Dossier

Hijas del despojo. Trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas al sur de Wallmapu, 1985-2020

Daughters of dispossession. Labor trajectories of urban-dwelling mapuche women in southern Wallmapu, 1985-2020

Carolina Carillanca Carillanca
Universidad de Los Lagos, Chile

Estudios Sociales. Revista Universitaria Semestral

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN: 0327-4934

ISSN-e: 2250-6950

Periodicidad: Semestral

vol. 64, núm. 1, e0042, 2023

estudiossociales@unl.edu.ar

Recepción: 01 Febrero 2023

Aprobación: 29 Mayo 2023



DOI: https://doi.org/10.14409/es.2023.64.e0042

Para citar este artículo: CARILLANCA CARILLANCA, CAROLINA «Hijas del despojo. Trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas al sur de Wallmapu, 1985-2020», en: ESTUDIOS SOCIALES, revista universitaria semestral, año XXXII, n° 64, Santa Fe, Argentina, Universidad Nacional del Litoral, enero-junio, 2023.

Resumen: Este artículo aborda las consecuencias del despojo en las trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas y la situación del trabajo desde la perspectiva de las mujeres trabajadoras mapuche urbanas al sur de Wallmapu, 1985-2020. Estas mujeres pertenecen a, dos generaciones que participan en el mercado de trabajo del Fütawillimapu (gran territorio de la gente del sur). A partir del nütram se reconstituye la historia social personal de cada trabajadora y se abordan las trayectorias laborales, en su secuencia tiempo y espacio: asentamiento, inserción, experiencia de entrada y salida del espacio laboral. Así, se da cuenta que las lógicas del despojo de la corporalidad están articuladas por las consecuencias del despojo territorial, ambas coexisten en una tercera, el despojo político, que sigue relegando el papel de la historicidad de los pueblos indígenas en el trabajo.

Palabras clave: Mujeres mapuche, mercado del trabajo, despojo, Fütawillimapu, tiempo presente.

Abstract: This article addresses the consequences of dispossession on labor trajectories of urban-dwelling Mapuche women and their labor situation as viewed from their own perspective in southern Wallmapu, between 1985–2020. These women belong to two distinct generations engaged in labor market in Fütawillimapu (Great Lands of the South). By means of nütram, a personal-social history is reconstructed for each worker, presenting their labor trajectories in a time-spatial sequence: settlement, placement, and experience regarding entry into and exit out of labor field. Thus, logics of bodily dispossession are revealed to be articulated by the effects of territorial dispossession, both of these coexisting within a third one, namely political dispossession, which persists in relegating the role of indigenous peoples’ historicity in labor.

Keywords: Mapuche women, labor market, dispossession, Fütawillimapu, present time.

I. INTRODUCCIÓN

La participación de la mujer en el trabajo no remunerado al interior de la sociedad mapuche ha tenido un papel fundamental en la sostenibilidad de la economía familiar en la historia de largo alcance. Los estudios sobre trabajo y mujer coinciden en que la incorporación al mercado de trabajo se encuentra caracterizada por la precariedad laboral (BLANCO, RAIN, JULIÁN, 2022)

Las relaciones trabajo y mujeres mapuche concita interés en la actualidad, producto de la necesidad epistemológica y política de comprender/articular formas de pensar en contextos de diversidad. El desarrollo de los estudios considera la inserción de la mujer por sectores económicos. En principio, un eje dedicado a la migración mapuche campo-ciudad y trabajo doméstico (ANTIELO, 2013), (ALVARADO, 2021), (ANTIELO y ALVARADO 2017), Y (ANTIELO Y ALVARADO, 2018). Un segundo eje asociado a la feminización de la agricultura y trabajo de temporada (VALDÉS, 2021). Posteriormente, un tercer eje centrado en las diásporas en resistencias y ocupaciones profesionales (RAIN, 2020) y de (RAIN, PUJAL, MORA, 2020).

El territorio está definido por las coordenadas geopolíticas mapuche nos ocupa el Fütawillimapu (gran territorio de la gente del sur), limita al norte con el Río Toltén, al este con el Océano Pacífico, al este con Puelmapu y al sur se extiende hasta la Füta Wapi Chilwe (Isla Grande de Chiloé).

El trabajo aborda la historicidad de las mujeres pertenecientes a un territorio y a un pueblo, el tratamiento de la temática conecta las coyunturas históricas y las transformaciones del modelo social y laboral del período. El objetivo central de esta investigación es analizar las consecuencias del despojo en las trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas y la situación del trabajo desde la perspectiva de las mujeres trabajadoras mapuche urbanas al sur de Wallmapu, 1985-2020. El interés estará puesto en: 1) la niñez mapuche trabajadora migrante en contexto urbano; 2) trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas durante el neoliberalismo, y 3) la cuestión del trabajo en perspectiva mapuche williche en las voces de las trabajadoras y lideresas mapuche williche.

En lo que toca al acercamiento de estudio será abordado distinguiendo un modelo exploratorio y análisis cualitativos de los hallazgos encontrados en los nütram (conversación). A partir de los nütram se reconstituirá la historia social personal de cada trabajadora. Igualmente, se centrará la dimensión de tiempo y espacio en las trayectorias laborales, partiendo por el asentamiento, pasando por la inserción, hasta llegar a las experiencias de entrada y salida del espacio laboral.

El nütram es una práctica intergeneracional del conocimiento que dirige el accionar político apegada a la tradición mapuche. Así mismo, seguiremos la epistemología del sungün (la palabra) como vehículo de trasmisión del pensar, sentir y actuar en la cultura mapuche. A partir de los saberes que comparten autoridades ancestrales, escritores e investigadores mapuche canalizan la memoria oral a las escrituras que emergen desde el gran territorio de la gente del sur, en clave política y epistemológica, como una forma de recuperar el conocimiento aquilatado en las prácticas de las comunidades y pueblos que se saben diversos. Ponemos énfasis en una forma de pensar desde la experiencia y la disputa de ideas dentro de una visión de mundos más amplia. Este ejercicio afianza las relaciones entre los saberes académicos e indígenas, por ello resulta necesario declarar que recogemos las orientaciones de (TUHIWAI, 2016), mediante la puesta en valor de las prácticas del nütram y las posibilidades de investigación que se abren para comprender otras visiones de mundo que no alcanzan a ser problematizadas desde los instrumentos metodológicos convencionales de las ciencias sociales y la historia.

Respecto a los aspectos metodológicos se debe señalar que, para la selección de las mujeres trabajadoras mapuche williche urbanas se consideraron los siguientes criterios: 1) Mujeres mapuche williche activas en el mercado laboral urbano; 2) Mujeres mapuche williche con residencia en la ciudad de Osorno; 3) Mujeres mapuche williche entre 55 a 65 años; y, 4) Mujeres mapuche williche entre 25 y 35 años. En relación con las fuentes, fueron dos las principales: el nütram y la revisión de periódicos de 1999 y 2018.

II. ENTRADAS AL DESPOJO DESDE LA FÜTAWILLIMAPU

Reiteradamente en los nütram (conversación) que acontecen en los diversos territorios de la Fütawillimapu la situación sociopolítica se expresa en: «quedamos arrinconados en los territorios como ciudadanos sin derecho». Un relato similar encontramos en la escritura, el que se constituye en fuente de inspiración de las ideas teóricas y políticas que guían la propuesta del sungün (palabra) de la machi williche Adriana Paredes Pindatray: «hijas del despojo» (GARCÍA, 2017: 175), advirtiendo por lo demás, que el devenir de la existencia de mapuche y no mapuche pasa por la enfermedad del despojo y la necesidad del equilibrio. El despojo incide en la diversidad de la sociedad mapuche y sus expresiones; de habitantes de los territorios rurales y urbanos, de los que convirtieron ese despojo en su forma de sobrevivir, de la devastación territorial y el sufrimiento mapuche.

Como lo hace notar, la machi Adriana Paredes, existe una necesidad de conversar y sanar en el seno de los lazos comunitarios. En particular los relatos de despojo poseen una alta carga emotiva que está directamente vinculado con el trauma histórico intergeneracional. Sin embargo, hay «audiencias de horrores» que vuelven a revivir el dolor.

Un pilar fundamental para la comprensión de este proceso se asienta en la organización del pensamiento indígena organizado en un código de normas entregados por los ancestros, el cual recibe el nombre de Az Mapu. Como afirma el Apo Ülmen, Arturo Camio, los principios que dirigen el horizonte del respeto de la vida en la tierra son: «1) una dialéctica complementaria; 2) el materialismo orgánico del conocimiento; 3) un modelo de organización social y 4) las prácticas comunitarias» (Nütram realizado el 20/01/2023). Por cuanto la causa de un hecho debe ser vista en su conjunto o, dicho de otra forma, la situación de afectación en cada territorio se desprende de los ciclos que le dan existencia. Y cada territorio reclama su especificidad, su forma de otorgar los significados y el reconocimiento de sus símbolos, sin que esto les aquiete la capacidad de mirar su historia dentro de otras narraciones.

Siguiendo a Jaime HUENÚN (2011), las distintas expresiones mapuche muestran un estado permanente que se niega a desaparecer, ya sea, en el arte, la poesía, el uso y recuperación de las lenguas propias, la reconstrucción y actualización de conocimientos ancestrales, etc., los cuales operan como mecanismos creativos y dinámicos de la resistencia política, estética y territorial.

El concepto de despojo, está implicado en la utilidad de la historia mapuche, como un retorno cíclico que define los pasos obedeciendo la palabra de los ancestros, basada en la recuperación de las formas existentes en la ancestralidad que habitan la diversidad. Como lo expresa el Apo Ülmen del territorio Kunko, Arturo Camiao, sobre el Wüñosuam: entendido como la evaluación retrospectiva de la historia para no cometer los mismos errores (Nütram realizado el 23/01/2023). Por su parte, Salvador RUMIAN (2022), señala que, desde el pensamiento mapuche, un estado actual no siempre se mantendrá y habrá un momento de retorno a un estado anterior, por ello las posibilidades de liberarnos de las cadenas de la colonización epistemológica están en el derrotero de lo que se pueda hacer para resolver la adversidad. En la perspectiva mapuche williche al sur de Wallmapu, el enfoque del despojo ofrece posibilidades de encontrarnos en la narración con otras historias atravesadas por las opresiones, leernos en clave de contención.

En último término, el despojo, representa el despliegue del colonialismo hispano y la continuidad del colonialismo republicano chileno en su intento de borrar las raíces de la existencia del Fütawillimapu, entrelazando jerarquías raciales, sexuales y de clase. La destrucción no ha sido tal. La gente del sur anda con sus ancestros, en la construcción de relaciones equivalentes que les permitan volver a ser tratados como personas, y una posibilidad de repensar el poder de la diversidad. Aquí radica la importancia del despojo, explica la génesis de la situación actual y articula el horizonte epistemológico y político del Fütawillimapu.

En este contexto, resulta de importancia revisar brevemente el despojo y su articulación con este trabajo, a partir de tres dimensiones: 1) despojo territorial, 2) despojo de la corporalidad y 3) despojo del diálogo.

Respecto al despojo territorial, el hito fundacional de la historia contemporánea del Fütawillimapu es, el Tratado de Las Canoas (8 al 11 de septiembre de 1793), suscrito entre la corona española y los caciques de la Fütawillimapu. Como señalan Raúl MOLINA y Martín CORREA (1998), las implicancias de la cesión de los llanos de Osorno hasta la Cordillera posibilitaron el repoblamiento de la ciudad de Osorno y la aceptación de misioneros que posteriormente se instalarían en el territorio Kunko. Y también el paso a la propiedad hacendal española mediante el restablecimiento del camino Valdivia a Chiloé. Luego, el Estado chileno entrega los Títulos de Comisario (1824-1848) a los Apo Ülmen (cacique mayor), también conocidos como los primeros títulos de propiedad mapuche williche, sin embargo, éstos fueron arrebatados por la expansión latifundista de chilenos, germanos y españoles (MOLINA, CORREA, SMITH-RAMÍREZ, GAINZA, 2006).

La expulsión de los mapuche williche de sus tierras ancestrales es antecedente directo de la migración campo-ciudad y la inserción al mercado de trabajo, fraguando las condiciones necesarias para el despojo de la corporalidad. Una de las ciudades donde es posible rastrear sus implicancias es Osorno. Como formulan CAUCAO y COLIPAN (2019), la modernidad masculinizada mantiene y reproduce una relación colonial sustentada en el contrato social de un territorio sexualizado por el poder, sobre todo en el deseo de los grupos que ostentan el control, quienes vieron la periferia como su despensa más próxima, que le provee de mano de obra barata. Mientras tanto, en las tierras mapuche williche, la salida de mano de obra repercute sobre las economías de subsistencia y la sociabilidad.

Como observa, Ponciano RUMIAN (2020), en este proceso de transformaciones cambiaron abruptamente las normas de reciprocidad, reflejándose en características negativas y destructivas que transformaron las relaciones históricas del trabajo y familia. Ambos fenómenos dan cuenta de la materialización de los entronques dominantes (patriarcado, capitalismo y racismo) en la estructura regional, las mismas, que a través de las jerarquías crean las condiciones necesarias que sostienen la explotación del trabajo y las vidas mapuche williche.

Los efectos de las dimensiones del despojo no han podido ser contenidas por las estructuras políticas del Fütawillimapu, puesto que la Junta General de la Butawillimapu con vigencia hasta nuestros días nunca obtuvo respuesta de parte del Estado chileno, frente a las denuncias presentadas en casos de: usurpación de las tierras, atropellos a la dignidad humana y la integración socioeconómica a la sociedad chilena. En pocas palabras ha existido, despojo del diálogo, como lo demuestran los memoriales mapuche williche recopilados y estudiados por Eugenio ALCAMÁN (2016). Los gobiernos indistintamente de las corrientes no atendieron al llamado. Las respuestas políticas se conjugaron en los paradigmas asimilacionista del siglo XIX y después integracionista en los albores del siglo XX, principalmente, por medio de la campesinización y la educación desde una mirada homogénea (CARILLANCA, 2011).

III. NIÑEZ MAPUCHE TRABAJADORA MIGRANTE EN CONTEXTO URBANO

Posterior a la ocupación militar de la Araucanía (1883), el Estado nacional elaboró un cuerpo legislativo particular para regularizar la propiedad de la tierra. Estas acciones condujeron a la privatización del territorio ancestral al servicio del capitalismo agrario, también en el caso de la Fütawillimapu, se incrementaron las disputas entre las familias mapuche williche y los particulares (ALMONACID, 2009). En la historiografía del Fütawillimapu este proceso está siendo denominado como el período de las matanzas (1850-1930), que inicia con la colonización alemana y termina con la dictación de Ley de Propiedad Austral (RUMIAN, 2022). Como resultado de lo anterior, en la década de 1930 comienza la primera oleada migratoria campo-ciudad asentándose en las periferias de las ciudades. En este apartado nos enfocaremos sólo en el asentamiento de la niñez mapuche en los centros urbanos y su inserción al trabajo doméstico.

Sobre la niñez mapuche y el trabajo en la ciudad, hay que precisar como primera cuestión, que desde la cosmovisión mapuche los niños y niñas desarrollan estrategias de aprendizaje al alero de las dinámicas familiares y comunitarias. Durante la primera década del período de estudio, la población mapuche williche que habita en las ciudades del sur chileno está compuesta básicamente por niños, adolescentes y adultos jóvenes que forman parte del mercado laboral urbano. En su contraste, se encuentran los adultos mayores, quienes se quedan en la ruralidad al cuidado de las tierras y animales.

Por ello, hablamos del despojo territorial en clave epistemológica mapuche, vale decir, la situación se evidencia en la pérdida o disminución material de la tierra y sus afectaciones interrelacionadas con la desestructuración de la familia y, por consiguiente, la anulación del derecho territorial basado en esta última. Ante la insuficiencia económica las familias mapuche tuvieron que vender la mano de obra de sus hijos a cambio de techo, comida, salario y la promesa de educación. Su implicancia constituye un escenario coercitivo en la entrada al trabajo y también, en los rumbos de las trayectorias laborales se definieron por: edad, origen de pertenencia, clase social, nivel educacional y género. Estas dimensiones favorecieron la desnaturalización de la corporalidad mapuche para concretar su explotación.

Cuando nos vinimos a la ciudad anduve buscando trabajo de nana; varias veces me perdí en la calle no sabía dónde estaba; desorientación porque una no tiene un pie en ninguna parte, una se vino a la ciudad y sí no tenía trabajo ni techo era como un pájaro sin nido (Nütram realizado el 14/03/2019, 60 años).

En los nütram se fueron cruzando los datos del lugar de origen familiar, los motivos migratorios y las edades de ingreso al trabajo, pudiendo rastrear antecedentes en común. Mayoritariamente las entrevistadas habían desarrollado su vida en el sector Rahue, o en su defecto, en algún momento de sus trayectorias familiares fue habitado. El segundo antecedente se relaciona con el lugar de salida, casi la totalidad de las mujeres mapuche trabajadoras urbanas, proviene de la comuna de San Juan de la Costa, siendo la búsqueda de trabajo el objetivo de su movilidad.

Otro dato que se va reiterando en los nütram dice relación con las edades de ingreso al mercado laboral. Esta fluctúa entre los nueve y trece años: «cuando nosotros ya fuimos de una edad de nueve o diez años, todos trabajábamos porque nuestros papás siempre quisieron que no fuéramos persona de mala situación y que nos ganemos el pan con honradez» (Nütram realizado el 10/03/2020, 58 años).

Dentro del territorio del trabajo es posible encontrar niñeces mapuche trabajando al cuidado de otras niñeces chilenas trabajando diariamente. Las relaciones que mantienen los niños y niñas chilenas con su cuidadora son distantes y en condiciones de servidumbre, de manera que ser niña mapuche-trabajadora trastocó invariablemente su condición etaria en torno a los roles en el mundo mapuche.

En los relatos se posiciona las labores realizadas y los malos tratos recibidos por los empleadores, muchas de ellas mujeres, para quienes la trabajadora menor de edad se diluyó en la sirvienta totalmente despojada del cuidado. Pareciera una paradoja: el trabajo de cuidados sin cuidados; sin más, para la época este trato laboral formaba parte de la norma colonial, en la cual, los sujetos indígenas son inferiores frente a la sociedad blanca. En el servicio doméstico puertas adentro, los niños mapuche no tuvieron interacciones sociales propias a su edad con otros niños. Finalmente, el trabajo doméstico se impuso sobre la educación formal, aspecto que queda constatado a la hora de consultar por su escolaridad, la gran mayoría, en su época de niñez dejó la educación básica incompleta y después con los años se inscribieron en las escuelas nocturnas para terminar este ciclo de sus vidas. Sobre el trabajo de cuidados y las relaciones de poder que afronta la niñez mapuche, aquí un esbozo de tantas historias:

Yo cuidaba un niñito y me daban el estudio. Me compraban un par de zapatos para el año. Después regresé a mi casa, estuve un año y a los 13 años ya te mandaban a trabajar de asesora de hogar. [La hija del patrón] me trajo a cuidar a su niñito porque ella iba a trabajar. Ella me pidió con mis papas. Entonces quiera o no quiera, una se venía. Además, que éramos tantos que éramos 12 por eso me vine (Nütram realizado el 05/02/2020, segundo tramo etario).

En este marco relacional de la subsistencia, aparecen los pactos de subordinación en el espacio privado en donde se imponen las reglas puertas adentro, las niñas mapuche quedan desprovistas de toda protección a merced de la patrona o el patrón. Por cierto, el pago es completamente desigual al servicio prestado. Entre las razones que explican la proliferación de los abusos, se cuentan la ausencia de redes familiares y la inexistencia de organismos que velarán por los derechos laborales de trabajadoras y trabajadores con una pertenencia de origen que impacta en el alto riesgo de ser sujetos despojables.

Por más de medio siglo este tipo de trabajo se fue apropiando de la subjetividad de la corporalidad. Una de las trabajadoras, nos dice: — .El trabajo de nanas es como si todas estuviéramos expuestas, como si fuéramos mercancía en las agencias. (Nütram realizado el 17/02/2020, 60 años). Un espacio laboral caracterizado por la desvalorización del intercambio entre salario y fuerza laboral (FEDERICI, 2018). Varias generaciones de vidas mapuche atravesaron estos rumbos, esto queda de manifiesto en la cita siguiente, correspondiente al testimonio de ser hija y sobrina de asesoras del hogar,

Me tocó quedarme con mi tía (…), mi mamá se fue a Santiago a trabajar por las necesidades. Mi tía saliendo a trabajar; yo me quedaba con mis primos/as de 5 o 6 años chiquititos solos en una casa, encerrados todo el día hasta que ella llegaba. Mi prima cocinando (Nütram realizado el 14/03/2019, 34 años).

El trabajo asalariado es el factor principal de la fractura entre hogar y mercado (DAVID, 1981). En la sociedad mapuche las distintas fases del capitalismo patriarcal fueron mermando el papel de la red de parentesco. De 1930 a 1990 el trabajo doméstico es realizado principalmente por la niñez mapuche migrante, estas fechas coinciden con la primera ola de migración campo-ciudad y con la llegada de las mujeres peruanas al centro del país que van a diversificar el origen de pertenencia de las asesoras del hogar, también conocidas como nanas.

En este período pasan —a lo menos — cuatro generaciones de vidas mapuche apropiadas por el mercado, que se desarrollan en lo que denomina Boaventura DE SOUSA SANTOS (2014), como la zona del no-ser, marcadas por la racialización de las relaciones de poder. Este fenómeno no es exclusivo del objeto estudiado, más bien, es parte de la constante histórica a escala global y la relación centro-periferia. El colonialismo a escala chilena alimentó su discurso de inferioridad de las poblaciones indígenas por medio del asentamiento de un modelo de selección social y laboral sobre la corporalidad.

Como hemos visto hasta aquí, el control tuvo su punto de partida en la niñez mapuche, las condiciones relatadas muestran un alto grado de deshumanización de la sociedad en general. Diríamos entonces que su niñez se les esfumó entre el dolor del desarraigo y el disciplinamiento del trabajo.

En los nütram es generalizada la expresión: .los winka no nos tratan como gente. (pu winka tsetukelaymo), siendo empleada de manera intergeneracional por los trabajadores y las trabajadoras mapuche. Un razonamiento acerca del mundo del trabajo que desde la cosmovisión se materializa directamente con el despojo de las condiciones laborales y la vida. La desestructuración de la familia aparece como una consecuencia de primer orden, tal y como se ha venido diciendo, el hogar queda reducido a la subsistencia económica muy alejado de la concepción mapuche y de los significados del desarrollo de la persona dentro de un pueblo. La niñez mapuche antes del despojo estaba asociada al aprendizaje de los valores que constituyen el ser gente, lo que vendría siendo para la sociedad no mapuche la condición humana. Para ello, los abuelos jugaban un rol destacado en la trasmisión del conocimiento a través de los nütram,así mismo, a medida que fueran avanzando en edad iban interiorizándose en la reproducción de las estrategias comunitarias legadas por los ancestros y que aseguraban el desarrollo de la vida de las generaciones del tiempo presente y futuro.

IV. TRAYECTORIAS LABORALES DE MUJERES MAPUCHE URBANAS DURANTE EL NEOLIBERALISMO

En la década de 1970 entran en crisis los Estados de Bienestar y el pleno empleo comienza a perder fuerza. En este escenario global, la dictadura militar en Chile desplegó una serie de condiciones que transformaron la producción y el trabajo (GOICOVIC, 2006). Primero, la individualización de la tierra y la individualización de las remuneraciones, condujeron a situar el desempleo como una amenaza para la integración (CANIUQUEO, 2013). En segundo lugar, la re-socialización laboral en contexto de transformaciones productivas propiciadas por el neoliberalismo tuvo efectos sobre el desplazamiento de la población hacia las ciudades intermedias como lugares de reserva de mano de obra flexible. Y tercero, en paralelo con lo anterior, la crisis del modelo patriarcal productor de mercancías produjo una regeneración de la valoración social del trabajo de las mujeres en condiciones de precariedad y explotación. A partir de la década de 1990 se produce la incorporación de las mujeres al trabajo, en el caso de las mujeres mapuche urbanas su ingreso es tardío. En este apartado daremos cuenta de: la movilidad laboral desde el trabajo doméstico al sector educacional en trabajadoras entre 55 y 65 años, y la inserción de profesionales en el sector público entre 25 y 35 años.

Decidimos ocuparnos de la movilidad laboral para posicionar la construcción de la historia social personal de cada individuo, para complementar las dimensiones de origen de pertenencia, edad, nivel educacional, género y clase social —trabajadas anteriormente—. Ello pretende desmitificar la creencia que la educación es factor de movilidad social como lo manifiesta la clase política actual frente a la defensa de los 30 años de neoliberalismo. Es cierto que la educación influye de manera positiva en la inserción en determinados sectores económicos, sin embargo, no es determinante. Mucho menos en una sociedad salarial que no asegura el desarrollo de trayectorias laborales permanentes dentro de un mismo oficio u ocupación. Seguido, la incorporación de la dimensión histórica de cada trabajador nos permitirá adentrarnos en los elementos más estructurales de los mercados del trabajo.

La movilidad laboral comprende el movimiento del trabajador hacia un puesto de trabajo diverso dentro de las ocupaciones del mercado de trabajo. En nuestro caso corresponden a ocupaciones en sectores distintos. Vamos a traer la historia de una asistente de la educación que desarrolla sus funciones en un establecimiento educacional de la ciudad, desde 1994 a la fecha, se encuentra en su última etapa laboral próxima a la jubilación. Sus estudios fueron realizados en una escuela básica de Rahue y un establecimiento de educación media en Osorno. Después de terminar sus estudios trata de insertarse en el sector de servicios, obteniendo resultados desfavorables para sus pretensiones, según recuerda: —«Tú buscabas empleo en otro ambiente y no había para ti, tenías que ser empleada doméstica. […] Solamente por el apellido te miraban y te daban trabajo». (Nütram realizado el 12/02/2020, segundo tramo etario). Sin otra posibilidad, por ocho años se desempeñó en el trabajo doméstico en la capital de Chile, hasta que decide hacer un curso de especialización que le permitiera entrar a trabajar al establecimiento educacional.

En su segunda experiencia laboral puede evaluar como la discriminación está arraigada en los rasgos estructurales del sistema educativo. Mediante el ejercicio retrospectivo de recordar (Wüñosuam) es inevitable cruzar dos generaciones en contexto educativo, por un lado, la discriminación vivenciada por sus rasgos mapuche y, por otro, el borramiento de las raíces que se delata en la interacción con los estudiantes secundarios.

Los chicos [estudiantes] mapuche no se atreven a hablar porque nadie les pregunta. El joven no se identifica como ser mapuche. Si hubiera un espacio donde el joven pudiera verse como mapuche podría desarrollarse en sociedad. Como eso no sucede, hay discriminación (Nütram realizado el 12/02/2020, segundo tramo etario).

En la segunda historia conocemos la historia de una educadora tradicional. Esta ocupación requiere tener condiciones lingüísticas y culturales para enseñar en las escuelas. Al igual que la asistente de la educación se encuentra en los últimos años de desempeño profesional. Sus estudios de enseñanza básica fueron desarrollados en San Pablo y su enseñanza media en Osorno. Habiendo culminado su proceso formativo se desplaza a Santiago, en donde convivió entre dos ocupaciones, educadora especializada en hongos silvestres del bosque nativo dictaba charlas en la Universidad Metropolitana de la Educación y trabajadora de casa particular, también fue parte de la organización gremial del servicio doméstico. Respecto a su rol, recuerda: —«Era súper difícil trabajar con las empleadas de casa particular, es un sector muy desclasado y sigue siendo desclasado, y ahí caen nuestras hermanas mapuche» (Nütram realizado el 06/02/2020, 52 años). A los 35 años decide junto a su familia retornar a las tierras de sus padres, cuenta que el primer año fue sobrevivir con los productos del campo y posteriormente, ingresa a trabajar a las escuelas prestando servicios a honorarios.

Como educadora tradicional realiza su evaluación retrospectiva (Wüñosuam), en torno al trabajo y la persistencia de la norma colonial en la enseñanza:

A los directores les encantaría que aprendan manualidades. Mientras tú sientes a un niño en un telar y no le expliques lo que trae el telar y su historia, todo bien. En mi época de colegio de Quilacahuín. Me recuerdo de una vez, estábamos en clases de castellano y tuvimos que leer el libro «El Diario de Ana Frank», y después tuvimos la prueba. Una de las chicas no llegó temprano, llegó atrasada. Entonces llegó y pidió sí le podían tomar la prueba; dio las explicaciones correspondientes y la profesora de castellano —le decían en ese tiempo—. Dijo que sí. Y viene el director y dice: —¡hay que tanto te preocupas! sí al final para lavar platos y ollas, no se necesita saber tanto (Nütram realizado el 06/02/2020, 52 años).

A partir de la historia social de cada trabajadora se comienza a desprender que el despojo de los cuerpos de servicio está imbricado en las relaciones laborales que crean las estructuras que sujetan la raza, clase y género. Generalmente los abordajes de la cuestión laboral se centran en las condiciones laborales con el propósito de poner en evidencia la segmentación sociocultural, la falta de oportunidades según el origen social y las brechas entre hombres y mujeres en la organización de los mercados de trabajo. Enhorabuena estos diagnósticos tributan al debate de la política pública en materia laboral y también el bienestar de los proyectos de vida. Pero, el despojo recae sobre la historia del trabajador o trabajadora, aquí radica la génesis de la cuestión del trabajo. A continuación, presentaremos tres historias de trabajadoras mapuche urbanas, entre 25 y 35 años, que están iniciando sus recorridos en los espacios laborales de la administración, educación y salud.

El siguiente testimonio, corresponde a una contadora. Obtuvo su título técnico profesional en contabilidad, en un reconocido establecimiento educacional de Osorno y después culminó estudios superiores, en una casa de estudios de la misma ciudad. Es la primera generación con estudios superiores completos y segunda generación mapuche en la ciudad. Nos cuenta de las dificultades para encontrar empleo en su sector, su experiencia ha sido en períodos acotados bajo el régimen de jornada parcial. Otro factor para considerar en la interrupción de su trayectoria laboral es la maternidad, sin la red de protección social del Estado tuvo que vivir junto a su madre para sobrevivir y posteriormente, realizar trabajos de cuidados para generar ingresos propios. En paralelo ha seguido especializándose. Recapitula que la mayor estabilidad laboral y remuneraciones las obtuvo en la salmonicultura. Resulta llamativa esta afirmación, en tanto, el sector aludido presenta altos índices de precariedad laboral (VALDÉS, REBOLLEDO, PAVEZ, HERNÁNDEZ, 2014). Pasemos a conocer su primera experiencia laboral que duró tres años:

En un comienzo no encontraba trabajo, eso fue una dificultad porque te piden experiencia y no la tienes. Entonces yo me fui a trabajar a la época del salmón, cuando fue un boom, me fui a trabajar para Chiloé. Esa fue mi primera experiencia laboral y que yo estuve harto tiempo trabajando de operaria y después pasé a otra sección no tan física pero igual trabajaba en fábrica. (Nütram realizado el 17/02/2020, 35 años).

En este caso, conversamos con una educadora diferencial. Es la primera generación con estudios superiores completos y segunda generación mapuche en la ciudad. Su primera carrera fue Psicología en Puerto Montt, corría el año 2008, su último año de estudios, cuando su abuela fue diagnosticada con demencia senil y debió abandonar su carrera para hacerse cargo de su cuidado. Su abuela alcanzó hasta tercer año básico toda su vida se desempeñó en el trabajo doméstico para solventar los gastos del hogar. Añádase a este período, su participación en empleos informales:

Cuando estudiaba en Puerto Montt mi padre me daba para pagar el arriendo y tenía la beca Presidente [de la República], y también trabajaba de empaque, me las arreglaba sola. En realidad, porque yo sabía que la situación en la casa no era para estar pidiendo que me ayuden. Antes con cuatro turnos a la semana por lo bajo $25.000.- (veinticinco mil pesos) y siempre uno trabajaba cuatro turnos a la semana, era salvador (Nütram realizado el 18/02/2020, 30 años).

El año 2013 vuelve a dar la prueba de selección universitaria y opta por la carrera de Educación Diferencial en Osorno, al año siguiente, su madre es diagnosticada con cáncer, ante lo cual ella debe encargarse de los cuidados de su progenitora y su hermana de seis años sin abandonar sus estudios. Su mamá había logrado terminar sus estudios de enseñanza media y hasta pudo sacar un título técnico de Asistente Jurídico, pero nunca pudo insertarse en su área, de hecho, tuvo que migrar a los trabajos de la salmonicultura en la región. Así, reconstruye la valoración de su trayectoria familiar: —«Yo salí adelante por mi mamá, por mi abuela. Ellas insisten en que no quieren que uno viva las condiciones que ellas vivieron o repita la historia» (Nütram realizado el 18/02/2020, 30 años). Finalmente recibió su título profesional y trabaja a jornada completa de manera estable.

Por último, una enfermera, obtuvo su título en una universidad privada en Osorno. Es la primera generación en alcanzar la educación superior completa y segunda generación de mapuche urbanos. Finalizados sus estudios inmediatamente se pudo insertar en el principal recinto de salud público de la provincia, en un comienzo estuvo a honorarios por tres meses. Luego se adjudicó un concurso y pasó a la contrata. Al comienzo, también realizaba clases en un establecimiento técnico profesional y en una universidad privada, ambas instituciones ubicadas en Osorno. Después adoptó la decisión de dejar esos empleos para seguir capacitándose en salud comunitaria y salud mental, en respuesta a sus ambiciones de crecimiento profesional y las exigencias impuestas por el sistema de salud público. En esta conversación dentro de la experiencia laboral se abordaron las perspectivas de la salud mental en contexto mapuche williche, realmente muy enriquecedor su aporte, sin embargo, para esta lectura rescatamos su proyección profesional y como el trabajo va cooptando la vida. El desarrollo del capital humano en Chile refuerza esta lógica, finalmente la especialización pasa a ser la carta de presentación de una trabajadora competitiva, mucho más, que la trayectoria laboral en el sector profesional.

Yo espero seguir trabajando en salud mental porque me gusta muchísimo. Sí me gustaría seguir formándome en otras áreas, un área de interés también es el área intercultural, y todo lo que tiene que ver con la salud comunitaria. Igual mi carrera me exige seguir formándome en el área administrativa, en calidad de gestión de la salud, que está dentro de mis expectativas profesionales (Nütram realizado el 11/02/2020, 33 años).

En el territorio de la Fütawillimapu durante la década de 1980 se inicia un proceso de estancamiento de la migración campo-ciudad, aun cuando, por estos años se materializaron dos medidas que afectaron gravemente la situación económica de las familias mapuche rurales, siendo estas: la privatización del crédito agrícola y el cobro de las contribuciones a la propiedad de la tierra. A causa de aquello, los trabajadores rurales se emplearon en sectores tradicionales como la ganadería y en enclaves capitalistas dedicados a la fruticultura, salmonicultura y forestal. En cambio, en las ciudades la población trabajadora se incorpora en los sectores de servicios públicos y privados. Asimismo, comienza el desarrollo de una capa profesional de empleados públicos. Pero, uno de los sectores que más se expande es el retail. Por último, los trabajadores de las periferias con menor calificación, muchas de ellas mujeres, se enrolan en los trabajos de temporada en los enclaves capitalistas.

V. LA CUESTIÓN DEL TRABAJO EN PERSPECTIVA MAPUCHE WILLICHE

El trabajo remunerado tiene un papel fundamental en la sociedad mapuche y en la sociedad chilena en cuanto determina el bienestar económico, bienestar humano y el bienestar sociocultural. El trabajo no sólo permite la autorrealización individual sino igualmente condiciona su integración en la vida social. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, «en las historias de familias el acceso a un trabajo remunerado, así como la calidad de éste, dan cuenta del modo y grado de su integración social» (PNUD, 1998: 194). En consecuencia, el trabajo ordena las situaciones de seguridad e inseguridad. En este desarrollo de la problemática tomamos distancia respecto a los diagnósticos emanados de las publicaciones de Naciones Unidas, respecto a las inseguridades que viven las trayectorias de familia. En lo expresado por Irma Arriagada: «las autoridades competentes concuerdan en que los principales problemas que afectan a la familia en América Latina son la violencia intrafamiliar, el desempleo y su desintegración» (ONU, 2001: 34).

A partir de los aportes desarrollados en el segundo y tercer apartado, en cuanto a la desestructuración de la familia y la jerarquización de las relaciones laborales que atraviesa la historia social de cada mujer trabajadora, nos centraremos en las amenazas a la integración social, desde la práctica del Wüñosuam (evaluación retrospectiva de la historia) aparecen la discriminación, la deshumanización de las vidas mapuche y el empobrecimiento. Con esto, queremos posicionar la cuestión del trabajo, entre las consecuencias que recaen en los contextos coloniales.

Como discriminación las mujeres mapuche williche asimilan todas aquellas experiencias y frases que involucran las dimensiones del trabajo y la vida porque en ellas se materializa la inferioridad de sus prácticas y saberes. En paralelo investigadores mapuche, como Enrique ANTILEO (2015) han abordado las formas de trabajo que operan en las desigualdades históricas respecto a los pueblos indígenas y en torno a la construcción de imaginarios sobre algunos empleos, en la configuración del trabajo racializado. Sólo para efectos de dialogar con la reflexividad del territorio haremos uso de la primera.

En 1999 durante la conmemoración del Tratado de Las Canoas, entre autoridades ancestrales y autoridades regionales representantes del Estado chileno. Uno de los puntos que concitó atención fue la necesidad de colocar la situación de las mujeres mapuche williche en la gobernanza. Así también, se identifica la discriminación como la principal traba que impide el acceso a la igualdad de oportunidades de trabajo y condiciones de empleo, en particular, a semejanza de los trabajadores chilenos, y a un lugar que reconozca su aporte.

(…) también se habló sobre la mujer mapuche y los desafíos que debe enfrentar ante la discriminación, por lo cual se manifestó la urgente necesidad de mejorar sus condiciones de vida, brindando mayores oportunidades en el ámbito económico, de capacitación, salud, educación y cultura. (El Austral De Osorno,10/09/1999).

En la visión de las lideresas mapuche williche sobre la discriminación surgen reflexiones y planteamientos difundidos por medios de comunicación. Encontramos un saludo conmemorativo del día internacional de la mujer, dedicado por la dirigente lafkenche, de la comuna de San Juan de la Costa:

Cuando niña pensaba que todos nacíamos y éramos iguales, semejantes en derechos y oportunidades ante la vida. Con el tiempo al iniciar estudios me fui dando cuenta de que para las mujeres existían miradas diferentes, algunas con menosprecio, otras benevolentes, pero lo más terrible era que ya no éramos iguales como alguna vez lo soñé de pequeña (Fütawillimapu, 08/03/2018).

Más adelante, en pleno otoño de 2018 mujeres chilenas y la población mapuche se daban cita en las calles de las principales ciudades del país, eran los tiempos del mayo feminista y la criminalización de la Machi Francisca Linconao (por el caso Luchsinger-Mackay), así las cosas, las protestan convocaban a la reunión de actores diversos. En este escenario surgieron discursos apelando a la condición histórica de abusos contra las mujeres chilenas y mapuche, el relato estaba cruzado por una agenda pública contra las violencias, con rasgos históricos diferenciados cada uno de ellos embestía el rol estatal. Un reportaje periodístico de la época esboza los dichos de la primera mujer mapuche williche en llegar al parlamento chileno, diputada Emilia Nuyado Ancapichun:

Las mujeres de pueblos originarios sufren una triple discriminación: social, racial y de género. Por eso desde mi condición de mujer mapuche he apoyado decididamente las manifestaciones feministas que han significado un avance en una agenda que no consideraba los temas de género como prioritarios hace sólo unas semanas. (La Tercera, 25/05/2018).

El pronunciamiento sobre la interseccionalidad se relaciona con las estrategias políticas desplegadas por la dirigencia mapuche del territorio de la Fütawillimapu, por un lado, la afinidad con la agenda internacional de derechos indígenas, y por otro, repertorios de construcción de una democracia participativa. No obstante, pasaron los años y las opresiones que recaen sobre las mujeres mapuche continúan en el silencio de la política colonial.

En la construcción política de un marco relacional con los pueblos indígenas, uno de los instrumentos que se aborda la contratación y condiciones de empleo, es el Convenio Nº 169 sobre Pueblos Indígenas y Tribales. Ratificado por el Estado de Chile durante el 2008, el cual señala: «los gobiernos deberán hacer cuanto esté en su poder por evitar cualquier discriminación entre los trabajadores pertenecientes a los pueblos interesados y los demás trabajadores» (INSTITUTO NACIONAL DE DERECHOS HUMANOS, 1989:15). Sin embargo, desde la perspectiva de los dirigentes mapuche williche, las debilidades en el campo del derecho se expresan en los propios límites impuestos por la «versión chilena» del multiculturalismo neoliberal y la continuidad de las estructuras históricas que supeditan la subordinación de los pueblos indígenas, como hacen saber Javier AGUAS y Héctor NAHUELPAN (2018).

Respecto a la deshumanización de las vidas mapuche, este nombramiento es rescatado de los debates de la generación actual, ya que en la generación de nuestras madres y abuelas de la Fütawillimapu se escuchaba con fuerza la expresión: «pu winka tsetukelaymo» (los winka no nos tratan como gente) y en Ngulumapu se usaba «che xokigelan» (no me consideran persona, gente). Un antecedente histórico para tener en cuenta. Los territorios indígenas que hoy en día comprenden Wallmapu, han desarrollado a lo largo de su historia un proyecto político centrado en la relación diversidad y el respeto de la vida de los seres humanos y no humanos. El despliegue se ha desenvuelto de diversas formas políticas frente a las opresiones del colonialismo, que revelan la adaptación en resistencia de un pueblo colonizado, que responde desde diversos lugares y posiciones. Uno de estos, la extensión del trabajo en la vida.

Como asesora del hogar yo trabajaba 10 horas de trabajo puertas adentro. Me tenían un mínimo dependiendo de las horas que trabajaba. En esos años cuando leí mi contrato yo tenía días de descanso, horas libres y esto y lo otro. Pero si llegaban a las 11 o 12 de la noche y pedían un café yo tenía que dárselos. Pero yo después que leí mi contrato, después de las 10 de la noche yo no tenía por qué abrirle la puerta a nadie y ahí fue que se generaron problemas después (Nütram realizado el 14/02/2020, 48 años).

Este nütram da cuenta del retroceso civilizatorio en materia de trabajo y derechos humanos. La explotación del cuerpo, el miedo a la patrona y el peso de la soledad nos hablan de una desarticulación total del proyecto de vida en sociedad. Un retroceso a la integración, que se refleja en las condiciones laborales del trabajo doméstico en la década de 1980, hoy, escondidas bajo la flexibilidad laboral siguen azotando la dignidad del trabajo.

Durante el desarrollo de los doce nütram que dan cuerpo a este artículo fueron apareciendo la representación de prejuicios y estereotipos que se reproducen hacia los mapuche en el trabajo: «los indios son como perros, son fieles cuando se les enseña» asociado directamente al régimen de servidumbre, «todos los indios son iguales», el marco general de la inferioridad, «cara de nana», correlación entre mujer mapuche y trabajo doméstico «pincha buey», correlación entre hombre y trabajo agrícola, y «flojos» condición que impide su progreso material. Estas frases que racializan, excluyen y minimizan, evidentemente son negacionistas de la historia social personal de los sujetos mapuche, intencionalmente se pretende borrar el proceso de migración campo-ciudad y la incorporación forzada al mercado de trabajo en busca del salario. Lo que afecta directamente en la vida y las bases de subsistencia de las familias mapuche.

Al mismo tiempo en la vida cotidiana es común hasta los días de hoy: «indios» que se resisten a la chilenización, «éste es más peligroso que mapuche con fósforo» alusión a un supuesto carácter violento, «usurpadores» para referirse a supuestas ocupaciones ilegales de tierras, «asesinos» es parte de la criminalización de la lucha mapuche y «ladrones» el mapuche que reivindican tierras sin tener derechos sobre ella. Todo este entramado discursivo posee alta capacidad de adaptabilidad y regeneración sustentada en la matriz ideológica de la teoría «civilización o barbarie» de Domingo Faustino Sarmiento, en las clases dirigentes en Chile y Argentina. Dicha articulación es parte de los desgarros coloniales de nuestras sociedades, en la cual, aun en los tiempos que corren se pretende instalar la idea de seres infrahumanos y conservar el miedo al otro. Con el propósito claro de desarticular los sentidos de la política que unen a la sociedad mapuche y la sociedad chilena.

Por último, el empobrecimiento es el resultado histórico del ensamblaje de capitalismo, racismo y patriarcado en la estructura regional. A través de la tesis de «la existencia de tierras vacías de grupos humanos en la Fütawillimapu», siguiendo la doctrina de «Terra Nullis», se sentaron las bases ideológicas del período de las matanzas (1850-1930). Esta denominación habla del colonialismo de asentamiento y los alcances del genocidio y el trauma intergeneracional hasta nuestros días, tras los asesinatos de autoridades ancestrales, quemas de casas (rukas), robo de animales, violaciones a mujeres, golpizas propinadas a las familias (müchullas) y el acorralamiento de la población mapuche en las cordilleras. Por ello, la visión de empobrecimiento debe ser en perspectiva de largo plazo y no exclusivamente a la luz de los indicadores del momento. El socavamiento de las condiciones materiales dificulta el desarrollo de las trayectorias familiares:

Yo estoy criando un hijo que sea alguien en la vida, porque uno se esfuerza para que su hijo tenga, que sea más de lo que tú alcanzaste. Yo siempre les he dicho eso: —que terminen de estudiar porque yo no les puedo dejar una herencia —de adonde—. Lo único que puedo dejarles es la educación (Nütram realizado el 18/02/2020, 40 años).

Los sentidos comunes que persisten en los relatos de las mujeres trabajadoras mapuche urbanas articulan el eje: «por los hijos, educación y trabajo». Un camino no exento de dificultades, pues los estudios laborales sobre los pueblos indígenas muestran que el modelo de acumulación capitalista es capaz de regenerarse sin afectar las estructuras de dominación.

La Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional del 2020, muestra que la tasa de pobreza de las personas pertenecientes a pueblos indígenas es superior a la población chilena. Este antecedente es invariable en las mediciones. Seguido de lo anterior, se muestra que la situación laboral es una determinante clave de la pobreza. Luego se señala que las mujeres pertenecientes a pueblos originarios que no son jefas de hogar presentan bajísimos indicadores de inserción laboral en comparación a otros grupos de población. También se constata que los pueblos indígenas tienen un porcentaje significativamente menor de trabajadores con educación superior completa y, además, entre los que sí cuentan la tasa de subempleo por calificaciones más elevada. Claramente, tanto las mujeres dedicadas al trabajo doméstico como aquellas que se desempeñan en rubros profesionales seguirán siendo el último eslabón de la cadena.

VI. CONCLUSIONES

En este trabajo se ha expuesto la transición de ocupaciones desarrolladas por las mujeres trabajadoras mapuche, en el mercado de trabajo urbano al sur de Wallmapu durante el neoliberalismo. Tal y como se ha señalado, las transformaciones de la producción y el trabajo modificaron el papel social y económico de estas mujeres, de la complementariedad familiar albergada en la comunidad y el pueblo a la subordinación de los individuos al capricho del mercado laboral. El modelo de acumulación capitalista se beneficia de las características del despojo territorial y, en segundo lugar, la desnaturalización de los cuerpos se constituye en una doble condición de despojo que justifica la explotación del trabajo y la vida.

Los hallazgos recabados en esta investigación nos permiten rastrear la temporalidad de las trayectorias laborales de las mujeres mapuche:

  1. 1. El asentamiento de la migración campo-ciudad contextualiza las condiciones de vulnerabilidad de las niñas mapuche por medio de la desestructuración de la familia y la sobrevivencia a través del salario.
  2. 2. La inserción es resultado de las políticas de flexibilidad laboral, y estas, a su vez, repercuten en la movilidad laboral de las mujeres mapuche urbanas.
  3. 3. Las experiencias de ingreso y salida laboral que se registran en los relatos de las mujeres mapuche y lideresas colocan en evidencia el fracaso de la integración social mediante el trabajo remunerado.

La reflexividad de las trabajadoras y la acción política de los diversos frentes de acción del movimiento mapuche debiesen de confluir en horizontes políticos que apunten a la construcción de tejido social al interior del mundo del trabajo. A raíz de los recorridos de las demandas políticas mapuche y la respuesta del Estado chileno, es indispensable que los horizontes posibles se desmarquen de la centralidad del foco estatal, dado el inminente riesgo de reproducir una política indígena totalizante. Por ello, la cuestión del trabajo en poblaciones indígenas debiese considerar inexcusablemente la historicidad del despojo y el territorio. Resulta imperante también, hacerse cargo de las relaciones laborales y su prolongación hacia una triple condición: el despojo del diálogo.

Para la historia social del trabajo, esta escritura plantea una reflexión del despojo desde dentro, que nos invita a trabajar la cohesión interna y enfrentar las violencias coloniales en línea con las propuestas desarrolladas por la historiografía mapuche. Durante la última década este tipo de trabajos se comienzan a desarrollar en Chile con énfasis en la capital, sin embargo, en las ciudades asentadas al sur de Wallmapu se aprecia carencia de investigaciones en esta misma línea. Las propuestas de Enrique ANTILEO (2013), de ANTILEO y ALVARADO (2017, 2018) y recientemente de Alicia RAIN (2020) constituyen un pilar fundamental para destrabar en términos epistemológicos las opresiones coloniales que recaen sobre el trabajo y la vida de las mujeres mapuche.

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Información adicional

Para citar este artículo: CARILLANCA CARILLANCA, CAROLINA «Hijas del despojo. Trayectorias laborales de mujeres mapuche urbanas al sur de Wallmapu, 1985-2020», en: ESTUDIOS SOCIALES, revista universitaria semestral, año XXXII, n° 64, Santa Fe, Argentina, Universidad Nacional del Litoral, enero-junio, 2023.

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