempo después, en el primer semestre de 2011, escribía Darío Macor en la Presentación del número 40: «Entre Santa Fe y Rosario, en la Argentina del ocaso del alfonsinismo, comenzamos con Susana Piazzesi a discutir con Ricardo [Falcón], Eduardo Hourcade y Hugo Quiroga la posibilidad de proyectar nuestra acción como grupo académico en distintas actividades, entre las cuales destacábamos, aunque no en exclusividad, la de producir una revista académica que terminó siendo Estudios Sociales», y unos renglones más abajo continua: «Así y siempre bajo su impulso [Ricardo Falcón], terminamos de conformar el Consejo Editorial de la revista con la incorporación de Ofelia Pianetto, de la Universidad Nacional de Córdoba, y Enrique Mases, de la Universidad Nacional del Comahue».Los que integramos este colectivo hemos pasado en los últimos años por momentos difíciles, cuando sufrimos la pérdida de cuatro de sus miembros fundadores, entre ellos Darío Macor, el director histórico de Estudios Sociales, quien la dirigió durante 22 años, entre 1991 y 2013. Esta especial situación nos sometió a una revisión crítica y a una confrontación lúcida con sus consecuencias, tanto las deseables como las no deseadas, para preservar la herencia del pasado, y proyectar la revista hacia el futuro.

Estas dolorosas situaciones no nos anclaron en el pasado, sino que al contrario nos impulsaron hacia adelante —aunque observando siempre el pasado— para una reafirmación, una actualización, y una renovación de un proyecto colectivo de científicos sociales, que deben adecuarse a las nuevas circunstancias, así como también a las transformaciones de nuestro tiempo. No lo vivimos como una segunda época de la revista ni de una reformulación de fondo.

Los objetivos y el perfil con que fue diseñada Estudios Sociales no están en cuestión, al contrario, nuestra idea es reforzarlos de manera original e imaginativa, entre otras cosas, con la incorporación de las nuevas generaciones. Se integraron al Consejo Editorial Cecilia Lesgart, Marcela Ferrari, y Daniel Comba. Por su parte, Natacha Bacolla dejó la Secretaría de Redacción para hacerse cargo de la Codirección de la Revista. Así, queremos seguir rindiendo cuenta de las producciones intelectuales, culturales y de investigación científica que alimentan la discusión pública en las ciencias sociales, desde el más alto nivel de rigurosidad académica.

Como ya fue comunicado al Consejo Editorial, a mediados de 2020 Francisco Reyes renunció a la Secretaria de Redacción después de varios años de compromiso con Estudios Sociales. Mi agradecimiento y reconocimiento por la labor desarrollada, así como también a los Asistentes de Redacción, en especial a Florencia S. Wegher Osci. El nuevo Secretario de Redacción, Daniel Comba, con una destacada actitud y la mejor predisposición contribuyó manifiestamente a sacar a luz el número 60, que hoy celebramos.

Nuestra decisión fue continuar y renovar Estudios Sociales gracias al apoyo sostenido de la Universidad Nacional del Litoral. El espíritu es el mismo que le dio origen, la actitud es la de siempre, retomar cada día esta labor sabiendo que es interminable. Sabemos además que la ciencia no es el coto privado de unos pocos individuos, ni bebe de una única fuente, ni se construye a partir de los dogmas de una determinada autoridad. En estos treinta años de gestión académica de la Revista han pasado muchos colegas y amigos, y esto es una muestra del apoyo institucional a un proyecto más allá de las personas que lo tienen a cargo.

En ese sostén institucional mi agradecimiento profundo a Miguel Irigoyen, Secretario de Planeamiento Institucional, a Ivana Tosti, Directora de Ediciones UNL, que desde siempre fue un acompañamiento constante; a Alejandra Sedrán, en la Producción Editorial, y a todo el equipo de gestión.

Fruto de un espíritu colectivo, plural y crítico, este proyecto intelectual–universitario —como es Estudios Sociales—, se afianzó en su propósito y ganó prestigio académico en el campo de las ciencias sociales. Este es el desafío que tenemos por delante: continuar con la aventura del pensar y el hacer, de saber que leer y escribir caminan juntos, de profundizar la relación recíproca entre los conceptos y la investigación empírica.