Intervenciones
Potencialidades de la Investigación–Acción–Participativa en extensión universitaria desde el campo de la comunicación social
Potentials of Participatory–Action–Research in University Extension from the field of Social Communication
Potencialidades da Pesquisa-Ação Participativa na Extensão Universitária no campo da Comunicação Social
Potencialidades de la Investigación–Acción–Participativa en extensión universitaria desde el campo de la comunicación social
Revista de Extensión Universitaria +E, vol. 14, núm. 21, e0010, 2024
Universidad Nacional del Litoral
Recepción: 30 Abril 2024
Aprobación: 26 Agosto 2024
Resumen: Las reflexiones contenidas en este artículo tienen como punto de partida una experiencia de adscripción en la cátedra de Planificación y Evaluación de Proyectos de Comunicación de la Facultad de Ciencias de la Comunicación, de la Universidad Nacional de Córdoba, y la participación durante el ciclo lectivo 2023 en el Programa de Curricularización de la Extensión Universitaria. Además, esta experiencia se encuentra en estrecha vinculación con el trabajo del autor como becario de la Secretaría de Extensión Universitaria de la misma casa de estudios, también durante el año 2023. Se hace énfasis en las posibilidades que brinda la metodología de Investigación–Acción–Participativa a la hora de asumir perspectivas críticas desde la extensión universitaria y la comunicación social como prácticas transformadoras para todos los sujetos involucrados, tanto universitarios como extrauniversitarios.
Palabras clave: Investigación–Acción–Participativa, extensión crítica, organizaciones de la sociedad civil, integralidad de funciones universitarias, comunicación social.
Abstract: The reflections contained in this article have as their starting point an experience of affiliation to the Cátedra de Planificación y Evaluación de Proyectos de Comunicación of the Facultad de Ciencias de la Comunicación of Universidad Nacional de Córdoba and participation during the 2023 academic year in the University Extension Curricular Program. In addition, this experience is closely linked to the work as a scholarship holder of the University Extension Secretariat of the same university, also during the year 2023. Emphasis is placed on the possibilities offered by the Participatory Action–Research methodology when it comes to assuming critical perspectives from University Extension and social communication as transformative practices for all subjects involved, both university and extra–university.
Keywords: Participatory–Action–Research, critical extension, civil society organizations, comprehensiveness of university functions, social communication.
Resumo: As reflexões contidas neste artigo têm como ponto de partida uma experiência de afiliação à Cátedra de Planificación y Evaluación de Proyectos de Comunicación da Facultad de Ciencias de la Comunicación da Universidad Nacional de Córdoba e participação durante o ano letivo de 2023 no Programa Curricular de Extensão Universitária. Além disso, essa experiência está intimamente ligada ao trabalho como bolsista da Secretaria de Extensão Universitária da mesma universidade, também durante o ano de 2023. Enfatiza-se as possibilidades oferecidas pela metodologia da Pesquisa-Ação Participativa quando se trata de assumir perspectivas críticas da Extensão Universitária e da comunicação social como práticas transformadoras para todos os sujeitos envolvidos, tanto universitários quanto extrauniversitários.
Palavras-chave: Pesquisa-Ação Participativa, Extensão crítica, organizações da sociedade civil, abrangência das funções universitárias, comunicação social.
Introducción
A partir del trabajo extensionista desarrollado en conjunto con la organización Espera con Frutos, de la localidad de La Falda, Córdoba, compartimos reflexiones sobre la potencialidad de la Investigación–Acción–Participativa (IAP) como metodología desde la extensión universitaria en el campo de la comunicación social. Allí vinculamos1 el trabajo llevado a cabo en el marco de mi beca, otorgada por la Secretaría de Extensión Universitaria (SEU) de Universidad Nacional de Córdoba (UNC), con el trabajo anual de estudiantes de las cátedras de Planificación y Evaluación de Proyectos de Comunicación (PyEPC) y de Producción Radiofónica de la Facultad de Ciencias de la Comunicación (FCC) de UNC.
Espera con Frutos es un espacio no formal de trabajo sociocomunitario que, desde el año 2015, desarrolla proyectos de prevención en salud y promoción en cultura y educación con jóvenes y adolescentes de las ciudades de La Falda, Valle Hermoso y Huerta Grande, en el interior de la provincia de Córdoba, Argentina.
La participación de estudiantes fue construida a partir de necesidades expresadas por Espera con Frutos durante el proceso de implementación del proyecto de extensión y del calendario académico de cada cátedra. Se buscó evitar trabajar desde perspectivas de “extensión clásica” o “simplificadora” y, en cambio, posicionarse desde un enfoque crítico, usando conceptos de Tomassino (2022). En este sentido, la tarea realizada en el marco de la beca se potenció con la participación de estudiantes que, aspirando a la horizontalidad y desde una perspectiva dialógica, acompañaron, facilitando dinámicas y encuestando en las distintas etapas del proyecto.
Con respecto a los objetivos de la beca, buscamos favorecer la visibilidad pública de Espera con Frutos a partir de facilitar articulaciones interinstitucionales orientadas a mejorar las posibilidades de desarrollo social, educativo y laboral de jóvenes y adolescentes. Por su parte, los/as estudiantes de Radio tuvieron como objetivos facilitar la producción de contenidos comunicacionales en articulación con Radio Comunitaria Panamericana de la localidad de Huerta Grande; mientras que los/as estudiantes de Planificación realizaron un análisis de situación comunicacional y propusieron un plan de comunicación y de evaluación, acorde a las problemáticas previamente identificadas en conjunto con integrantes de Espera con Frutos.
A continuación, presentamos una síntesis analítica y reflexiva del trabajo de extensión desarrollado durante el año 2023, haciendo énfasis en la potencialidad que la metodología de IAP aporta al trabajo extensionista, particularmente desde el campo de la comunicación social.
El artículo se encuentra estructurado en cuatro partes: en principio, describimos los espacios institucionales que dan marco al trabajo realizado. Dedicamos la segunda parte al análisis de estas experiencias de investigación e intervención desde el campo de la comunicación social. Luego, centramos la reflexión en la cuestión metodológica, enfatizando en las posibilidades que la metodología IAP (Fals Borda, 2009; Montero, 2006; Abatedaga y Siragusa, 2014) nos brinda para desarrollar procesos de investigación e intervención donde la comunicación pueda dar un salto cualitativo sobre su dimensión instrumental. Por último, las reflexiones finales refieren a los aportes del trabajo extensionista en los procesos de formación de futuros profesionales.
Contexto institucional y enfoques teórico–metodológicos
Nos interesa señalar que entendemos la comunicación como una práctica social compleja que, al abordarla de un modo situado y sin pretensiones de objetividad, favorece el desarrollo de procesos de toma de conciencia, a través de dispositivos dialógicos y horizontales que posibilitan que los sujetos participen en instancias y espacios donde reflexionen sobre sus propias realidades, habilitando el despliegue de formas de organización que buscan la transformación social (Kaplún, 1998; Uranga, 2007; Von Sprecher, 2010). En este sentido, la IAP se constituye en un abordaje metodológico pertinente y convergente tanto para esta concepción de comunicación como para la extensión crítica (Erreguerena, 2023; Tommasino y Herrera Farfán, 2024). En este sentido, y por su propio carácter participativo, la IAP “no puede llevarse a cabo sin la presencia y colaboración de las personas cuya situación se busca transformar, porque ellas mismas han juzgado necesaria la transformación y porque ellas mismas forman parte de ese proceso” (Montero, 2006, p. 134).
En relación con lo anterior, en nuestra práctica de trabajo territorial y extensionista, tanto desde la cátedra como desde el proyecto de beca SEU, asumimos posicionamientos teóricos, políticos y metodológicos desde una perspectiva crítica, entendiendo que la universidad pública debe orientarse hacia la búsqueda de la transformación frente a situaciones de desigualdad social y mejorar la calidad de vida de aquellas personas que no tienen la posibilidad de ingresar, permanecer y/o egresar de ella.
Sobre la cátedra de “Plani”
En primer lugar, resulta pertinente exponer, al menos de manera simplificada, el trabajo que desde hace más de veinte años desarrolla esta cátedra en articulación con distintos tipos de Organizaciones de la Sociedad Civil (OSC). Como objetivos de aprendizaje, se propone que los/as estudiantes logren identificar problemas comunicacionales que afectan a las organizaciones con las que se trabaja, a la vez que tomar decisiones metodológicas aplicando las técnicas de investigación necesarias para la elaboración de planes y proyectos de comunicación y de evaluación tendientes a su resolución.
Es posible pensar el trabajo de “Plani” como un “modelo de integralidad educativa, obligatoria y curricular”, en los términos que Tomassino (2022, p. 30) lo propone, con algunas salvedades sobre su institucionalización, ya que el paso por “experiencias en territorios” se da a partir de una cátedra presente solo en una de cinco orientaciones y, por lo tanto, no es transversal al cursado de la carrera. Sin embargo, destacamos el esfuerzo de esta cátedra por propiciar un espacio dentro del plan de estudios vigente para la integralidad de funciones universitarias.
Es recién en el cuarto año de la carrera cuando, en la orientación de investigación, se facilita la vinculación directa de estudiantes con actores sociales extrauniversitarios, buscando que los procesos de enseñanza y aprendizaje se den a partir de la interacción con la realidad social y no únicamente con modelos teóricos. Para ello, desde los propios contenidos se tensionan los modos tradicionales de producción de conocimiento y de hacer investigación en la academia, en tanto se integran las funciones de docencia, investigación y extensión, superando modelos educativos universitarios exclusivamente áulicos.
La cátedra privilegia la IAP por ser una metodología que posibilita la producción de conocimiento situado, es decir, de “saberes socialmente productivos” (Puiggrós y Gagliano, 2004, citado en Cavalli Dalla Rizza, 2020, p. 9), que permiten a través de un movimiento dialéctico integrar los procesos de reflexión con la práctica extensionista. Lo relevante de este tipo de “investigación, producción de conocimiento e intervención”, es que parte de la experiencia concreta de las personas, “de problemas sociales específicos buscando transformarlos y concretar un proceso colectivo de producción del saber”, que tenga relevancia en la práctica social y política de la comunidad con la que se trabaja (Abatedaga, 2014, p. 5).
Sin desconocer los aportes de las perspectivas de planificación normativa2 y estratégica,3 desde la cátedra se propone avanzar cualitativamente hacia un modelo de “planificación por consensos” (Abatedaga y Siragusa, 2014). Este modelo busca
“a través de un trabajo sobre procesos de comunicación y la evidenciación de las relaciones de poder, potenciar la inestabilidad de estas últimas, permitiendo a los participantes de esa relación elaborar una estrategia que modifique las relaciones de dominación [facilitando] un proceso en el que se logre un estado provisorio de consenso”. (Abatedaga, 2014, p. 22)
Cuando hablamos de “la cátedra” nos referimos al equipo que anualmente se configura con las docentes que de manera estable sostienen el espacio, los/as adscriptos/as y ayudantes de alumnos/as que eligen transitar por la experiencia desde un lugar diferente de la cursada, y los/as estudiantes que año a año cursan la materia. Cabe destacar que, desde el ciclo lectivo 2023, la cátedra cuenta solo con dos docentes, por lo que el trabajo de ayudantes y adscriptos/as en el acompañamiento a campo de los/as estudiantes resulta imprescindible. En nuestra práctica universitaria, donde privilegiamos la vinculación con organizaciones de la sociedad civil dentro de los procesos educativos, “el trabajo de campo no es una parte del trabajo, sino que es el trabajo” (Rebellato, 2015 citado en Cavalli Dalla Rizza, 2020, p. 10).
Sobre el programa de curricularización de la extensión
El programa se propone “generar condiciones que favorezcan la incorporación de prácticas extensionistas en los espacios curriculares de las carreras de grado de la UNC” e “institucionalizar alternativas de formación de profesionales sólidos y socialmente comprometidos/as.” (UNC, 2022). Implementado en la UNC a partir de 2023, buscó el fortalecimiento de la enseñanza para la incorporación de la práctica territorial extensionista en espacios curriculares. En este marco, se financiaron las actividades que desarrollaban una cátedra por facultad y, en el caso de la FCC, la cátedra Planificación y Evaluación de Proyectos de Comunicación fue la primera que accedió al programa.
Entendemos, como Tomassino (2022, p. 30), que hablar de curricularización supone la “incorporación de la extensión y la investigación en la capilaridad de la formación estudiantil y del trabajo docente y no en espacios marginales y a veces ‘quísticos’, que no jaquean y superan las formas de aprender y de enseñar”. Por lo cual consideramos que el programa representa un avance hacia la integralidad de las funciones universitarias, que de ningún modo resulta suficiente.
En el caso de “Plani”, este programa viene a institucionalizar una práctica académica ya existente. Sin embargo, la novedad radica en la asignación de un presupuesto específico que facilite el trabajo de cátedras de la UNC en territorios. También resulta novedosa la articulación con la cátedra de Producción Radiofónica de la misma unidad académica, vinculando a través de la planificación en comunicación social OSC con radios comunitarias, con el objetivo de facilitar la producción de contenidos radiofónicos desde las que participaron.
Uno de estos territorios es el espacio comunitario Espera con Frutos, organización de la que formo parte y con la que trabajamos en el proyecto de extensión financiado por la SEU–UNC titulado “Red Comunicacional Interinstitucional” (RCI), implementado en la localidad de La Falda, provincia de Córdoba, y que especificamos a continuación. También, como veremos más adelante, realizamos trabajos en conjunto entre Espera con Frutos y Radio Comunitaria Panamericana.
Sobre el proyecto de extensión “Red Comunicacional Interinstitucional”
Como parte del programa de curricularización y junto a la beca obtenida,4 llevamos adelante una propuesta integradora con la que buscamos que se cumplan los objetivos del proyecto que planteamos, articulándolos con los contenidos del programa del espacio curricular “Plani” y de las actividades pedagógicas que allí desarrollamos. Con ello procuramos hacer efectiva la integralidad entre docencia y extensión y facilitar la formación situada de los/as estudiantes en espacios extra áulicos.
El proyecto de extensión se propuso la consolidación de una Red Interinstitucional con la finalidad de levar a cabo actividades que mejoren las posibilidades de desarrollo social, educativo y laboral de jóvenes y adolescentes de las localidades de La Falda, Valle Hermoso y Huerta Grande (provincia de Córdoba).
En un escenario de disputa electoral, en el cual en Argentina se eligieron mandatarios en los tres niveles del Estado (nacional, provincial y local), los vínculos con los gobiernos municipales y los acuerdos previamente consensuados se vieron interrumpidos. Esta situación tuvo como consecuencia que los objetivos originales del proyecto, orientados a proponer un trabajo de tipo reflexivo y propositivo con jóvenes, debiera redireccionarse hacia el reconocimiento colaborativo de necesidades y problemáticas que afectan a jóvenes y adolescentes y construir de este modo propuestas fundadas en datos que sirvieran de insumo para el diseño de políticas públicas de los gobiernos locales acordes a esa realidad. En este sentido, consensuamos con las OSC con las que trabajamos avanzar en un relevamiento de situaciones sociales, educativas y laborales de jóvenes y adolescentes de entre 14 y 25 años en las localidades mencionadas.
Si bien en un primer momento la utilización de una técnica de recolección de datos, como lo es la encuesta, no resulta coherente con los supuestos epistemológicos de la IAP, entendemos que la congruencia con la propuesta metodológica y política del proyecto estaba dada, ya que el relevamiento surgió del consenso de las organizaciones con las que trabajamos. A su vez, la forma en que fue aplicada buscó promover la discusión y reflexión entre y con los/as encuestados/as, lo cual permitió complementar el relevamiento con información de tipo cualitativo a través de notas de campo y de preguntas abiertas en el cuestionario. Así, la aplicación de los cuestionarios en escuelas fue guiada por un/a promotor/a sociocomunitario/a y respondida en línea a través de un formulario de Google, lo que hizo posible precisar las preguntas a la vez de abrir interrogantes no contemplados, superando de este modo dificultades que suelen presentarse en la aplicación de cuestionarios autoadministrados a poblaciones relativamente grandes con respecto a errores de interpretación y al carácter fidedigno de la información suministrada.
En cuanto al relevamiento, primero realizamos un muestreo por conglomerados, alcanzando a través de cuestionarios autoadministrados a 386 estudiantes de cinco escuelas secundarias públicas de La Falda, Valle Hermoso y Huerta Grande; entre los meses de abril y junio de 2023. La segunda etapa consistió en un muestreo aleatorio simple, con la aplicación de 66 cuestionarios en siete barrios populares de las mismas localidades, entre los meses de julio y agosto de 2023, donde participaron estudiantes de la cátedra de Planificación como encuestadores/as.
El cuestionario se estructuró en tres ejes: situaciones sociales, educativas y laborales. Se indagó en torno a percepción sobre problemáticas, temáticas sobre las que se demanda mayor información, acceso a Internet, participación institucional, percepción sobre posibilidad de acceder a estudios superiores y de desarrollo, deserción escolar, experiencia laboral y percepción sobre precarización laboral.
Si bien la propuesta inicial de beca tuvo modificaciones en función del contexto político, logramos dar continuidad al Taller de Adolescencias y Juventudes de Espera con Frutos, donde participaron entre 8 y 26 personas una vez por semana, allí logramos consensuar cómo sería la difusión y visibilización de la información relevada en las encuestas. En este sentido, buscamos favorecer la circulación y apropiación del conocimiento producido previamente a partir de retomar la potencialidad de la producción radiofónica como “estrategia de comunicación–educación”5 (Abatedaga, 2014). De manera colaborativa, trabajamos desde este espacio en el podcast Mandale Fruta,6 financiado por el Fondo de Fomento Concursable para Medios Audiovisuales (FOMECA) del Ente Nacional de Comunicaciones (ENACOM).
En la preproducción y producción de Mandale Fruta, participamos integrantes de Radio Panamericana de Huerta Grande y del Taller de Adolescencias y Juventudes de Espera con Frutos. Además, estudiantes de la FCC pudieron realizar distintas actividades relacionadas con la capacitación y la producción radiofónica. A lo largo de seis capítulos, problematizamos los temas centrales relevados en las encuestas, entre ellos: Salud Mental, Educación Sexual, Violencia Familiar y Consumos Problemáticos de Sustancias.
Facilitamos instancias de trabajo interinstitucional entre diferentes OSC e instituciones educativas, lo cual nos permitió hacer el relevamiento a la vez de visibilizar en el espacio público (Galfione y Roldán, 2017) y en la agenda de los gobiernos locales esos temas más acuciantes manifestados por los/as jóvenes.
Dimensiones de análisis
La experiencia sobre la que reflexionamos puede verse como esfuerzos particulares por propiciar espacios donde se busca favorecer la integralidad de las funciones universitarias, en el marco de una cátedra, de un incipiente programa de curricularización y de un proyecto de beca de extensión. Sin embargo, creemos que existen tres dimensiones desde las cuales podría analizarse este tipo de experiencias.
En primer lugar, el análisis sobre la dimensión temporal. Sabemos que los tiempos en que las OSC y los medios comunitarios desenvuelven sus actividades son diferentes de los tiempos de la currícula académica. Por ello, es importante que el trabajo de la Universidad a través de las cátedras y los proyectos de extensión pueda sostenerse más allá del año académico. A su vez, el trabajo anual de estudiantes universitarios resultó favorable y acorde al tiempo de duración de la beca SEU, ya que desde este proyecto pudimos contar con la participación y el aporte de los/as estudiantes y contribuir a sus procesos de formación mediante el acompañamiento en el trabajo de campo.
En relación con la integración de las funciones universitarias a través de la beca y del programa de curricularización, identificamos que hacer coincidir ambos períodos de implementación dio lugar al desarrollo de procesos de enseñanza y aprendizaje (docencia) y de extensión y, en menor medida, de investigación. Sin embargo, una vez finalizado el proyecto, el relevamiento de información nos permite reflexionar a la luz de la experiencia y avanzar en procesos de investigación propiamente dicha.
Contemplar las diferentes temporalidades entre actores universitarios y extrauniversitarios posibilita incorporar al proceso de aprendizaje, investigación e intervención, las necesidades y experiencias particulares de los diferentes actores y/o espacios involucrados. Entender las distintas temporalidades supone incorporar el “diálogo de saberes” y el “desarrollo de procesos interdisciplinarios” (Tommasino y Stevenazzi, 2016). Por ejemplo, en cuanto a los roles de estudiantes, la necesidad y los objetivos normativos están centrados en la acreditación de requisitos académicos, vinculados al aprendizaje de determinados conocimientos, para lo cual se establece un ciclo lectivo de cursado anual. Pero, a partir de experiencias de “Plani”,7 en las que se trabaja con la misma OSC en diferentes ciclos lectivos y con distintos estudiantes, identificamos que trabajar de un modo interanual admite que tanto organizaciones como estudiantes avancen en procesos reflexivos de mayor profundidad, reconociendo la importancia de construir vínculos que posibiliten no solo el mero “hacer con otros” sino “ser con otros” (Hidalgo, 2023, p. 14).
Cuando afirmamos que la IAP permite superar la dimensión instrumental de la comunicación en extensión universitaria, específicamente en esta experiencia, nos referimos a dos momentos. Por un lado, cuando consensuamos con integrantes de la RCI sobre la importancia de construir información y avanzamos en el relevamiento de manera colaborativa, con participación de representantes de instituciones y de estudiantes en la construcción y aplicación del cuestionario, así como en el análisis de los datos. En esta instancia no centramos la atención sobre los flujos de comunicación ni en los procesos de transmisión de información, sino en la identificación de necesidades compartidas y la generación de consensos que faciliten acciones en común. Por otro lado, la producción colaborativa del podcast nos permitió generar instancias de diálogo y reflexión con jóvenes y adolescentes que habilitaron la comprensión de las problemáticas en términos sociales y no meramente individuales y, a su vez, que asumieran diferentes posiciones con relación a estas problemáticas, lo que representa avances significativos sobre la configuración de una identidad colectiva autoasignada.
Una segunda dimensión se refiere al análisis de las relaciones de comunicación. Cuando se establecen vínculos dialógicos tendientes a la horizontalidad con actores sociales extrauniversitarios, también
“estos asumen roles enseñantes, habilitan la circulación de saberes, plantean nuevos problemas reales, conjeturas sobre alternativas, ponen en evidencia respuestas ya experimentadas para resolver varias problemáticas, visualizan sus potencialidades y restricciones”. (Tommasino y Stevenazzi, 2016, p. 125)
Esto nos ocurrió durante la etapa de relevamiento, cuando estudiantes secundarios plantearon problemáticas no contempladas en el cuestionario inicial, relacionadas con bullying y embarazo adolescente. En este sentido, mucho se habla de la necesidad de dejar capital instalado en las comunidades con las que trabajamos, lo que acentúa un “modelo de extensión universitaria clásica” o de transferencia, donde uno de los polos tiene el saber y el otro lo recepta (Tomassino, 2022, p. 21). En la experiencia que aquí analizamos tuvimos la precaución permanente de cuidar que no se ejerzan modos verticalistas de relacionamiento entre integrantes de las cátedras respecto de los grupos extrauniversitarios con los que trabajamos. A su vez, hacia fin de año contamos con la participación de integrantes de Espera con Frutos en el XIII Foro de Intercambio de Experiencias de la Cátedra de Planificación, en la ciudad universitaria de la capital cordobesa, quienes en primera persona compartieron reflexiones y sentires sobre esta vinculación con la universidad.
En nuestra experiencia, consideramos que la construcción de vínculos no instrumentales y perdurables en el tiempo, que suponen una relación con carácter humano y humanizante, permiten el desarrollo de procesos de aprendizaje y de trabajo en los cuales la comunicación atraviesa su dimensión instrumental. De este modo, es posible trabajar sobre una dimensión de demandas comunicacionales atinentes tanto a la “esfera pública” como a la “organizacional”, donde se procura en primera instancia favorecer la “visibilidad mediática” para luego facilitar dinámicas organizacionales acerca de la comunicación interna o externa, como, por ejemplo, la gestión de canales de comunicación externa. Así, la consolidación de vínculos y su sostenimiento en el tiempo hacen factible construir demandas que pueden analizarse desde una dimensión “comunitaria”, donde la planificación en comunicación logra superar objetivos instrumentales, como la gestión de redes sociales, para dar “apoyo a las instancias de participación comunitaria” (Hidalgo y Galende, 2022, p. 2), tal como se trabajó sobre los resultados del relevamiento en el taller de adolescencias y juventudes de Espera con Frutos.
Desde estos cimientos es posible trabajar en procesos de visibilización tecnológicamente mediados, donde los/as sujetos podrán procurar identificaciones autoproducidas sobre sus propias identidades colectivas, tal como lo hicimos a través de la producción colaborativa del podcast. A través de una actividad abierta y participativa, jóvenes y adolescentes lograron apropiarse del conocimiento producido en la etapa del relevamiento al jerarquizar y definir las temáticas a trabajar y construir un producto comunicacional que expresa sus posicionamientos respecto de las problemáticas identificadas.
Además, existe una dimensión de análisis correspondiente a los roles, no solo de quienes integramos la Universidad, sino también de actores extrauniversitarios. En términos generales, identificamos que tanto las personas de la sociedad civil no vinculadas con la institución educativa, como los/as estudiantes, y aun los integrantes de muchas OSC, comparten un desconocimiento acerca de los alcances y posibilidades de transformación a partir de las intervenciones de la Universidad. Es posible observar este desconocimiento sobre las funciones universitarias primero en estudiantes y luego en integrantes de las OSC. Como consecuencia, creemos que a los/as estudiantes se les dificulta establecer criterios de trabajo, objetivos y expectativas con respecto a los alcances reales de la extensión universitaria. Por ello, resulta relevante avanzar en la construcción de consensos con las OSC sobre los roles, las funciones y el alcance de la universidad pública, a la vez de apuntalar los procesos de formación de estudiantes con contenidos que pongan en valor la extensión universitaria crítica desde una perspectiva de integralidad de funciones.
Potencialidades de la IAP
Un desafío importante se expresa en la necesidad de que todos los actores involucrados en el proceso de enseñanza–aprendizaje–intervención asuman el compromiso y la responsabilidad que la universidad pública demanda en función de cada rol. Es decir, para alcanzar un proceso de producción de conocimiento y la posterior transformación de situaciones consideradas problemáticas por la comunidad con la que trabajamos, la voluntad y el compromiso con el proceso son imprescindibles. Por ello, un primer paso sería brindar información clara sobre las funciones universitarias, para avanzar después en la generación de espacios de reflexión donde se pongan a discutir las expectativas y necesidades de estudiantes y de los grupos sociales, lo cual permitiría regular las expectativas de los/as estudiantes, pero también de las personas con las que nos vinculamos en la tarea extensionista.
Uno de los mayores aciertos en esta experiencia ha sido vincular un proyecto de extensión con el trabajo de una cátedra y de un equipo de investigación.8 En este sentido, articular con la cátedra permitió aprovechar recursos ya existentes, que los/as estudiantes se acerquen a la organización teniendo un panorama amplio sobre sus especificidades y un acompañamiento cercano en cada trabajo de campo.
Por otro lado, mencionamos anteriormente que el programa de curricularización resulta insuficiente, ya que, si bien busca promover que las prácticas extensionistas se institucionalicen en nuevos espacios curriculares, esto no abarca de manera significativa las currículas académicas actuales. Sin embargo, el reconocimiento a estas prácticas y la inquietud institucional por promover su incorporación a las currículas resulta sumamente alentador. Desde nuestro rol, primero como estudiantes y luego como adscriptos, entendemos que la curricularización de la extensión pone en valor el trabajo de cátedras que facilitan metodologías de investigación participativas, valiosas porque reconocen otros modos de producción, circulación y apropiación del conocimiento.
En cuanto a la cuestión metodológica, podemos decir que la IAP es crítica en sí misma al suponer la producción colaborativa de conocimiento a partir de procesos de reflexión sobre la práctica que tienen como objetivo transformar la realidad. La IAP propone el desarrollo de un proceso de producción, circulación y apropiación de conocimiento que nos ha permitido atravesar la dimensión instrumental de la comunicación. La utilización de técnicas participativas favoreció el desarrollo de flujos horizontales y dialógicos de comunicación, posibilitando el abordaje de problemáticas complejas que, sin la participación y el compromiso de las comunidades, no podrían atenderse. A este respecto, el conocimiento es producido por y para las comunidades.
Desde nuestra experiencia, podemos decir también que el relevamiento surge a partir de reconocer la importancia de producir información fehaciente y actualizada sobre situaciones de jóvenes y adolescentes, con el objetivo principal de establecer una discusión pública y generar insumos tanto para el diseño de políticas públicas como para el mejoramiento de las actividades desarrolladas por las OSC, lo cual puede interpretarse como una estrategia de comunicación instrumental. No obstante, como se mencionó, el modo de aplicación de la encuesta nos dio la posibilidad de propiciar el desarrollo de un proceso de comunicación–educación en el que los/as encuestados/as tuvieron la posibilidad de pensar las posiciones que ocupan, las problemáticas que los/as atraviesan y potenciar su capacidad de expresión.
La IAP puede entenderse como un proceso de construcción social del conocimiento que no es meramente teórico, sino más bien conocimiento práctico, que busca orientar la acción de la comunidad. Con esto no queremos restar importancia a la producción de conocimiento teórico, que también forma parte del proceso, sino explicitar que el proceso de producción de conocimiento a través de la IAP se desarrolla de un modo dialéctico y dialógico, en el que se parte de la experiencia hacia la reflexión colectiva con el objetivo de volver sobre la práctica de manera enriquecida, facilitando instancias de acción–reflexión–acción. Este proceso puede verse en la producción de información a través del relevamiento, la reflexión e interpretación de los resultados en conjunto con integrantes del taller de adolescencias y juventudes de Espera con Frutos, y la consecuente producción del podcast Mandale Fruta, como una nueva acción que contiene en sí misma una síntesis enriquecida por la reflexión colectiva de la acción anterior.
Desde esta perspectiva metodológica, es posible generar condiciones comunicacionales que habilitan instancias de reflexión colectiva, sin realizar disociaciones entre los procesos de investigación e intervención. Estas instancias no incorporan solo a quienes facilitamos el proceso, sino fundamentalmente al conjunto de las personas que participamos del mismo. La apropiación colectiva del conocimiento producido es una etapa fundamental en este tipo de metodologías, y para ello existen técnicas y estrategias que lo facilitan. En nuestra experiencia, la producción del podcast a través de dinámicas de taller resultó útil como instancia de diálogo y reflexión colectiva sobre la información obtenida, consensuando las temáticas a tratar en función de la importancia que el grupo les asignó e integrando los distintos puntos de vista para abordarlas; incluso nos permitió reflexionar sobre posibles soluciones desde la propia óptica de quienes se encuentran atravesados/as por las problemáticas identificadas.
En las instancias de preproducción y producción radiofónica, los/as participantes lograron reconocer el camino transitado, cuestionar sus propias creencias, prácticas y sentidos, jerarquizaron los conocimientos adquiridos y los revalorizaron al proponer su difusión. En este sentido, el aporte de la comunicación está referido no solo a
“la conformación de los aspectos subjetivos de las personas, y ni siquiera se reconoce solo en un proceso de agregación de la subjetividad individual para lograr una subjetividad colectiva, sino que permite objetivar el saber, ponerlo en común y crear conciencia compartida”. (Abatedaga, 2014, p. 9)
En este marco, la potencialidad de la IAP en la extensión universitaria desde el campo de la comunicación social puede verse en función de la superación de su dimensión instrumental, puesto que, si bien es implementada en algunas etapas del proyecto, cuando es necesario reforzar aspectos informacionales, luego es posible transformar esos flujos de comunicación verticales y sus consecuentes relaciones jerárquicas, hacia la horizontalidad y la búsqueda de consensos de manera colaborativa y dialógica.
Reflexiones finales
En términos de formación académica, consideramos que atravesar procesos de aprendizaje que integran las funciones sustantivas de la universidad a través de metodologías participativas favorece la construcción de perfiles profesionales con capacidad de reflexionar críticamente sobre sus prácticas y de asumir compromisos sociales, éticos y políticos para las realidades de las que somos parte. Esta afirmación encuentra sustento en la propia experiencia de quien escribe este artículo.
Es posible advertir que incorporar la extensión a la currícula académica, al menos en el campo de las ciencias sociales, permite que los/as estudiantes aprehendan habilidades necesarias para el desempeño profesional, que no pueden incorporarse de otro modo más que con el contacto directo con la realidad social. A su vez, por medio de un movimiento dialéctico, se pueden identificar los aportes que los actores extrauniversitarios hacen a la universidad pública, brindando contenidos situados a las discusiones y aportando experiencias que enriquecen los marcos teóricos y metodológicos con los que trabajamos.
Por último, a partir del análisis aquí realizado, sostenemos la importancia de generar articulaciones estratégicas desde la extensión universitaria. Por ejemplo, en lo referido al campo de las organizaciones de la sociedad civil, nos resultó productivo vincular una biblioteca popular, una radio comunitaria y una organización sociocomunitaria, generando acciones orientadas a satisfacer demandas y problemáticas compartidas. Del mismo modo, hacer confluir el proyecto de extensión SEU con el trabajo de una cátedra, en articulación con estas OSC, produjo una sinergia que facilitó procesos de enseñanza, aprendizaje e intervención. Tal como se ha buscado demostrar en este artículo, destacamos la importancia de que el Estado, en alguno de sus niveles, acompañe este tipo de procesos.
Referencias
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Notas
Información adicional
Contribución del autor/a (CRediT): Conceptualización: Gaitán, M. Investigación: Gaitán, M. Redacción - revisión y edición: Gaitán, M.
Biografia del autor/a: Matías Gaitán: Licenciado en Comunicación Social. Maestrando en Sociología del Centro de Estudios Avanzados de Facultad de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Córdoba (FCS–UNC). Trabajador sociocomunitario. Becario del Proyecto “Producir contra–narrativas: Ni Messi, ni Narcos” de la Secretaría de Extensión Universitaria, UNC. Integrante adscripto del Proyecto de investigación “Tramas narrativas, praxis comunicativas y construcción de contra esferas en el espacio público tecnológicamente mediado en/entre redes socio comunicativas interinstitucionales comunitarias”. Coordinador universitario del proyecto de extensión “Rescatando las voces del Bosque Nativo: Estrategias de Comunicación Ambiental en las Sierras de Córdoba”.