Reseñas

Reseña / Textos clave de la extensión crítica latinoamericana y caribeña

Oscar Humberto Soto
Universidad Nacional de Cuyo – Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

+E: Revista de Extensión Universitaria

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN: 2346-9986

Periodicidad: Semestral

núm. 19, e0015, 2023

revistaextensionunl@gmail.com

Erreguerena F.. Textos clave de la extensión crítica latinoamericana y caribeña.. 2023. Argentina. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO). 669pp.. 978–987–813–411–6


“La extensión crítica se viene consolidando como un proceso de diálogo de saberes, crítico, horizontal que vincula educadores de variado tipo (universitarios, técnicos, dirigentes de movimientos y organizaciones sociales, etc.) con sectores populares, en la búsqueda y construcción de una sociedad más justa, solidaria e igual, en donde desaparezcan los procesos de opresión–dominación y en donde se generen y fortalezcan propuestas anti–capitalistas, anti–patriarcales y de–coloniales”.

(Grupo de Trabajo CLACSO, Extensión Crítica. Teoría y Métodos en América Latina y el Caribe)

Situar el extensionismo latinoamericano en clave histórica requiere de una apelación justa a la obra colectiva que la praxis política ha dado como base de todo activismo social. Territorios, métodos, pedagogías y dinámicas de organización popular han sido el fermento de un acervo militante sobre el que se ha recostado un tipo de interacción entre educación superior y sociedad. Definir un formato de extensión que sea “crítico” exhorta a revisitar esos textos madres y esas prácticas históricas que han robustecido la extensión como modalidad de politización y compromiso social. El libro Texto clave de la extensión crítica latinoamericana y caribeña, coordinado por el Dr. Fabio Erreguerena y editado por el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (CLACSO), reúne escritos fundacionales que ayudan a comprender el núcleo de una propuesta teórico–política en ascenso en América Latina y el Caribe.

Está dividido en siete secciones configuradas a partir de lo que el autor denomina “matrices conceptuales” que estructuran la Extensión Crítica Latinoamericana y Caribeña (ECLyC). Por cada sección han sido elegidos tres textos propuestos para cada matriz, contextualizada su producción y personalizada con una biografía mínima de los y las autoras trabajadas. Bajo el título “La tradición reformista de la extensión universitaria”, el primer apartado reúne un conjunto de textos que recrean la vitalidad del movimiento estudiantil latinoamericano. Estos capítulos historizan el clivaje cultural de las izquierdas que se hizo carne en la Reforma de 1918, y recrea la forma en que se fueron condensando modelos de extensión universitaria bajo el precepto de que las universidades debían “democratizar su organización y acercarse a los intereses del pueblo”. El chapoteo de una razón insurgente, que tuvo continuidad con Mariátegui en Perú, Mella en Cuba, Arciniegas en Colombia, entre tantos otros, es expuesto aquí como una fuente indispensable para entender el flujo de una extensión popular en la región.

La segunda sección retoma el amplio campo del “pensamiento crítico latinoamericano y caribeño”. Aunque —como se encargan de aclarar los coordinadores de este apartado— resulta arenoso el hecho de pretender delimitar un conjunto de escritos que hagan las veces de iniciadores en estas discusiones, habida cuenta de lo vasto que es el campo del pensamiento en Nuestra América, es menester especificar algunas narrativas que permitan el ejercicio de esa filiación. Aquí concretamente se retoman Bolívar Echeverría, Ruy Mauro Marini y Silvia Rivera Cusicanqui. Para comprender los espacios de interacción de la extensión crítica, es necesario reunirse con el abanico categorial nuestroamericano: colonialismo interno, dependencia, abigarramiento, ethos barroco, sociología de la imagen, y tantos otros, devienen aquí credenciales autóctonas que justifican la vigencia del cruce entre educación, política y sociedad.

Las secciones tres y cuatro, “Paulo Freire y la tradición de Educación Popular” y “El movimiento feminista”, respectivamente, tienen la particularidad de ofrecer la palabra y la voz de un grupo de protagonistas centrales en los debates y las militancias concretas de cada uno de estos ámbitos. Así, por ejemplo, Jara, Mejía y Rodrigues Brandao —entre otros— honran la memoria freireana ratificando el influjo vital de una educación pretendidamente popular, humanista y liberadora que ha tenido, en los movimientos sociales y este tipo de extensión, su más rigurosa reivindicación. Por su parte, activistas indispensables como Claudia Korol, Alejandra Ciriza, Ochy Curiel Pichardo, Lélia González, Yohanka León del Río, entre muchas otras, resitúan aquí el cordón que amarra experiencias insurgentes como la educación popular y la extensión crítica con el campo de los feminismos latinoamericanos “habitado por tensiones, a la vez que disperso a lo largo y lo ancho de este territorio”. La sección ofrece misceláneas de diálogos y complicidades de una lucha territorial y política incansable, desde el activismo de Berta Cáceres hasta el feminismo chileno.

En el trayecto número cinco de esta obra, un grupo de autores recorre “la perspectiva anticolonial y la diversidad epistemológica del mundo” y defiende la idea de que, para pensar una vinculación efectiva como modo de extensión, la hegemonía epistémica que recorre los pasillos universitarios —donde el método científico y una lectura política autocomplaciente justifican a las casas de altos estudios— debe ser desmontada. Es allí cuando el “debate decolonial” irrumpe como crisis de la coartada que ha mantenido la episteme moderno–colonial–imperial. Se argumenta la incumbencia de los estudios decoloniales, por dos razones centrales: en primer lugar, porque la universidad es un territorio en disputa que debe ser transformado en sus modos de vinculación con otros; y en segunda instancia porque es preciso forjar desplazamientos significativos que permitan explorar “marcos referenciales y horizontes de sentido otros”.

En “Los abordajes sobre el territorio como expresión de relaciones de poder”, Bernardo Mançano Fernandes coordina una sección que se esfuerza por justificar los debates sobre territorialidades latinoamericanas como parte de una matriz conceptual y política esencial para pensar la extensión. ¿Qué es el territorio sino una categoría cardinal en las polémicas y tratados sobre el acontecer de la extensión universitaria? Cartografiar experiencias de la ruralidad latinoamericana, para distinguir espacios materiales e inmateriales, es requisito de una extensión que asume la crítica del capital como modo de apropiación. Aunque se trate de textos de amplia difusión ya, este capítulo colabora con una mirada ambiciosa de la extensión latinoamericana y caribeña, en los términos en que advierte cómo la expansión del capitalismo desterritorializa otras relaciones sociales y extermina las relaciones no capitalistas. Tal vez allí estén condensadas muchas de las razones de este tipo de praxis pedagógica y popular.

Finalmente, el último componente de esta saga de textos clave, es el que revela la curaduría de Humberto Tommassino en lo que se denomina “Metodologías participativas como llaves para el camino dialógico”. Allí, casi como síntesis de lo no-negociable al interior del campo de la ECLyC, se decretan las bases teórico metodológicas de este tipo de praxis extensionista. Entonces, va de suyo que la educación popular y la Investigación–Acción–Participación sean una cita ineludible en los trabajos de Guedes Pinto, Delia Bianchi y Norma Michi, entre otros. Se reclama aquí que, para poder viabilizar una extensión latinoamericana, se debe procurar un proceso educativo transformador sin estereotipos de educador y educando, donde todos pueden aprender y enseñar.

Este libro expone un corolario, tal vez inacabado por la constancia que demanda escribir y reescribir las dinámicas por las cuales la universidad precisa una lectura crítica al orden social, pero sin duda una de las mejores recopilaciones de matrices fundacionales de la extensión crítica en América Latina y el Caribe. Los y las lectoras podrán bucear en un manifiesto. Un manifiesto urgente en favor de una universidad comprometida con su realidad social, que promueva la articulación de sus contenidos disciplinares con la resolución de problemas sociales relevantes, favoreciendo la formación integral y la producción social del conocimiento.

La universidad latinoamericana que se precie de ello tiene la tarea urgente de fundirse en contextos territoriales en los cuales la interacción resignifica los dispositivos pedagógicos e investigativos, que favorecen la reflexividad y configuran sentidos territoriales. Ese diálogo entre saberes dispares, complementarios y heterogéneos es el caldo de cultivo de politicidades y formas de organización del campo popular latinoamericano y caribeño. En épocas en que la producción de conocimiento es interpelada a diario, a lo largo de sus páginas este trabajo surgido a instancias del Grupo de Trabajo de CLACSO de Extensión Crítica. Teoría y Métodos en América Latina y el Caribe, evoca grafías teóricas, autorías intelectuales y referencias empíricas que han consumado ese diálogo urgente entre saber académico y saber popular. La organización de la lectura invita al lector/a a despojarse de la neutralidad hegemónica de la producción de conocimiento científico ensimismado, y advierte que la articulación de investigación, docencia y extensión tiene en los procesos sociopolíticos latinoamericanos una historicidad práctica, un “horizonte de sentido”, dirá Erreguerena. A través de esa reconstrucción capitular de la matriz simbólica —predominantemente vivencial y concreta—, por la cual las clases subalternas construyen una identidad política, el libro reactualiza el vínculo entre universidad y realidad popular.

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