Sujetos y relaciones en extensión universitaria /
Intervenciones
Prácticas estudiantiles de Planificación y Promoción Social con organizaciones sociales aledañas al Parque Nacional La Cangreja, Costa Rica
Marta Vargas Venegas
Karol Monge Hernández
Universidad Nacional, Costa Rica
Carmen Monge Hernández
Ingenio (CSIC–UPV), Universitat Politècnica de València, España
Universidad Nacional, Costa Rica
Recepción: 14/04/20
Aceptación final: 15/05/20
Resumen
Las universidades públicas enfrentan grandes desafíos para el cumplimiento de su misión social histórica estatutaria; para llevarla adelante, la función clave es la extensión universitaria. El aprovechamiento del potencial universitario se restringe cuando son pocos los planes de estudios que integran la extensión universitaria con la investigación. Este artículo presenta una investigación exploratoria, de corte cualitativo, de las prácticas organizativas de la Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional Costa Rica con organizaciones sociales aledañas al Parque Nacional La Cangreja. El estudio tiene como finalidad visibilizar los actores, propósitos, medios y resultados de sus interrelaciones. Los resultados muestran logros individuales y colectivos alcanzados y factores claves de su desarrollo. Se destaca el florecimiento de una diversidad de capacidades profesionales y mejoras comunicativas, informativas y de cooperación en los actores sociales, institucionales y locales, a favor de la participación social, en el resguardo del patrimonio natural costarricense.
Palabras clave: universidad pública; extensión universitaria latinoamericana; curricularización de la extensión; participación social; protección ambiental
Students Practices of Planning and Social Promotion with Social Organizations Near La Cangreja National Park, Costa Rica
Abstract
Public universities face great challenges for accomplishing their statutory historical social mission; to take it forward, their key function is the university extension. The better use of university potential is limited when few curricula integrate university extension and research. This article presents a qualitative research to exploratore the organizational practices belong to Escuela de Planificación y Promoción Social de la Universidad Nacional, Costa Rica, with social organizations near La Cangreja National Park; in order to visualize the actors, purposes, media and interrelational accomplishments of such social organizations. Results show individual and collective accomplishments along with key factors in their development. It is highlighted the flourishment of a variety of professional capabilities as well as communication, informational and cooperative improvements in social, institutional and local actors, all of it in favor of social participation directed to safeguard Costa Rican natural heritage.
Keywords: public university; Latin America university extension; extension curricularization; social participation; environment protection
Práticas estudantis de Planejamento e Promoção Social com organizações sociais próximas ao Parque Nacional La Cangreja, Costa Rica
Resumo
As universidades públicas afrontam grandes desafios para o cumprimento de sua missão social histórica estatuída; para levá-la adiante, a função chave é a extensão universitária.
O aproveitamento do potencial universitário se restringe quando são poucos os currículos que integram a extensão universitária e a pesquisa, de maneira conjunta. Este artigo apresenta a pesquisa, de tipo qualitativo, de exploração das práticas organizacionais da Escola de Planejamento e Promoção Social da Universidade Nacional de Costa Rica, com organizações sociais próximas ao Parque Nacional La Cangreja; com o fim de visibilizar os atores, propósitos, meios e resultados de suas inter-relações. Seus resultados mostram as realizações individuais e coletivas atingidas e os fatores chaves de seu desenvolvimento. Destaca-se o florescimento de uma diversidade de capacidades profissionais e melhorias comunicativas, informativas e de cooperação nos atores sociais, institucionais e locais, a favor da participação social no resguardo do patrimônio natural costarriquenho.
Palavras-chave: universidade pública; extensão universitária latino-americana; curricularização da extensão; participação social; proteção do meio ambiente
Para citación de este artículo: Vargas Venegas, M.; Monge Hernández, K. y Monge Hernández, C. (2020). Prácticas estudiantiles de Planificación y Promoción Social con organizaciones sociales aledañas al Parque Nacional La Cangreja, Costa Rica. +E: Revista de Extensión Universitaria, 10(12.Ene-Jun), 1-19. doi: 10.14409/extension.2020.12.Ene-Jun.9024.
Introducción
Hace 100 años se estableció la extensión universitaria como misión social conseguida a partir de la Reforma de Córdoba (Argentina, 1918). Hoy día, las universidades públicas latinoamericanas continúan aspirando a aquellos procesos encauzados en sus idearios fundacionales de preservación de la cultura, transformación social de nuestros pueblos y cultivo de áreas relacionadas con lo espiritual y moral (Tünnermann Berheim, 2000; Arocena, 2010). Diversos académicos de universidades latinoamericanas ratifican la extensión como medio idóneo para conseguir esas aspiraciones puesto que es la vía expedita de comunicación universidad–sociedad (Tünnermann Berheim, 2000; González, 2006; Ruiz, 1992; Freire, 1993).
Las universidades públicas buscan, por medio de la extensión, el desarrollo de procesos bidireccionales de comunicación universidad–sociedad para el mejoramiento de la calidad de vida, la inclusión, la cohesión social y el logro de avances hacia el desarrollo humano sostenible (Menéndez, 2017). Para conseguirlo, disponen de la cultura institucional y la normativa vinculadas al estatuto orgánico, reglamentos, lineamientos y políticas promotoras de la extensión universitaria, así de como principios y valores humanistas que muestran coherencia positiva con los valores del desarrollo humano (Monge, Zlateva y Boni, 2019). Con la extensión se busca, además, la democratización, la justicia social y el derecho universal a la educación superior (REXUNI, 2012). Tal es el caso de la Universidad Nacional (UNA), que sostiene ese ideario social bajo su lema de Universidad Necesaria, en tanto concibe a la extensión como:
“Procesos de creación y desarrollo de las capacidades de sus actores sociales, institucionales y locales, y de transformación social integral para una mayor calidad de vida de las comunidades. La extensión nutre la formación integral del académico y del estudiante y fortalece el compromiso que demanda el desarrollo humano. Comprende acciones conjuntas sociedad–universidad, continuas y planificadas, para la generación de una mejora social integral y la retroalimentación del quehacer universitario”. (UNA, 2009, p. 6)
En concordancia con estos propósitos, el Estatuto Orgánico de la UNA presenta principios que ponen énfasis en valores afines con los procesos de extensión deseados, a saber: humanismo, inclusión, conocimiento transformador, entre otros (UNA, 2014, p. 12). Asimismo, algunas unidades académicas, como la Escuela de Planificación y Promoción Social (EPPS), desde su creación, en 1974, incorporan la extensión en el plan de estudios (EPPS, 2010a, 2010b; Monge, Mena y Gamboa, 2018) y son un ejemplo para otras unidades académicas y universidades en el mundo por la praxis de aprendizaje en interacción con la comunidad en el ámbito docente universitario.
Las contribuciones de la Universidad Nacional de Litoral (UNL) resaltan la importancia de contemplar y aprovechar las múltiples dimensiones de la extensión universitaria. Con ello, el llamado a propiciar espacios de intercambio con la sociedad que impacten en los diversos ámbitos: académico–institucionales, socioculturales y productivos, comunicacionales y dialógicos, pedagógicos y políticos, como en síntesis se exponen en la Tabla 1.
Por otro lado, Castro y Oyarbide (2017) han permitido comprender el carácter multidimensional de la extensión universitaria, del trabajo con y para las comunidades. La multidimensionalidad abre opciones sobre el potencial de esta función desde lo filosófico, ético, pedagógico, epistemológico, político y cultural. Esto convoca a prácticas académicas y estudiantiles holísticas e integrales vinculadas, entre otros, con los valores y principios para el bien común, la promoción de derechos y responsabilidades sociales, el aprendizaje significativo individual y colectivo permanente, el respeto a las cosmovisiones y la producción colectiva de conocimientos (también llamada diálogo de saberes en educación popular). Específicamente, Menéndez (2016) hace hincapié en la prioridad de ampliar la contribución en los ámbitos políticos, culturales y ambientales. Con eso reclama a las universidades, en el contexto político y cultural, que se comprometan en la definición de objetivos y estrategias que favorezcan la participación, el empoderamiento y las prácticas democráticas, a conseguir el desarrollo pleno de las personas y resignificar los imaginarios sociales mediante las subjetividades compartidas desde la libertad. En lo ambiental, a generar conciencia sobre las condiciones ambientales, el deterioro evolutivo del planeta y la responsabilidad humana.
En este sentido, como docentes interesadas en aumentar las capacidades académicas, se plantea la necesidad de visibilizar las experiencias en territorio, desde relaciones bidireccionales entre sujetos de los ámbitos internos y externos a la universidad.
Por lo tanto, este artículo presenta una investigación exploratoria, de corte cualitativo, sobre las prácticas organizativas desarrolladas por estudiantes de la EPPS de la UNA con organizaciones sociales aledañas al Parque Nacional La Cangreja, con el fin de visibilizar los actores, propósitos, medios y resultados de sus interrelaciones. Se pretende dar a conocer los sujetos, los métodos y las características de los procesos desarrollados, tanto durante la identificación de problemas territoriales prioritarios como en el énfasis por integrar acciones que faciliten la implementación participativa de agendas públicas a favor del resguardo del patrimonio natural costarricense.
La publicación de este trabajo tiene como propósito central ofrecer un punto de partida para el debate con la idea de mejorar las prácticas estudiantiles integrales a futuro. Las prácticas estudiantiles son un medio para nutrir las acciones de las organizaciones públicas que dirigen las políticas sociales, ambientales, y formar profesionales con conciencia y convicción de colaboración en la resolución de problemáticas ecosociales que beneficien el sostenimiento de la vida de las presentes y futuras generaciones.
En el marco de dos asignaturas curriculares, se realizó una investigación para dar respuesta a la inquietud docente de indagar, mediante una reflexión crítica, sobre el trabajo desarrollado conjuntamente con funcionarios del Parque Nacional La Cangreja, del Ministerio de Ambiente y Energía (MINAE). Dicho trabajo se enmarcó en Práctica Organizativa I y II, correspondientes al tercer nivel de la carrera de Planificación y Promoción Social. La experiencia fue elegida por dos criterios: a nivel general, por la importancia de la protección ambiental para el futuro de la humanidad; a nivel particular, por la prioridad del recurso hídrico en el mediano y largo plazo para las comunidades vecinas y la importancia turístico–ecológica para las poblaciones costarricenses. La experiencia se desarrolló en 2019 y contó con la participación activa de cuatro estudiantes, con la supervisión de la primera autora.
Este artículo parte de una breve caracterización de la práctica pedagógica y del contexto del Parque Nacional La Cangreja, Costa Rica, y los poblados aledaños con los que se trabajó. Seguidamente, se presenta de manera breve la metodología utilizada y se exponen los principales resultados alcanzados por dicha experiencia destacando los logros individuales y colectivos de las personas participantes y sus principales hallazgos académicos. A modo de conclusión, se enfatiza en la pertinencia y prioridad universitaria de este tipo de abordajes, concebidos desde los planes de estudio, por su aportación sustantiva a los objetivos nacionales de protección del patrimonio natural, a los intereses de los actores locales y a la promoción de un desempeño profesional humanizado. Asimismo, se pone de manifiesto la importancia estratégica de la actualización profesional docente para el fortalecimiento de estas prácticas en el corto plazo.
Ámbito desde donde se desarrolla la práctica pedagógica
Las asignaturas, presentadas en la Tabla 2, son consecutivas. Cada una tiene una duración de un semestre para un total de un año. Su finalidad es la integración del estudiantado a realidades concretas en las que potencien su conciencia y compromiso social, así como sus capacidades de construcción conjunta con actores protagonistas de esas realidades concretas para aportar a la mejora de su calidad de vida (EPPS, 2010a, 2010b).
Esta experiencia de extensión universitaria curricularizada parte de la generación de una relación de confianza, respeto, validación de saberes y compromiso con el trabajo y las personas. El estudiantado matriculado en las asignaturas anualmente se integra al trabajo en comunidad con organizaciones e instituciones en diferentes temas de tipo ambiental, social, organizativo, socioproductivo, entre otros. En grupos de 2 a 4 estudiantes, a lo largo del año, se encargan de desarrollar el proceso local supervisados por un o una docente, con clases presenciales de seguimiento.
Antecedentes del Parque Nacional La Cangreja
Costa Rica, a pesar de su corta extensión territorial de 51.100 km2, es referente mundial por la implementación de diferentes modelos de gestión integral de la conservación y el manejo sostenible de los recursos naturales. Los territorios protegidos se caracterizan por albergar importante diversidad de flora y fauna, con presencia de grandes ecosistemas que contribuyen con una gran belleza escénica y servicios ambientales diversos. Son espacios de atractivo turístico, lo que incentiva la visitación permitida bajo regulaciones turísticas específicas (Sistema Nacional de Áreas de Conservación de Costa Rica —SINAC—, 2018), con la idea de mantener su fin principal, la conservación.
En 1986 se creó el Ministerio del Ambiente y Energía (MINAE), órgano rector del Poder Ejecutivo encargado del sector de ambiente y energía; en 1995 promulgó la Ley de la Biodiversidad 7788 y con ello creó el SINAC como órgano desconcentrado del MINAE. El SINAC se organiza en 11 áreas de conservación para dictar la política, gestión y manejo sostenible de los recursos naturales del país a nivel forestal, de vida, y áreas silvestres protegidas (ASP) (Vargas, 2009). El país implementa nueve categorías de manejo constituidas por 146 ASP, que suman una extensión de 27.840,47 km2 (según se presenta en la Tabla 3). Costa Rica posee 29 parques nacionales a lo largo de todo el territorio, los que abarcan aproximadamente 20 % del área del país. Los parques nacionales contienen áreas de interés nacional e internacional y están compuestos por bosques protegidos, bosques secos, bosques nublados, humedales y volcanes.
La experiencia estudiantil se ejecutó precisamente en uno de los parques nacionales de más reciente creación, el Parque Nacional La Cangreja,1 al cual en adelante llamaremos La Cangreja. Se ubica en la provincia San José, capital de Costa Rica, en el cantón Puriscal, en los distritos de Chires y Mercedes Sur. El parque fue creado con propósitos de preservar el estado natural del cerro La Cangreja, sus ecosistemas boscosos, así como sus bienes y servicios ambientales, primordialmente los mantos acuíferos y las nacientes de recurso hídrico (Altamirano et al., 2019a).
En el área de influencia se encuentran a las comunidades aledañas de Zapatón, Mastatal, Guarumal y Naranjal. De acuerdo con la Comisión Nacional de Asuntos Indígenas (2020), en Zapatón se ubica uno de los 24 territorios indígenas costarricenses pertenecientes al grupo Huetar. El nombre del parque se originó con una historia indígena en la que se reconoce su semejanza con un cangrejo y sus tenazas en una de las montañas y las lomas de sus lados (SINAC, 2020). Esta montaña se mantiene visible desde varios puntos dentro y fuera del parque.
Para la visitación, el SINAC ha establecido un Reglamento de Uso Público para el parque con el objetivo de regular las actividades a desarrollar en La Cangreja, procurar la conservación de los ecosistemas y aportar a la calidad de la experiencia de los visitantes (SINAC, 2018). Las áreas de uso público y de visitación regular comprenden cuatro senderos: Río Negro, El Agua, Plinea y Ayeina, a los que se suma el mirador Cerro La Cangreja. Todas esas rutas se mantienen abiertas al público que desee conocer y recorrer el parque. A los visitantes no se les permite extraer, manipular u hostigar a ningún tipo de fauna, flora o el hábitat, sea manualmente o con algún instrumento (Altamirano et al., 2019b).
Perspectivas socioinstitucionales de las problemáticas vigentes
Las zonas rurales concentran gran parte de las poblaciones costarricenses con menores índices de escolarización. Una mayoría depende de los pocos sectores que generan empleo y muchos lo hacen en condiciones de informalidad, es decir, no disponen de seguridad social ni de la opción de una pensión contributiva futura, aspectos que les impiden mejorar su calidad de vida (Altamirano et al., 2019a). Según el documento “Estado de la Nación” (2019), los problemas nacionales de empleo e ingresos afectan primordialmente a los jóvenes, las mujeres, y a aquellas personas con menores niveles de educación.
En esas condiciones de pobreza y desempleo se encuentran las comunidades aledañas al parque. Se dedican principalmente a la siembra de café combinada con algunas hortalizas, frutas y, en menor proporción, a la ganadería. Las pocas alternativas socioproductivas actuales reportadas por los pobladores muestran el uso del suelo fundamentalmente en actividades de subsistencia. En Guarumal se dedican al cultivo de arroz, frijoles, maíz, cítricos, y la actividad ganadera; en Mastatal, al ecoturismo, la ganadería, la siembra de frijoles y de palma aceitera. En Zapatón, en el espacio donde hay presencia de grupos indígenas, solo se registra un proyecto de turismo vinculado al cultivo de hortalizas y la producción de artesanías en materiales naturales, como jícaras, maderas, estococas, semillas, entre otros. En Naranjal producen plátano, palma aceitera, ayote, papa y sandía (Altamirano et al., 2019a).
La Cangreja suma al objetivo de conservación, de protección de recursos y servicios ambientales, lo cual representa para el país el reconocimiento internacional como destino verde.2 Un aspecto importante para las comunidades cercanas a La Cangreja, que comienzan a incursionar en el turismo rural comunitario, así como el potencial acceso al agua potable. El recurso hídrico es escaso en épocas de verano, lo que es una problemática para las comunidades. En el parque existen importantes nacientes de agua y esto provoca el descontento por parte de los habitantes, ya que no se logra acceder a un recurso que consideran les pertenece y es esencial para las actividades humanas y socioproductivas.
Las comunidades aledañas reconocen a La Cangreja por sus aportes a la conservación de la naturaleza, el agua, flora y fauna, así como agente potencializador de trabajo a partir del turismo que se da en pequeña escala en algunas comunidades, gracias a que el parque opera como punto de atracción de visitantes nacionales y extranjeros y ellas aprovechan esa afluencia de turistas para ofrecer servicios y productos complementarios.
Muchos pobladores visualizan a La Cangreja como una oportunidad para que el turismo se convierta en una de las actividades principales. Perciben la posibilidad de ampliar alternativas económicas nacionales de turismo ecológico o rural comunitario. Sin embargo, los recursos para la generación de iniciativas complementarias del turismo no son accesibles para la mayor parte de los pobladores pues no cumplen con los requisitos establecidos por las instituciones. Adicionalmente, necesitan capacitación y asesoría técnica, y hasta la tramitología y burocracia institucional son limitantes.
Las iniciativas locales hasta el momento son solo ideas difusas, que no se concretan. En caso de gestarse, enfrentarían problemas de infraestructura vial, pues los caminos son de difícil acceso y están en malas condiciones (Altamirano et al., 2019b). La infraestructura para el hospedaje turístico en la zona es muy limitada o casi nula. La oferta de servicios de alimentación presenta capacidades muy limitadas; los pocos servicios se ofrecen en sodas populares.3 Al ser la visitación mayoritariamente de extranjeros, surgen otros requerimientos de capacitación en gestión turística y manejo de idiomas que faciliten la comunicación.
Si bien las problemáticas detectadas son muy diversas, muchas se deben a la poca información que se tiene acerca del parque y la legislación ambiental nacional. Se atribuyen a La Cangreja carencias de acciones que corresponden a otras instituciones públicas. Sin embargo, los resultados son sumamente valiosos a nivel ecosocial. Las principales problemáticas priorizadas a nivel de las cuatro comunidades se relacionan con el acceso al recurso hídrico, la necesidad de mayor cantidad de personal para la vigilancia, el control de la cacería, la excesiva contaminación y la carencia de una guía turística. También se puso en evidencia la prioridad de mejorar la comunicación entre el parque y las comunidades, al igual que la falta de voluntariado (Altamirano et al., 2019b). Se observa que, conforme se acrecienta la distancia entre el parque y las comunidades, aumentan las limitaciones de comunicación tanto del mismo para informar como de las comunidades para informarse. Por otro lado, en esa misma proporción, las personas conocen o visitan el parque y perciben los beneficios que reciben de él (2019a, 2019b).
La vinculación entre los equipos de funcionarios de La Cangreja y las comunidades no ha llegado al punto deseado, principalmente por las distancias geográficas existentes entre ellas y entre las comunidades y el parque. El servicio de transporte público es escaso o nulo, lo que dificulta la participación activa de las personas de las comunidades en actividades convocadas por la administración del parque. Esto, aunado a la falta de alternativas de comunicación, hace que la relación sea muy ocasional y limitada.
Tanto la población local como el estudiantado desconocían la razón de ser del parque al comenzar la experiencia. Se dispone de poca información de los alcances de la gestión y administración y de las funciones competentes del personal que trabaja ahí; eso genera expectativas erradas. Por ejemplo, se espera que La Cangreja opere como un destino turístico en esencia, sin considerar que esta no es su función. Su labor variada se orienta a la protección y control, incentivos y servicios ambientales, atención de visitantes a las zonas de uso público, educación ambiental, permisos, extensión comunal, ordenamiento territorial, participación activa en la atención de incendios forestales y de las denuncias sobre ingresos ilegales y/o extracción de fauna y flora.
La investigación en el marco de la práctica de extensión
Para la investigación se eligió el enfoque cualitativo, recomendado para estudios que pretenden comprender las perspectivas y percepciones de las personas en un área específica (Babbie y Mouton, 2001). De acuerdo con Corbetta (2007), se aplicaron técnicas cualitativas: revisión documental disponible de la experiencia, bitácoras de trabajo de campo de la docente, de los grupos de discusión con el estudiantado y de la observación participante. Con la aplicación de estas técnicas se buscó obtener datos empíricos por medio de documentos desarrollados durante el proceso, preguntas y observaciones a los sujetos. También posibilitaron acceder a las formas de ver el mundo, la realidad social y las categorías mentales con que las personas buscan interpretar, percibir, sentir y actuar respecto del fenómeno estudiado (Corbetta, 2007).
La investigación se guió por las siguientes preguntas generadoras: ¿quiénes son los actores locales participantes en la experiencia de La Cangreja desarrollada de febrero a noviembre de 2019? ¿Cómo se desarrolla la experiencia? ¿Qué logros, aprendizajes, desafíos y limitantes prioritarios se extraen de la experiencia?
Resultados
Para mostrar los resultados de la investigación se crearon categorías sobre recursos, medios y métodos desarrollados para conseguir el compromiso y la contribución de todas las personas participantes. Se trabajó también sobre algunos de los logros conseguidos a nivel individual y colectivo durante la experiencia, así como con los principales desafíos y limitaciones encontrados.
El cómo y el porqué de la comunicación estudiantil con las comunidades y organizaciones
El acercamiento a las comunidades desde estas asignaturas surge generalmente por dos razones: i) solicitud de parte de representantes de las comunidades u organizaciones sociales; y ii) identificación de la necesidad social en la academia. Por lo tanto, algunas veces las organizaciones locales piden apoyo a la UNA y, en otras ocasiones, el desplazamiento se hace basado en diversos criterios, por ejemplo, orientados por el bajo Índice de Desarrollo Social (IDS) que presentan las comunidades costarricenses. En el caso concreto de esta experiencia, el equipo docente que coordina y desarrolla el proceso de práctica organizativa fue quien eligió La Cangreja. Sin embargo, la motivación fue externa, pues en otros años se desarrollaron procesos de práctica en conjunto con el SINAC en otras partes del país y, en consecuencia, posteriormente la EPPS fue invitada a realizar más procesos. Desde la academia se entiende que cualquier proceso de protección de los recursos naturales, especialmente territorios que albergan el recurso hídrico que abastece las comunidades, es prioridad para los procesos de extensión.
Las asignaturas buscan integrar la praxis dialógica con los actores locales, la investigación para el abordaje social, la aplicación de conocimientos adquiridos durante la carrera y la reflexión estudiantil. Para ello, se solicita al estudiantado la construcción de dos productos con fines académicos que evidencien el proceso y los resultados obtenidos en su trabajo y experiencia en las comunidades. Estos dos productos son: i) un diagnóstico participativo; y ii) una estrategia de trabajo conjunto universidad–actores sociales participantes. Ambos son la expresión objetiva y auténtica de la integración de los procesos sustantivos universitarios, evidente en el trabajo del grupo de estudiantes, las aportaciones de los actores locales mediante procesos participativos y las contribuciones de contenidos docentes.
Durante el período lectivo se desarrollaron visitas constantes a las comunidades para realizar el trabajo de campo, que involucra la observación, el contacto con los actores sociales y la realización de las diferentes actividades participativas constructivas. Estas visitas, a las cuales se llama “giras de campo” en la UNA, fueron ejecutadas por el estudiantado en compañía de la docente del curso. El proceso se planificó progresivamente con giras mínimas de dos veces al mes. En este caso, los funcionarios de La Cangreja ofrecieron el hospedaje en sus albergues.
En esa línea, en un primer momento se estableció contacto con el SINAC, lo que permitió el acercamiento con el personal administrativo de La Cangreja. Las primeras sesiones de trabajo se llevaron a cabo solamente con el personal y allí se aprovechó para hacer observación participante e identificar los recursos con que contaban, conocer el parque y sus instalaciones, los servicios que ofrecía y principalmente estrechar los vínculos con las personas que trabajaban ahí, hacer preguntas generales sobre la gestión propia del parque y el conocimiento que tenían ellos sobre las comunidades cercanas. Poco a poco se fueron ampliando los vínculos hasta brindar apoyo en la realización de actividades ordinarias y extraordinarias de acercamiento del personal administrativo con la comunidad. Por ejemplo, en las actividades de celebración del día del ambiente, en las cuales se involucraron a niños, niñas y jóvenes de escuelas y colegios de la zona que visitaron el parque.
En un segundo momento se inició el contacto con personas residentes en la zona, la observación en las comunidades, y se aplicó un instrumento de consulta para conocer su percepción sobre La Cangreja. En un tercer momento se organizaron actividades informativas de las prácticas y se convocó a grupos organizados a participar de un taller, también para conocer su percepción y vinculación con el parque. Los resultados de estos instrumentos y talleres fueron analizados y luego se compartieron con funcionarios, con las personas residentes y los grupos organizados de la zona.
En la Tabla 4 se resumen los métodos aplicados durante todo el año. A partir de la información recolectada, el estudiantado construyó un diagnóstico que, en una fase inicial, resume las problemáticas identificadas por las comunidades. Posteriormente, elaboró una estrategia colectiva para dar solución a las problemáticas priorizadas participativamente.
Para identificar los actores territoriales principales, que trabajan por el desarrollo social en territorios colindantes al parque, se consultó a alrededor de 100 personas de las cuatro comunidades del área de influencia del Parque Nacional mediante entrevistas semiestructuradas (Tabla 4). Esto permitió identificar el mayor liderazgo local representado en una docena de organizaciones, entre ellas, juntas de educación, comités de desarrollo, Junta Pastoral, Asociaciones Administradoras de Sistemas de Acueductos y Alcantarillados Sanitarios (ASADAS), Corredor Biológico, Grupos de Mujeres Indígenas, Asociaciones de Desarrollo Integral (ADI). También se identificaron líderes y lideresas que se destacan por su trabajo en el desarrollo de la comunidad. Se dispuso desde el inicio con el compromiso de participación de cinco funcionarios del parque.
Se procedió a una convocatoria abierta de participación a los espacios de construcción colectiva para el trabajo constructivo, planificado. Se logró la participación de 15 representantes locales. Estas personas representaban a la ASADA de Guarumal, a las ADI de Guarumal, Naranjal y Mastatal, sociedad civil y asociaciones de la región indígena de la zona, de Zapatón. Los cuatro estudiantes de Planificación y Promoción Social se sumaron a los actores de esta experiencia.
Durante la fase de diagnóstico desarrollaron tres talleres con los representantes de las comunidades y con los funcionarios de SINAC. Estos talleres se realizaron por separado para propiciar espacios de confianza y favorecer la debida participación de las personas. Los resultados se complementaron con la centena de entrevistas aplicadas en las cuatro comunidades, espacio que se aprovechó para generar nuevas sinergias con otros actores que se fueron incorporando al proceso, a las nuevas actividades planificadas.4 Adicionalmente, de modo permanente, se realizaron conversatorios informales con los distintos grupos de actores para efectuar ajustes y ampliaciones de los resultados obtenidos así como para validar las propuestas de acción colectiva. Si bien al finalizar los dos semestres se llevó a cabo una actividad de devolución para todos los actores participantes, el proceso y los productos fueron discutidos en las reuniones informales de manera constante, hasta lograr la satisfacción de la propuesta de acción.5
Logros de la experiencia a nivel del territorio
El personal de La Cangreja logró acceder a información importante y reciente sobre la percepción del parque por parte de las personas de las comunidades aledañas y sobre la gestión que realizan. Esto constituyó un recurso valioso a fin de propiciar un acercamiento que atendiera los principales requerimientos y dudas en función de estos hallazgos. La administración de La Cangreja reconoció tras el proceso la importancia de crear un plan de comunicación que favorezca los vínculos con los actores participantes y otros actores claves para el cumplimiento de sus funciones. Asimismo, valoraron la posibilidad de generar alianzas de trabajo conjunto.
Este proceso permitió dar a conocer a la administración de La Cangreja la importancia de mantener una comunicación constante con las comunidades para que exista claridad sobre sus funciones y evitar expectativas que en ocasiones propician descontentos y deslegitimación de las instituciones públicas por parte de las personas. Asimismo, se brindó información concreta a las organizaciones comunales sobre los mecanismos formales para participar en los diferentes espacios y actividades vinculadas a las competencias de La Cangreja, como, por ejemplo, ser parte del Comité de Vigilancia de los Recursos Naturales (COVIRENAS).
La población aledaña al parque que participó de las diferentes actividades realizadas recibió información que le facilitó conocer las funciones y alcances de la administración del Parque Nacional. Esto permitió a los actores locales, además, comprender que su voz puede ser escuchada y que pueden tener y les corresponde su participación en procesos de decisión en materia ambiental. Como parte del proceso, se articuló el trabajo con la EPPS para dar continuidad de acompañamiento en 2020 a un grupo organizado de una de las comunidades, la Asociación de Mujeres Indígenas Huetares de Zapatón, en ejecución al momento de redacción de este documento.
En general, las personas participantes lograron acceder a información clave de la institucionalidad de La Cangreja, especialmente en términos de sus funciones y competencias como Parque Nacional. Al inicio, existían diversos conflictos entre el parque y las comunidades. Las personas argumentaban estar molestas por la falta de colaboración en la gestión del potencial turístico y la negación para que las comunidades accedieran al agua potable, entre otras razones. Una vez finalizado el proceso, lograron comprender que esas actividades tienen impedimentos normativos debido a su misión de protección y conservación ambiental.
La información de La Cangreja disponible al público es manejada de manera centralizada por SINAC, lo que limita las posibilidades de colaboración por parte del personal del parque. El agua potable y demás recursos que se encuentren dentro La Cangreja están resguardados; la normativa restringe cualquier tipo de aprovechamiento. Sin embargo, existe un proceso legal para acceder al agua: presentar un estudio técnico hídrico que demuestre que es la única fuente disponible en la zona, realizar estimaciones para delimitar el espacio que se expropiaría del parque y reponer con otro terreno de dimensión equivalente al expropiado, fuera del parque.
El proceso, por lo tanto, permitió que las personas comprendieran que no es una posición negativa por parte del parque o sus administradores, tal como las justificaciones y requisitos legales vigentes. Esto significará, en el corto y mediano plazo, una oportunidad de mejora de las relaciones y cooperación entre todos los actores a favor del patrimonio natural costarricense, cuyo valor es inestimable y universal.
Logros del estudiantado durante la experiencia
Los procesos de extensión, como se formularon inicialmente, desde los idearios que dieron origen a la Reforma de Córdoba, buscaron generar profesionales con sensibilidad y visión crítica social a nivel local y de la región latinoamericana. Hoy se puede decir que el proceso analizado tiene mucho que contar sobre las bondades de un trabajo docente en diálogo con la sociedad. Para dar cuenta de estos logros se exploró esta experiencia con la mirada puesta en las capacidades, habilidades y conocimientos adquiridos por los cuatro estudiantes que participaron durante el año del proyecto de extensión en La Cangreja.
Fue evidente el fuerte vínculo conseguido entre estudiantes, organización y comunidad, aspecto que propició la construcción conjunta y conciencia crítica del estudiantado ante situaciones reales, complejas y cambiantes. Durante el desarrollo de estas asignaturas, tuvo oportunidad de llevar a la práctica el conocimiento teórico obtenido a través del plan de estudios de la carrera en los dos años previos a la práctica extensionista. Esto potenció sus habilidades, reconocieron su capacidad de trabajar con personas, liderar procesos de trabajo en la comunidad, con las instituciones y, ante todo, de generar un análisis autocrítico de aquellos aspectos que, como futuros planificadores sociales, necesitan tener y deben desarrollar o potenciar.
En sus informes, el estudiantado mostró preocupación porque durante los últimos años permanece una tendencia a la disminución del presupuesto asignado a los parques nacionales, lo que les complica mucho más cumplir incluso con las funciones más fundamentales así como con el mantenimiento necesario. Se requiere invertir en la rotulación de los diferentes servicios y/o atractivos y en el mejoramiento de los senderos de manera que sean más seguros, pero los recursos escasean. Esta condición ha empeorado con la situación económica del país, con la crisis financiera que conllevó a la aprobación de una reforma fiscal en 2019. El personal del parque también es escaso; usualmente hay tres empleados permanentes que se encargan de tareas diversas de atención al público visitante, cuido del parque, atención a denuncias, asistencia a reuniones, mantenimiento de instalaciones y senderos, entre otras actividades.
La práctica fue muy motivante para el estudiantado pues las asociaciones de desarrollo de la zona expresaron reconocimiento a su trabajo. Parte de esta satisfacción se reflejó cuando las personas de las comunidades aledañas solicitaron que se asignen nuevos grupos estudiantiles, sea para continuidad o apoyo a otros procesos locales.
Logros en el ámbito académico
Los dos productos con fines académicos exigidos al estudiantado tienen varias virtudes, tanto a nivel formativo como para el beneficio local. El diagnóstico y la estrategia de acción fueron el ancla a tierra, lo que orientó la forma de trabajar con los actores locales. Para elaborarlas hicieron un acercamiento desde una posición de reconocimiento de los diferentes saberes de las personas con quienes se trabajó. Esto, a la vez, favoreció que durante el año de ejecución del proceso se generaran relaciones de confianza por la convivencia. En este sentido, la relación con las personas de las organizaciones y las comunidades fue muy cercana, presencial.
De acuerdo con lo que expresaron, el trabajo fue bien valorado por todos ellos; reconocieron el esfuerzo y las distancias recorridas por el estudiantado y los docentes dos veces al mes.6 Se puso énfasis en la valía de la programación de las giras y las actividades en función de sus necesidades sentidas y posibilidades de disponibilidad. Esto reflejó la relevancia de propiciar relaciones de cuidado, de respeto, atención y cordialidad que deben primar durante los espacios de trabajo conjunto.
En términos generales, confome a esta experiencia, el trabajo devela una serie de factores clave en su desarrollo que podrían atenderse para la concientización de requisitos y compromisos previos del estudiantado y el equipo docente en otros trabajos y escenarios académicos.
Primero, las personas son lo más valioso, pues sin representantes de las comunidades y organizaciones dispuestos e interesados en el trabajo conjunto sería imposible siquiera que el proceso existiera. El imaginario y percepción principal académica era que ellas conformaban un conjunto de actores con requerimientos múltiples y que, de alguna forma, esperaban que la presencia y trabajo con la universidad les permitiera mejorar situaciones y/o fortalecer capacidades; de ahí que se promovieran espacios de diálogo desde la sinceridad, en términos de profundidad y temporalidad del alcance del proceso, y se partiera principalmente de objetivos con un posicionamiento de facilitadores de procesos que se construían de manera conjunta.
Lo anterior instó a procurar relaciones pacíficas, de calidez y respeto. Esto representó cuidar la consecución de logros y aprovechar lo máximo posible el tiempo que se compartió con las comunidades, valorarlo al igual que los espacios que ofrecían las personas. Fue necesario planificar debidamente los procesos a desarrollar, gestionar a nivel de grupo, trabajar en equipo y construir instrumentos y discusiones internas de manera previa. El trabajo en equipo fue vital, pues se tuvo que definir objetivos, organizar las actividades y sistematizar información de modo constante. La creatividad fue un recurso valioso pero, tanto por ética como por respeto a los actores externos, se rechazó la cultura de la improvisación.
Los procesos se gestionaron, en un primer momento, desde el reconocimiento del ser individual, y, en un segundo momento, del colectivo. Se iniciaron con dinámicas grupales para reconocerse entre todos, desde lo personal, entonces ahí cada uno tuvo que contar quién era, qué hacía y la información que voluntariamente le nacía compartir. Esta dinámica pretendió también propiciar espacios humanizados, cómodos, sin jerarquías, en los que tanto los equipos universitarios como los actores locales pudieran conocerse y reconocerse. El reconocimiento de sus saberes se hizo desde el diálogo y el respeto, desde la comprensión de la parte del aporte que se podía hacer, siempre que ellos estuvieran dispuestos a sumar sus conocimientos al proceso, ya que ese era el insumo más importante, la construcción y el aprendizaje conjunto.
Segundo, el proceso exigió al estudiantado investigar de manera asidua, individual y colectiva para favorecer los aprendizajes autónomos y la construcción de conocimientos colectivos. Fue fundamental comprender mejor el contexto, tanto para no cansar con consultas de información disponible como para dilucidar la información valiosa a compartir con las comunidades. De este factor dependió en gran medida disponer de un ambiente de aprendizaje mutuo (estudiante–sociedad, estudiante–estudiante, estudiante–docente, estudiante–miembros de las organizaciones, etc.). La apertura al cuestionamiento, investigación y reflexión, fue el nutriente de la criticidad, lubricó los canales de información y favoreció la problematización en los espacios de intercambio universidad–sociedad, básicos para la generación de acciones y compromisos individuales y colectivas.
Tercero, se procuró la generación de espacios horizontales y participativos, que favorecieran la interacción libre constante, la motivación y el compromiso entre participantes. Se intentó que el proceso fuera ameno y productivo a la vez para todas las partes, especialmente para los actores locales. También se prestó cuidado a utilizar un lenguaje apropiado, en la medida de lo posible en equilibrio entre lo coloquial y lo científico, aprehensible y estimulante para todas las personas participantes. Si el interlocutor no entendía los términos en que se les hablaba, o los objetivos de los procesos que se buscaban, difícilmente se podría conseguir un diálogo fructífero. De esta manera, estas asignaturas enfrentaron el constante desafío de lograr efectivamente un diálogo constructivo, de ganar atención y confianza de los actores y, con ello, acentuar compromiso de todas las partes. Este proceso fue quizá el más valioso porque posibilitó aprendizajes significativos en todos los participantes, fuente de transformación social.
Finalmente, como cuarto factor, se fijó la atención en la debida validación y devolución constante de los resultados a las organizaciones, instituciones y comunidades participantes. Una vez que el estudiantado consiguió avances o tuvo productos elaborados, sintió un gran estímulo al ver materializados sus esfuerzos en un conocimiento que le resultó nuevo, un conocimiento no disponible en ese contexto hasta la fecha. Con estos recursos, se procedió a la validación, devolución y rendición de cuentas a las organizaciones, instituciones y comunidades. El desafío de elaborar productos de calidad fue alto, con grandes exigencias. Un diagnóstico situacional con identificación y priorización de necesidades conjuntas y una estrategia de trabajo para atender esas necesidades conllevó muchas horas de trabajo y esfuerzo colectivo. En el caso de este grupo, también desarrolló un video de la experiencia, recurso proyectado durante los talleres de devolución con los tres grupos de actores.
Si bien este trabajo estudiantil se acercó más al reconocimiento y al compromiso con los recursos naturales, igualmente permitió el desarrollo de importantes propuestas organizacionales y locales. Y aunque no se logró llegar a la aspiración de influir en la política pública, fue una forma de establecer mecanismos de trabajo participativo de abajo hacia arriba (bottom–up) a favor de la concientización comunitaria para la protección y la gestión ambiental. Gracias a este trabajo, los funcionarios de La Cangreja iniciaron el diseño de un plan de comunicación y actualmente están trabajando de manera conjunta con las comunidades, así como para aclarar la posibilidad legal de que las comunidades se abastezcan del agua proveniente del Parque Nacional en el mediano y largo plazo.
Como docentes, observamos que el estudiantado consiguió desarrollar y/o fortalecer sus capacidades y habilidades, especialmente las relacionadas con el trabajo en equipo, la sensibilización con la realidad concreta de la zona, la recolección y el análisis de información valiosa para la sociedad, así como con el trabajo de campo con grupos comunales, asociaciones e instituciones públicas. Este grupo estudiantil reconoció en estas asignaturas una oportunidad motivante para “llegar a la aplicación de los conocimientos adquiridos durante la carrera”, pues muchos de ellos no contaban con experiencia laboral previa. En las lecciones aprendidas destacaron su liderazgo en la realización de las diferentes actividades con los diversos actores; además, señalaron necesario ofrecer diferentes modos de participación a los actores, pues reconocieron el valioso conocimiento local que ellos poseen.
Este grupo en especial mostró su creatividad, parte de lo que se definió dentro del proceso de devolución con las comunidades. El video elaborado generó gran aceptación y se valoró positivamente no elegir una presentación tradicional. El esfuerzo reflejó la sensibilidad del estudiantado ante una población en condiciones distintas pero con iguales derechos de inclusión activa en espacios de construcción colectiva.
Estas asignaturas, en tanto, posibilitaron romper mitos o limitaciones mentales. Si bien en el aula se podían descartar algunas actividades estudiantiles, con estas prácticas ocurrió lo contrario. Algunas dinámicas y actividades sugeridas por el estudiantado pusieron de manifiesto las capacidades de creatividad, responsabilidad y compromiso que poseía.
Desafíos y limitaciones de esta experiencia
Los desafíos y limitaciones de la experiencia investigada fueron diversos. El principal desafío se presentó cuando el equipo académico se insertó en las realidades sociales concretas desde una forma vivencial dinámica y de construcción conjunta con los actores, visto esto como un proceso de aprendizaje mutuo. En gran parte se debió a que se tenían que aplicar teorías y métodos aprendidos en la academia. Tanto el conocimiento teórico como de métodos resultó insuficiente (al ser disciplinares) y con cierta rigidez para hacer frente a las demandas y solicitudes que presentaron la sociedad y las organizaciones.
El estudiantado denunció una limitación asociada al dominio teórico, principalmente en investigación y aplicación práctica de conceptos y metodologías comunitarias adquiridas de manera teórica. Algunos desarrollan mejores capacidades que otros en los niveles previos de la carrera y esto se evidenció cuando realizaron estos abordajes de modo grupal, lo cual muchas veces les dificultó poder desarrollarse de forma plena cuando trabajaron con los grupos comunales e institucionales y para desarrollar los documentos teóricos que se les exigieron.
La clave para conseguir un trabajo conjunto donde todos estuvieran identificados y cohesionados, desde esta experiencia, fue lograr que el proceso partiera de los intereses y posibilidades de los diferentes actores involucrados. Esto tuvo implicancias incluso en la definición de los objetivos del estudiantado, en términos de formación y, por lo tanto, genera desafíos para la docencia convencional. Convoca a la construcción activa, a la participación en las diferentes actividades que se desarrollen, en los espacios en los que se trabaja, con el compromiso y el respeto que requiere cada tema. No se busca enseñar sino aprehender y construir conjuntamente conocimiento. El trabajo con los actores externos se visualiza como una oportunidad, como una muestra de confianza al aporte que se produzca.
Aunque se intentó ser agentes habilitantes de procesos transformadores, de mejora de la vida, de la convivencia, de generación de espacios de discusión y problematización, de otras formas de diálogo y visualización de fenómenos sociales que no solo beneficiaran al estudiantado sino también a las comunidades, estos procesos no siempre se pueden conseguir con acciones concretas que duren un año. Si bien se buscó generar capacidades, empoderamiento para la independencia y autogestión, no siempre se logra alcanzar esas capacidades. La sostenibilidad de los procesos sociales desde los mismos actores se vería afectada e impediría la continuidad una vez que la práctica acabara. Se trata, además, de procesos lentos en los que, en caso de no conseguir promover la autonomía local necesaria, se restringe la posibilidad de autogestión. De modo que convendría sostener una mayor permanencia y profundidad en los abordajes a fin de aportar a la sostenibilidad de los procesos.
En los últimos años, los recursos presupuestarios de extensión de las universidades son cada vez más escasos. Pese a que la extensión universitaria es considerada como uno de los pilares fundamentales de la universidad pública, la reducción del presupuesto se manifiesta con mayor fuerza en recortes a la extensión. Esta condición limita a la hora de desarrollar los trabajos de campo (acceso a transporte, materiales didácticos, refrigerios, equipos, etc.); también genera preocupación, porque algunos estudiantes son becados e incurren en gastos amplios asociados a sus traslados, materiales, alimentación, y otros gastos de logística cuando realizan las giras o las actividades. En estas condiciones, sin la dotación de recursos económicos adecuada para dar igualdad de motivación a la participación del estudiantado que posee menores recursos, estas actividades podrían llegar a ser consideradas como espacios de privilegio para un cierto grupo que tenga las condiciones para sufragarlas.
Por otro lado, las comunidades necesitan este tipo de espacios, pero las grandes distancias y el poco o nulo transporte público dificultan su participación en talleres y convivencias dialógicas. Ante esto, la universidad debe tener la capacidad de ofrecerles transporte ocasional. La universidad pública se debe a la sociedad que la financia, y por lo tanto no debe escatimar a la hora compartir los recursos institucionales disponibles.
Una limitación del proceso docente se presentó cuando se ofreció el acompañamiento al estudiantado. Aunque se procuró que fuera constante e igualitario, con los diferentes grupos y prácticas desarrolladas no siempre se logró.
Por último, existe el desafío de fortalecer el proceso y las habilidades para la sistematización de estas experiencias desde una perspectiva académica, que contribuya a la generación de conocimiento y metodologías de trabajo. En ese sentido, es vital que la Vicerrectoría de Extensión desarrolle procesos de capacitación o de actualización profesional docente que fortalezcan aspectos vinculados a fundamentos teóricos y metodológicos de extensión, así como a la sistematización de experiencias.
Conclusiones
El análisis de la experiencia en La Cangreja, integradora de las funciones sustantivas universitarias desde la extensión curricularizada en la UNA, revela el potencial de la extensión como detonante sinérgico de dicha integración. A partir de la extensión se facilitan la comunicación fluida y la aplicación de contenidos docentes que permiten, por un lado, aportar al cumplimiento de los objetivos nacionales de conservación, de protección de recursos y servicios ambientales, entre ellos, el recurso hídrico que abastecerá las necesidades de agua potable de algunas comunidades en el futuro. Por otro lado, la concientización de las poblaciones de comunidades aledañas a los parques nacionales para su preservación y desarrollo armonioso, así como el acceso a información clara sobre los mecanismos formales para participar en los diferentes espacios y actividades de protección y aprovechar los recursos en caso de llegar a ser necesario.
Estas prácticas también contribuyen a que el estudiantado consiga desarrollar y/o fortalecer una gran diversidad de capacidades y habilidades en áreas valiosas para un desempeño profesional humanizado. Tal es el caso del trabajo en equipo, la sensibilización respecto de la realidad concreta de la zona, la recolección y el análisis de información valiosa para las comunidades y organizaciones. Se fomentan la creatividad, las destrezas de comunicación y el trabajo participativo con grupos comunales, asociaciones e instituciones públicas.
A partir de la experiencia estudiada se logró identificar varios factores claves en su desarrollo. Primero, impulsar procesos centrados en las personas con la debida valoración y respeto del tiempo y la participación y, por ello, con un trato humanizado pero rendidor en la consecución de objetivos durante las actividades. Segundo, el proceso exigió investigar asiduamente, de manera individual y colectiva, para favorecer los aprendizajes autónomos y la construcción de conocimientos colectivos. Tercero, generar espacios horizontales y participativos que impulsen la interacción y la motivación entre participantes. Finalmente, asegurar la debida validación y devolución de los resultados a las organizaciones, instituciones y comunidades participantes. En un escenario ideal, los procesos desarrollados deberían arrojar posibilidades de mayor incidencia política y acciones que consigan sostenerse sin la presencia de la universidad.
Esta experiencia devela la necesidad de promover sistemática y conscientemente procesos de investigación y sistematización con participación de los principales actores locales, docentes y estudiantes. Para ello, la necesidad de actualización profesional docente vinculada a fundamentos teóricos y metodológicos de extensión, incluidos la sistematización de experiencias y los desafíos de atención prioritaria de las Secretarías y Vicerrectorías de Extensión en el corto plazo.
Agradecimientos
Dedicamos este artículo al estudiantado de la EPPS que anualmente inicia estas prácticas con profundo entusiasmo, dedicación y compromiso en nuestros territorios costarricenses. A los diversos actores locales participantes que respondieron al llamado y aceptaron el reto de construcción de conocimientos y coformación de nuestros estudiantes. Al personal de SINAC, especialmente a Guillermo Espinoza Mora, administrador del parque. A la EPPS, que aportó recursos para la recolección de datos y el trabajo de campo. A Christopher Altamirano Rodríguez, Jesse Delgado Arroyo, Mariela Fuentes Cortés, Jacqueline Vindas Torres, por brindarnos sus conocimientos conseguidos durante este proceso. Finalmente, un especial reconocimiento a la doctora Maritza González–Moreno, profesora y metodóloga de investigación de la Universidad de la Habana, Cuba, por la lectura y observaciones aportadas que, sin duda, nutrieron sustantivamente este documento.
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1) Decreto ejecutivo 30479/2003–MINAE.
2) La vasta legislación y la trayectoria de compromiso con el desarrollo sostenible de Costa Rica lo sitúan como un país de gran riqueza ecológica, posicionándole como uno de los que posee mayor biodiversidad en el mundo. Esto permite ofertar, bajo la etiqueta de “destino verde”, sus atractivos naturales y las diversas alternativas ecoturísticas.
3) Se conoce así a los pequeños restaurantes populares costarricenses que generalmente ofrecen los platos más tradicionales a los menores precios.
4) Es necesario tener presente que el estudiantado atendía a La Cangreja cada dos semanas, por lo tanto eso permitía contribuir en otras actividades cuyo fin era conectarla con los actores y promover la comprensión de su potencial para sus comunidades vecinas y para el planeta.
5) En este taller el estudiantado presentó un video que resumía la experiencia vivida en agradecimiento a las personas participantes.
6) Entre el campus central Omar Dengo, en Heredia, y La Cangreja, hay alrededor de 80 km; el desplazamiento dura aproximadamente 4,5 horas utilizando el transporte de la UNA.