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Reseña / Universidad en Movimiento. Curricularizar la Extensión

 

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Elsegood, L. y Petz, I. (Comps.) (2019). Universidad en Movimiento. Curricularizar la Extensión. Colección Aprendizaje en Movimiento, Universidad Nacional de Avellaneda Ediciones.

ISBN: 978–987–3896–55–2

 

Por María Alejandra Pupio

Universidad Nacional del Sur, Argentina

mapupio@uns.edu.ar

 

Universidad en Movimiento. Curricularizar la Extensión es un libro escrito sobre la base de más de quince años de trabajo de redes y contactos en territorio. Su presentación, sin embargo, llega en momentos en que los encuentros estrechos producidos por reuniones, talleres, festivales, asambleas en los barrios o aulas universitarias —todas acciones centrales de la praxis territorial extensionista— quedaron detenidas para ser repensadas a causa de la COVID–19. Pero quizá por esto mismo es el mejor momento para su presentación en sociedad. La humanidad entera está atravesando una crisis cuyas condiciones son consecuencia de las políticas públicas neoliberales y aún no sabemos cómo saldremos, pero deseamos imaginar, como señala Berardi (2020), que la igualdad es el punto de partida para el tiempo que vendrá. Y este libro es una buena guía para imaginarlo, transitarlo y transformarlo.

Tal como enuncian en la Introducción Ivanna Petz y Liliana Elsegood, el punto de partida de la obra fue un proyecto de investigación interdisciplinario e interinstitucional que buscó la reflexión de la curricularización propuesta por la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV). Esto fue posible debido a las políticas públicas en las universidades nacionales a partir del año 2003, que incluyen el apoyo a las prácticas extensionistas a través de convocatorias a subsidios, a reuniones y congresos nacionales, la creación de la Red de Extensión de Universidades Nacionales (REXUNI) y la promoción de publicaciones periódicas de la especialidad. El intenso trabajo llevado a cabo desde la primera década del siglo XXI, aun con el quiebre producido desde 2016, permite diseñar una cartografía de experiencias en los territorios. A pesar de esta expansión, uno de los aspectos más debatidos y con mayores dificultades para su institucionalización, es la incorporación de las prácticas de extensión a los planes de estudios de las carreras de grado y pregrado.

Como consecuencia, este libro llegó para constituirse en un espacio de formación, diálogo y construcción de conocimiento. La propuesta de Paulo Freire (1969) de sustitución del concepto de extensión por el de comunicación traía implícitas las preguntas acerca de: ¿cómo se aprende? ¿Cómo se produce conocimiento? Retomando estos debates, estas páginas son más que una obra sobre las experiencias de curricularización. Es un texto que pone en el centro del debate a la producción del conocimiento para poner de relieve la injusticia cognitiva y favorecer la diversidad epistémica (Sousa Santos, 2009), y para eso es necesario descentrar la hegemonía que sobre el conocimiento han sostenido históricamente las universidades. Las y los autores promueven la reflexión epistemológica de la extensión, que es al mismo tiempo política y pedagógica, en tanto la perciben como un proceso integral de creación de conocimientos y de acciones emancipatorias. Es por eso que la incorporación de la extensión a los planes de estudio es central para un proyecto epistémico intercultural como parte de la epistemología del sur, no geográfico sino metafórico, que tiene toda la potencia transformadora de las relaciones de poder vigentes entre saberes (Sousa Santos, 2009).

¿Qué implica la obligatoriedad, la creación de un espacio específico, interprofesional y transdisciplinar que se construye en el territorio? Esta pregunta transita cada uno de los textos en busca de respuestas, reflexiones teóricas y metodológicas. El libro se estructura en dos partes. La primera de ella contiene cinco contribuciones, resultado de unas Jornadas en el marco del proyecto de investigación con el objetivo de compartir las experiencias de curricularización que las universidades participantes fueron adoptando. Aunque su presentación no adquiere un modo cronológico, es importante enfatizar que se trata de instituciones con diferentes contextos de origen y producción: la Universidad de Buenos Aires (UBA), las Universidades Nacional de Rosario (UNR) y Nacional de Mar del Plata (UNMdP), la Universidad Nacional de General Sarmiento (UNGS) y la que inicia y da origen a este libro, la UNDAV. La historia de estas instituciones, la articulación de sus funciones y la relación con las organizaciones sociales marcan el punto de partida para pensar la curricularización de estas prácticas.

En el Capítulo I, “La experiencia del Trayecto Curricular Integrador Trabajo Social Comunitario: la curricularización de la extensión en la UNDAV”, Rodrigo Ávila Huidobro, Liliana Elsegood, Ignacio Garaño y Facundo Harguitenguy indagan sobre la creación del Área de Conocimiento Trabajo Social Comunitario (TSC), de la cual participan todas y todos los estudiantes de la UNDAV, desde su origen en el año 2009 en el contexto de creación de 14 universidades, parte de ellas en el Área Metropolitana de Buenos Aires. Esto les permitió la planificación de las acciones de docencia, investigación y extensión de una forma articulada en el territorio, garantizada también por el ingreso de estudiantes que son la primera generación de universitarios en sus familias. Como expresión de este vínculo, las y los autores describen la experiencia de incorporación curricular de contenidos construidos de forma conjunta con los actores del territorio. La puesta en marcha requirió de discusiones teórico–metodológicas, las que son desarrolladas en profundidad en los últimos tres capítulos.

En el Capítulo II, “Un mapeo del aula social. Recorridos de la cátedra ‘Extensión y ciudadanía’”, Paula Contino analiza las acciones que la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales y la Secretaría de Extensión y Vinculación de la UNR emprendieron desde el año 2009 para la creación de la materia “Extensión y ciudadanía”. La autora plantea las discusiones epistemológicas de los conceptos históricos de “pertinencia” y “función social” de la universidad, los cuales emergen en el contexto referencial del pensamiento situado en el territorio. Es aquí donde la autora registra las geografías mínimas de las organizaciones que constituyen la lógica del “aula–territorio–aula–social” y con las que trabajaron temáticas tales como ambiente y ecología, salud mental, diversidad sexual, educación y comunicación en contextos de encierro, discapacidad y la recuperación de la memoria.

El Capítulo III, “Programa Práctica Sociocomunitarias”, de Consuelo Huergo, describe el proceso de curricularización en la UNMdP en torno a tres ejes: las condiciones internas institucionales, la trayectoria de las y los estudiantes y los modos de relación entre las organizaciones del territorio con la universidad. Las principales dificultades identificadas están relacionadas con la disponibilidad de recursos económicos para equipos docentes, con la estructura institucional y con la conflictividad interna en relación con las modificaciones de planes de estudio tanto en la dimensión política como respecto de las acreditaciones ante CONEAU. La consecuencia fue la incorporación de estas prácticas con ritmos desparejos y con un esfuerzo mayor al esperado pese a la trayectoria de la universidad.

El Capítulo IV, “Investigación, trabajo en equipo, territorio y organizaciones sociales: ¡Todo eso en una materia!”, escrito por Ana Luz Abramovich, Inés Arancibia, Carolina Barnes y Gonzalo Vázquez, narra la experiencia de curricularización de la UNGS. Las y los autores destacan que las organizaciones del territorio se articulan de manera sostenida con la universidad, integrando incluso un Consejo Social que cuenta con voz y voto en el Consejo Superior. A lo largo de este artículo se describen las acciones del Laboratorio Redes de la UNGS que se inició en el año 2005 y cuyas actividades se sitúan en la intersección entre la formación teórica, la investigación y la acción con la comunidad. Las y los autores reflexionan sobre algunos aspectos relevantes para discutir esta experiencia: el carácter abierto de la definición de los contenidos; la incorporación de actores provenientes de diferentes campos; y la conformación de equipos de docentes de carácter multidisciplinario con experiencias de trabajo en territorio.

En el Capítulo V, “Extensionando el curriculum en Filo: UBA”, último de la primera parte de este libro, Ivanna Petz y Florencia Faierman describen y analizan el Programa de Prácticas Socioeducativas Territorializadas (PST) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA en el marco de las acciones de curricularización realizadas por esa universidad desde el año 2010. Las PST se organizan a través de seminarios que integran la formación teórico–metodológica a partir de la articulación con organizaciones sociales. Las autoras evalúan que esto facilitó el abordaje interdisciplinario del tema/problema a trabajar en territorio, la revisión de las metodologías de enseñanza, investigación y evaluación, la incorporación del registro de las experiencias y la alta permanencia en la cursada. Por último, destacan que las reformas de los planes de estudio en la Facultad están contemplando la incorporación de las PST. En definitiva, remarcan que esta propuesta pedagógica institucionalizada indica un cambio paradigmático derivado del vínculo de la universidad con su entorno.

La segunda parte de este libro está compuesta por tres capítulos que abordan la experiencia específica de curricularización en la UNDAV al implementar el espacio TSC y reflexionar sobre la propuesta pedagógica basada en el aprendizaje en movimiento, una pedagogía situada que se asume desde el cuerpo, desde lo vivido, una praxis que se despliega en un contexto de acción concreto, es decir, en territorio. Este es el punto de partida del Capítulo VI, “Universidad en movimiento: territorio, territorialización y praxis”, escrito por Ignacio Garaño y Facundo Harguinteguy. El territorio (en este caso el conurbano) es analizado, puesto en discusión y reposicionado como punto de partida del aprendizaje y la investigación en movimiento. Los autores problematizan la categoría de territorio y advierten de su ambigüedad. Es por eso que consideran necesario el posicionamiento teórico como ejercicio político. Para una praxis extensionista, el territorio es donde se corporizan las múltiples relaciones de poder que constituyen una trama de disputas y sentidos en la que se inscriben los procesos de enseñanza, aprendizaje y construcción del conocimiento. Esto es la universidad en movimiento, tanto en la dimensión político–epistemológica como en la metodológica y la pedagógica.

En el Capítulo VII, “Del proyectismo a la integración estratégica de la extensión: reflexiones sobre la curricularización de la extensión en la UNDAV”, de Rodrigo Ávila Huidobro, Manuel Ferrer, Luciana Fiorda y Facundo Harguinteguy, se problematiza la herramienta institucional que organiza gran parte de la aproximación al territorio: el proyecto. En este caso, al igual que con la categoría de territorio, las y los autores advierten sobre la ambigüedad de este concepto, vinculado en ocasiones con la lógica de gestión propia del neoliberalismo. Es por eso que las y los autores proponen explicitar el punto de partida, ya que su uso es ineludible. El texto profundiza en reflexiones tendientes a evitar su cristalización como herramienta burocrática y favorecer su uso como instrumento para la transformación de la realidad. En la experiencia de la UNDAV, el TSC promueve la subordinación de estos proyectos a los lineamientos estratégicos generales, lo que evita la fragmentación y permite profundizar en el tiempo relaciones de mutua confianza con las organizaciones populares.

El VIII y último capítulo, “Hoy cursamos afuera del aula”: encuentro, sentidos y praxis a partir de experiencias de aprendizajes en movimiento”, escrito por Ignacio Garaño y Facundo Harguinteguy, propone reflexionar sobre el recorrido experiencial y reflexivo de las y los estudiantes. Para ello se analizan los registros en territorio, documentos confeccionados en la praxis extensionista, donde se inscriben las observaciones verbales y no verbales. Los registros revelan la incomodidad, el asombro y la perplejidad extramuros al desestructurar ideas de sentido común, al implicar dilemas éticos ante el encuentro del “otro”. En ese territorio se implican los cuerpos en la acción de aprender y enseñar que va dando lugar a un pensamiento territorializado, situado, crítico. Y esta es una de las fortalezas del aprendizaje en movimiento en términos epistemológicos.

El libro termina con nuevas preguntas para futuras indagaciones y con un desafío propuesto por Garaño y Harguinteguy, que es reflexionar sobre la praxis de la extensión como un espacio colectivo “de discusión pedagógica, epistemológica, metodológica y, fundamentalmente, política acerca del ser y hacer universidad popular en una clave emancipatoria”. Esto adquiere más urgencia en la situación de pandemia, en la que las universidades siguen en el territorio en conjunto con las organizaciones sociales e instituciones estatales. “El futuro puede comenzar hoy” (Sousa Santos 2020) y la lectura de este libro puede ser, sin lugar a dudas, un buen inicio.

 

 

Referencias bibliográficas

Berardi, F. (2020). Crónica de la psicodeflación. En Amadeo, P. (Ed.), Sopa de Wuhan. Pensamiento contemporáneo en tiempos de pandemias (pp. 35–54). ASPO.

Freire, P. (1969). ¿Extensión o Comunicación? Sobre los profesionales y el conocimiento en el (no) diálogo de saberes. Instituto de Capacitación e Investigación en Reforma Agraria.

Sousa Santos, B. de (2009). Una Epistemología del Sur. La reinvención del conocimiento y la emancipación social. Siglo XXI Editores – CLACSO.

Sousa Santos, B. de (2020). La cruel pedagogía del virus. CLACSO.