Dossier

La escritura poliédrica de Cesarina Lupati: desplazamientos y representaciones entre Argentina e Italia

The polyhedral writing of Cesarina Lupati: displacements and representations between Argentina and Italy

Fernanda Elisa Bravo Herrera
Instituto de Literatura Argentina “Ricardo Rojas”, Facultad de Filosofía y Letras - Universidad de Buenos Aires / Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina

El hilo de la fábula

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN: 1667-7900

ISSN-e: 2362-5651

Periodicidad: Semestral

vol. 20, núm. 23, 2022

revistaelhilodelafabula@fhuc.unl.edu.ar



DOI: https://doi.org/10.14409/hf.20.23.e0005

Resumen: Este trabajo se propone, por una parte, rescatar la producción de Cesarina Lupati, escritora y periodista italiana (1877-1957), y, por otra, analizar los textos vinculados con sus viajes a la Argentina entre 1908 y 1912, aproximadamente, entre los cuales se incluyen principalmente Vita argentina. Argentina e Italiani al Plata osservati da una donna italiana (1910) y algunos artículos dispersos en periódicos y revistas. El objetivo es recuperar una producción sumergida y marginada en los dos espacios culturales, atendiendo especialmente su singularidad y su posición frente al fenómeno ‘e(in)migratorio’ italiano en la Argentina. Se espera reconstruir desde el comparatismo las diferentes representaciones identitarias y las perspectivas ideológicas de esta escritura y, en lo específico, delinear las configuraciones del género discursivo relacionado con el viaje y declinado por la voz femenina.

Palabras clave: literatura de viaje, inmigración, identidad, representaciones, ideologías.

Abstract: This work proposes, on the one hand, to rescue the production of Cesarina Lupati, Italian writer and journalist (1877-1957), and, on the other hand, to analyze the texts related to her trips to Argentina between 1908 and 1912, approximately, among which they mainly include Vita argentina. Argentina e Italiani al Plata osservati da una donna italiano (1910) and some scattered articles in newspapers and magazines.The objective is to recover a submerged and marginalized production in both cultural spaces, paying particular attention to its singularity and its position in regards to the Italian ‘e(im)migratory’ phenomenon in Argentina. It is hoped to reconstruct from comparative perspectives the different identity representations and ideological perspectives of this writing and, specifically, to delineate the configurations of the discursive genre related to travel and declined by the female voice.

Keywords: travel literature, immigration, identity, representations, ideologies.



C’è ancora, ci sarà sempre un’altra Italia fuor della cerchia dell’Alpi e del mare, un’Italia lontana, sparsa nel mondo, a guisa delle felci che affidano al vento le spore da cui germineranno altre felci sui più lontani pendii, simile a quei selvaggi e forti arbusti montani che curvano le fronde verso il suolo, nella brughiera sconfinata; e le fronde penetrano nella terra, ramificano nel sottosuolo, risorgono in là, sempre più in là, con sempre nuovi arbusti, le cui fronde s’inclineranno a lor volta verso la zolla, ancora ramificheranno, estendendo sempre più la rete della buona vita vegetale, nutrita dall’occulta linfa dalla prima, dall’unica materna radice.

Fuente: Cesarina Lupati, «Italia lontana»[1]

Desplazamientos, viajes, migraciones, contactos culturales

Los contactos culturales entre Italia y Argentina, a lo largo de la historia, se han desarrollado en forma continua y sostenida, bajo diferentes modos. Algunos desplazamientos han sido resultado, a veces, de diversas presiones político-sociales y económicas, determinando exilios y migraciones. En otras oportunidades fueron la respuesta de escritores, artistas, intelectuales y periodistas que, a través de los viajes y su puesta en palabra, es decir, en el encuentro con una cultura “otra” y en su discursivización, buscaron un conocimiento que permitiera una más precisa comprensión de la propia identidad colectiva e individual, una indagación más allá de las propias fronteras nacionales, geopolíticas y culturales.

La presencia de las mujeres en estos desplazamientos, tanto en viajes como en ‘e(in)migraciones’,2 no ha sido lo suficientemente abordada por la historiografía no obstante su carácter significativo. Como señala Bruna Bianchi (2009), en relación con los mecanismos sociales de movilidad vinculados con el trabajo y la emigración femenina, la mujer ha sido definida desde sus silencios y pasividad, ya que se ha conferido a las experiencias migratorias una identidad predominantemente masculina, aun cuando en estas también participaran activamente mujeres. Michelle Perrot (1991) observa que la participación de las mujeres en los viajes y en los procesos migratorios fue muy significativa y se acentuó, sobre todo después de 1850, debido al desarrollo de los transportes. Maria Susanna Garroni y Elisabetta Vezzosi, estudiando las migraciones femeninas y los feminismos diaspóricos y reflexionando sobre cuestiones de género y procesos de modernización, integración y creación de sociedades multiétnicas, afirman que «emigrate in numero minore rispetto agli uomini, le donne italiane hanno svolto – e svolgono – un ruolo determinante nel proceso emigratorio: la loro presenza ha dato forma alle innervature delle comunità degli italiani all’estero e contribuito attivamente alla creazione di dinamiche social ed economie familiar transnazionali» (2009:452).

La movilidad femenina, en lo que se refiere al fenómeno migratorio italiano hacia Argentina, se ha caracterizado por su complejidad y, según Bin Cavani Turi (1992), por las mayores dificultades en la integración que las mujeres enfrentaron respecto a los hombres. La movilidad de las mujeres, sobre todo vinculada con los viajes, por otro lado, como lo señala Michelle Perrot, además de tener fines culturales representó la voluntad de una fuga, de una transgresión que les permitía una «‘salida’ fuera de sus espacios y de sus papeles» (1991:506), en última instancia, la posibilidad de una participación en el espacio público y político, lo que significó, en definitiva, una ruptura social. Los feminismos, que tuvieron un espacio de difusión en el periodismo y en las asociaciones, encontraron, además, un factor positivo en los desplazamientos incluso desde el siglo XIX. Sobre esto Anne-Marie Käppeli señaló que «al margen de los vínculos internacionales institucionalizados, (…) los viajes de feministas aisladas y la emigración estimulan la formación de la conciencia feminista» (1991:535).

Cesarina Lupati: figura olvidada, escritura poliédrica y parábola de compromisos políticos

Fueron numerosos los intelectuales italianos, sobre todo periodistas y escritores, que relataron su experiencia en Argentina y describieron las costumbres, la historia y los espacios de este país, atendiendo especialmente la comunidad italiana en sus múltiples aspectos, interesados en indagar, en última instancia, la identidad nacional y el encuentro con una cultura “otra”. Entre los viajeros e intelectuales italianos que visitaron Argentina, Cesarina Lupati sobresale en cuanto resulta (tal vez) la única presencia femenina de principios del siglo XX que ofreció una mirada de Argentina desde Italia, destacándose por su producción prolífica y poliédrica y por su participación activa en el espacio intelectual italiano. Si bien Cesarina Lupati ha sido un personaje de relieve en el ámbito periodístico, literario, político-social y educativo, sea como escritora y ‘pubblicista’ o como agente cultural incluso con funciones institucionales oficiales, tanto que Teodoro Rovito la incluyó en el Dizionario bio-bibliografico dei letterati e giornalisti italiani contemporanei, compilado en 1907, su figura se ha desdibujado posteriormente, aun cuando por su singularidad merece un estudio atento que contribuya a su rescate y revalorización.3En ese Dizionario, que tenía como objetivo «accennare ad uomini e ad opere degni di essere ricordati, e di facilitare così le ricerche degli studiosi» (Rovito, 1907:5), se menciona sus publicaciones, sus dotes como oradora, su participación académica, y se la presenta del siguiente modo:

(…) egregia scrittrice milanese, nata nel 1877. Collaboratrice della Lombardia, del Secolo illustrato, di Natura ed Arte, Ars et labor, Nuova parola; redattrice della Vita Internazionale, ha pubblicato: Idea, 1899; Avventure d’un ometto, 1899; Storia d’una rondine ed altri racconti, 1901; Coscienza, 1906; Idealità nuove, conferenza, 1906. II suo libro: Un romanzo in tre ottenne il primo premio dall’editore Vallardi, nel 1903. — Prepara: Avventure di Gustavo Delmas; Giovinezza; Chimera, romanzi; La colpa, commedia; Notte di natale, libretto d’opera. — Conferenziera applaudita, la signorina Lupati è membro onorario dell’Accademia di scienze e lettere di Firenze. (Rovito, 1907:148)

Lorenzo Luatti afirma que se trata de una «figura (dimenticata) di un certo interesse di cronista e narratrice della presenza italiana all’estero, che non rimase estranea alle suggestioni nazionalistiche di stampo corradiniano» (2017:151). Atenta a las cuestiones ideológico-políticas, Federica Bertagna traza la posición de Cesarina Lupati en relación, por una parte, con el concepto de nacionalidad y, por otra, con el accionar de Italia en la guerra de Libia (1911-1912) y resalta su participación activa, junto a la de Folco Testena, Nella Pasini, Luigi Barzini, Arnaldo Fraccaroli en La Patria degli Italiani, el diario argentino que se publicó en Buenos Aires, en lengua italiana, entre 1877 y 1931 (Bertagna, 2009:100-101). Luatti sintetiza la formación y el recorrido de Lupati observando los puntos más importantes de sus definiciones ideológicas, indicando su adhesión al «patriottismo liberale di stampo risorgimentale e poi nazionalista (…), che neppure il ventennio fascista riuscì a scalfire, tranne qualche limitato e forse inevitabile ‘pedaggio’» (2020:318). En otro pasaje de su estudio dedicado a esta escritora, Luatti describe claramente su itinerario político, complejo, articulado con la historia y legible en su producción, dispersa en revistas y en gran parte olvidada: «si legò ai movimenti pacifisti e nazional-patriottici di inizio secolo, si avvicinò ai movimenti femministi d’ispirazione socialista, al nazionalismo democratico, fu poi irredentista e soffertamente interventista, fedelmente ancorata agli ideali liberali e progressisti di giustizia, laicità e fratellanza» (2020:319).

Según la información que brinda Rachele Farina en el Dizionario biografico delle donne lombarde (1995:651), Cesarina Lupati nació en Milán en 1877 y falleció en 1957 en Génova. Luatti informa que Lupati era hija de un alto oficial, pertenecía a una familia acomodada de Milán (2020:319), se había casado con Fortunato Guelfi y viajó a Argentina a los treinta años, en primera clase, desempeñando tareas por cuenta del Gobierno Italiano y de otras instituciones como la Sociedad Dante Alighieri (2020:320).[4] Farina indica que entre 1908 y 1911 Lupati desarrolló en Argentina una actividad fuertemente dedicada al estudio y a la observación de la comunidad italiana presente en dicho país, como periodista independiente y representante institucional. Durante este período fundó la sección de la Liga Naval, visitó hospitales y escuelas, estando en permanente y estrecho contacto con los emigrantes italianos. Por ejemplo, en el Bollettino dell’emigrazionecorrespondiente a las actividades del 1912-1913 se incluye la «Relazione Morale e Finanziaria per l’Assemblea Generale Ordinaria» del 31 de julio de 1913 de la Societàdi Patronato e Rimpatrio per gli Immigranti Italiani in Buenos Aires. En este documento oficial se informa de la ‘serata di gala’ del 11 de noviembre de 1912 en el Teatro Politeama Argentino de Buenos Aires organizada por el Comité de la sección femenina para recaudar fondo para el Comitato, en la que cooperó Cesarina Lupati, junto a otros miembros de la comunidad. Por la constante actividad y por el sincero compromiso de Lupati el gobierno italiano la reconoció como enviada y representante en misiones especiales en diferentes ciudades argentinas y en reuniones y congresos en donde se trataban cuestiones relativas a los emigrantes, como la inspección, en forma oficial, de las escuelas italianas en la Argentina (Luatti, 2020:364). En la revista semanal I diritti della scuola, fundada en Milán por Guido Antonio Marcati en 1899 y dirigida desde 1903 por Annibale Tona se resalta la labor de Cesarina Lupati en Argentina, a favor de las escuelas y de los italianos en el exterior, inclusive después de su regreso en Italia. Se hace referencia a su viaje a la Argentina y a su interés por las escuelas italianas en las colonias, por ejemplo, en la nota «Fra libri e giornali» publicada en el número 10 correspondiente al 20 de diciembre de 1908 (I diritti della scuola, 1908b:177) y en la nota introductoria a la carta que dirigió Lupati al director de esta revista, fechada el 21 de octubre de 1908 y publicada en el número 3 del 31 de octubre de ese mismo año. En esta carta Lupati hizo referencia a su reciente viaje a la Argentina y anunció que esperaba exponer en forma más detallada la situación de las escuelas italianas en la Argentina, ampliando el informe presentado en el Congreso que concluía ese mismo día y en la carta que había enviado al Ministro Tommaso Tittoni.[5] Es interesante, también, para describir el compromiso de Lupati con las instituciones educativas y su función como mediadora y agente cultural en dos espacios, citar de nuevo esa carta. En la misma, luego de sintetizar las condiciones difíciles en las que los maestros italianos ejercían la docencia en Argentina, provocadas por el bajo reconocimiento económico, los horarios divididos, los programas dobles, las clases agrupadas, los materiales a disposición pocos e insuficientes, y después de elogiar la conducta moral de quienes no obstante ello «onorano (…) le buone tradizioni della classe magistrale italiana» (Lupati, 1908a:18) se enuncia el propósito principal de la misiva, es decir, iniciar una campaña de solidaridad para formar una biblioteca en la Associazione magistrale en la ciudad de La Plata, en Buenos Aires, solicitando la colaboración de los lectores de la revista, contando ya con el apoyo de la sede central de la Dante Alighieri en Roma y logrando que desde la Revista se extienda la invitación a ayudar a las secciones magistrales, a los autores de libros y a las casas editoriales:

Io, che proposi a quei maestri la formazione di una piccola biblioteca circolante, la aiuterò personalmente e facendo appello ad amici editori e pubblicisti: ma vorrei che anche i buoni lettori di questo periodico aiutassero la biblioteca nascente e facendo sacrificio d’un libro ch’essi giudicano utile all’insegnamento, di una buona annata di giornale didattico, dove è un prezioso sussidio alla preparazione prossima dell’insegnante, ne facessero invio ai miei maestri di Buenos Aires, presso la sede suaccennata della Magistrale al Plata. (Lupati, 1908a:18)

La estadía en Argentina le permitió colaborar en La Tribuna de Roma como corresponsal, tal como hace referencia una nota de I diritti della scuola (1908b:177), y en otras publicaciones en las que compartió su experiencia en este país abordando diversas cuestiones, como la comunidad italiana, los problemas de la emigración, las relaciones entre Argentina e Italia y las características generales de Argentina, especialmente aquellas vinculadas con la presencia italiana. De regreso a Italia Lupati continuó la tarea de tutela de los italianos residentes en el exterior a través de conferencias y artículos que le permitieron difundir sus observaciones y las realidades de los italianos y los argentinos. Lupati fundó durante la Primera Guerra Mundial el Comitatodei Rifugiati Irredenti en Milán, se ocupó de la inspección y vigilancia de las condiciones de los italianos prisioneros de guerra en Suiza y en 1927 integró el primer Comité directivo del sindicato de autores de Milán, siendo la primera mujer en alcanzar ese rol (Farina, 1995:651; Luatti 2020:361). El fenómeno de la emigración, sobre todo en los aspectos en donde interviene la educación, es un tema constante en la producción de Cesarina Lupati y sus experiencias de viaje vuelven aún más centrales estas problemáticas, en cuanto observadora atenta y directa. Por otra parte, como señaló Fabio Finotti (2016:438-439), la emigración del Siglo XIX determinó un cambio en las representaciones de Italia, ya que la imagen de este país como meta del Grand Tour cedió frente a la de la masa migrante. Por ello, la escritura de Lupati se inserta en una tradición discursiva en la cual la emigración es central y que Finotti describe como «il tema dominante nei rapporti tra l’Italia e l’estero» (2016:439).

Giulia Di Bello y Vanna Nuti (2001:232) informan que Cesarina Lupati viajó a la Argentina en dos ocasiones: la primera, en 1908 por encargo de Tommaso Tittoni, ‘ministro degli Esteri’ del gobierno Giolitti III y la segunda, en 1911 por mandato de Antonino Paternò-Castello, marqués de San Giuliano y ‘ministro degli Esteri’ en ese año del gobierno de Luigi Luzzatti, inicialmente, y luego de Giovanni Giolitti. A partir de los datos paratextuales (fechas y localización) de algunos artículos firmados por Lupati, así como la constante temática sostenida en el tiempo, es posible reconstruir una producción heterogénea y amplia vinculada con esos viajes y con la estadía en Argentina. Para citar algunos textos, el artículo «Ricordo d’America. (Dai miei appunti di viaggio)», publicado en Pro Pace. Almanacco illustrato de 1909, consigna como datos de escritura «San Carlos» y «agosto 1908» y el texto comienza con la descripción del lugar, como si se tratase, además, de un diario de viaje, en el que primero (se) ubica y luego se detiene a caracterizar el paisaje, la naturaleza, la historia, hasta llegar a la narración de su experiencia en una escuela de la colonia, promoviendo un proyecto político-educativo:

…Non dalle rive del Plata scrivo oggi questi miei appunti, ma da una tranquilla colonia sperduta tra vasti campi, dai quali il Plata non si scorge più. Dov’è il gran fiume, a cui Sebastiano Caboto mutò il nome, dicono, quando dai ricchi ornamenti dei Guarany fu indotto a supporre la vicinanza di miniere argentifere? Dov’è il gran fiume lene, ampio, silenzioso che fu creduto e sembra un braccio di mare? (Lupati, 1909i:51)

El episodio que narra en este artículo, relativo a su visita a una escuela de una colonia, en la que un grupo de niños canta en el acto de bienvenida, como saludo, los versos de Goffredo Mameli pertenecientes a «Fratelli d’Italia», se encuentra también registrado en el capítulo dedicado al campo en Vita argentina. Argentini e italiani al Plata… publicado en 1910, tanto en italiano como en su traducción al español (1910a:194; 1910b:198). La reiteración de esta anécdota en dos textos diferentes, además de recuperar un momento emotivo del viaje, se impone como imagen-símbolo de representación de una nación y de conformación de una identidad colectiva basada en la hermandad, bajo los valores promovidos en Italia durante el ‘Risorgimento’, con una determinada «costellazione mitologica nazional-patriottica (…) della nazione come una comunità di parentela e di discendenza, dotata di una sua genealogia e di una specifica storicità» (Banti, 2011:15). Otro texto en donde hay referencias temporo-espaciales y marcas de escritura, que permiten identificar los momentos de producción y reconstruir su itinerario entre Argentina e Italia, es la carta publicada en I diritti della scuola del 31 de octubre de 1908, ya mencionada (Lupati, 1908a:18), que la redacción de la revista ha dado como título «Per quei nostri colleghi» haciendo referencia a la campaña de donación para una biblioteca italiana en Argentina. En el número 10 de la revista La vita internazionale del 20 de mayo de 1910, se recoge un fragmento del libro de viajes Vita argentina. Argentini e Italiani al Plata… con el título «Il Centenario dell’indipendenza argentina», consignándose al final del mismo su localización y fecha: Milán, abril de 1910 (Lupati, 1910d:225). En la nota «Fra libri e giornali» de la revista I diritti della scuola, ya citada, se resalta cómo «Cesarina Lupati continua nella Tribuna, la vigorosa campagna iniziata al suo ritorno dell’America, in pro delle scuole e degli italiani all’estero» (177). A partir de esta fecha y de la información que se ofrece en la nota se reconstruye que, a finales de 1908, Lupati había regresado a Italia, por lo que su estadía en Argentina en 1910, como resulta de su participación en diversas actividades en Buenos Aires, entre ellas el Primer Congreso Femenino Internacional, corresponde en consecuencia a otro viaje diferente del cual se hace referencia en este número de la revista I diritti della scuola.

En octubre de 1908, en el número 3 de la ya citada revista semanal dirigida a la escuela y a los maestros, hay una nota sin firma en la «Cronaca» de la «Copertina», que tiene como título «Nelle scuole dell’Argentina», en la que se resume y describe el viaje de Lupati a la Argentina, augurándose la publicación de un libro que dé cuenta de esa experiencia y valorizando el interés de la misma hacia la educación, así como la tarea de difusión de la cultura italiana que realiza en Argentina. Después de casi dos años, tal como se auguraba en ese artículo de 1908, en 1910, Lupati publicó un libro dedicado especialmente a su viaje al país sudamericano. En esta nota, además, se da cuenta del reciente regreso de Lupati a Italia desde Argentina, como se hizo en el número, ya citado, de diciembre de ese año. Es importante resaltar de esta nota el tono elogioso hacia Lupati y hacia su labor en Argentina, por lo que se considera oportuno citarla completa a continuación, considerando, además del acceso limitado al material, la información que se brinda del viaje de Lupati y de las actividades desarrolladas, entre ellas la participación en homenajes a Edmondo De Amicis organizados por la Dante Alighieri:

Cesarina Lupati, la valorosa scrittrice, che sa dividere la sua attività fra il culto dell’arte e le opere di pubblico bene, è tornata ora dall’America, dove ha visitato le colonie italiane dell’Argentina, raccogliendo un’ampia messe di osservazioni e di notizie.

Per mandato della ‘Dante Alighieri’, essa ha commemorato a Buenos Aires Edmondo De Amicis, e ha pure tenuto altre conferenze, dinanzi a pubblici numerosi e plaudenti.

Ma la signora Lupati si è particolarmente interessata delle scuole nostre, laggiù; le ha visitate, ha interrogato maestri ed alunni, e ha presentato un’apposita relazione al ministro d’Italia nell’Argentina, che convocava in onor suo la deputazione scolastica, come ne presenterà un’altra al Ministero degli esteri, che ha dato il suo autorevole appoggio al viaggio della chiara scrittrice.

Pregata da quei nostri colleghi, – i quali non hanno che qualche incerto e scarso aiuto dal Governo, e devono ingegnarsi in tutti i modi a provvedere da se stessi ai bisogni dell’esistenza, – Lupati ha partecipato a una loro adunanza, ne ha ascoltati i voti e i desideri, ed è stata fatta segno di una commovente dimostrazione di gratitudine. I maestri le hanno offerto fiori e una pergamena che la nomina socia onoraria.

All’esimia donna il plauso riconoscente di tutta la classe magistrale, e l’augurio che del suo viaggio e delle nostre scuole in Argentina dia conto prestissimo in un suo libro, che richiami l’attenzione del Paese sui doveri materiali e morali che gli rimangono da compiere verso i figli più lontani e verso le istituzioni che mantengono vivo e vigile in essi il senso dell’italianità. (I diritti della scuola, 1908a:12)

En el artículo «Italia lontana», publicado en julio de 1923 en La lettura, revista mensual del Corriere della Sera, Lupati rememora y describe la crisis de 1911-1912 entre Italia y Argentina, originada por un conflicto sanitario de control de emigrantes, que provocó la suspensión de la emigración italiana a la Argentina y, en consecuencia, daños a la producción agrícola en este último país.[6] El énfasis con el que puntualiza que ha sido testigo de dichos sucesos – «e vi so dire io, perchè ne fui testimonio» (1923a:519) – significa que Cesarina Lupati se encontraba en Argentina mientras ocurrían los hechos que narraba. Ya en el artículo «Rondini italiche», publicado en febrero de 1916 en la revista mensual del Touring Club Italiano, describiendo el período de crisis que comprendió el bienio 1911-1912, resaltaba que había sido testigo de la crisis agrícola en Argentina provocada por las tensiones con Italia y por la suspensión de la emigración italiana hacia ese país: «triste spettacolo – io lo vidi e n’ebbi, come altri, stretto il cuore – d’un tesoro distrutto, di una ricchezza magnifica calpestata» (1916:104).

Otro artículo que permite consignar la presencia de Cesarina Lupati en la Argentina en 1912 es «Scuola di bordo», publicado en Italia! Letture mensili, revista de la Società Nazionale Dante Alighieri, fechado en Buenos Aires, en abril de ese año (Lupati, 1912a:23). En este texto Lupati describió, en cuanto testigo, un proyecto de educación en una nave que transportaba emigrantes de Italia a Argentina, es decir, la organización de una escuela en un transatlántico con el propósito de alfabetizar a la tripulación y a los emigrantes. Las fotografías que acompañan este artículo retratan a la tripulación de la nave ‘Cordova’ en el que funcionaba la escuela a bordo y en el que viajó Lupati. En una de ellas aparecen retratados Cesarina Lupati, algunos oficiales y el comandante Mombello, premiado con el «Diploma di Benemerenza» de la Dante Alighieri por la escuela que había implementado en la nave, como se registra al pie de la misma (1912a:18). En otra fotografía, además de la autora, en la didascalia que la acompaña se consigna que están presentes los alumnos de la escuela de a bordo con el oficial enseñante (1912a:21). Es interesante señalar que en este artículo se transcribe una conversación que tuvo Lupati con el comandante de la nave, en la cual este menciona un texto de la autora publicado en Nuova Antologia (Lupati, 1912a:17). A partir de la fecha del artículo «Scuola di bordo» y la referencia del título dada por el comandante es posible reconocer que se trata de «Per gli emigranti. A bordo dei transatlantici» (Lupati, 1911b). En este texto, además de presentar las condiciones de viaje de los emigrantes y reflexionar sobre varios aspectos de la emigración, enuncia la necesidad de sostener la identidad nacional, incluso estando fuera del país. Este artículo, dedicado al viaje en una nave, retoma como referencia Sull’Oceano de Edmondo De Amicis (1890), texto que sirvió como modelo literario y configuración de imágenes, fundando tópicos vinculados con la emigración y el viaje transoceánico. Aún reconociendo el valor de la escritura de De Amicis, definiéndolo como un atento observador de la miseria humana y remitiendo al carácter visual de sus descripciones,[7] Lupati denuncia la ausencia de un examen crítico en los discursos que abordan la problemática de la emigración, así como de propuestas reformadoras. Al respecto, Lupati afirma:

Il De Amicis stesso, pittore efficacissimo di uomini e di cose, acuto spirito osservatore e anima vibrante d’amore per ogni miseria umana, non ci ha abbozzati, nel suo libro Sull’oceano, che pochi quadretti, di genere, con soggetto di emigranti; anch’egli – come altri di poi – non vide i suoi tristi compagni, che con l’oggettivismo superficiale e piacevole di un osservatore profano, non scese a indagare le loro angoscie, sebbene quei disgraziati, stivati sul Nord America (il Galileo del libro), viaggiassero in condizioni ben peggiori dei nostri emigranti d’oggi. Insomma, Sull’oceano fu per questo verso, un libro mancato, o meglio non voluto. Scrissero poi, di emigranti, il povero deputato Calvi e qualche altro, con tinte esagerate e con un certo lievito anarchico che nuoceva all'efficacia della verità. Nessuno scrittore ha esaminato a fondo la vita degli emigranti a bordo, con l’occhio attento di uno studioso di sistemi e di riforme. (Lupati, 1911b:69)[8]

Resultado directo de la experiencia en Argentina es su libro de viajes, ya citado, Vita argentina. Argentini e italiani al Plata osservati da una donna italiana, publicado en 1910 por la editorial milanesa de los hermanos Treves y, ese mismo año, en la versión española realizada por Augusto Riera en la editorial Maucci en Barcelona. Esta última edición ofrece un dato paratextual que no se encuentra en la publicación italiana, ya que en la misma se incluye la dedicatoria de Lupati a su esposo, Fortunato Guelfo, fechada en enero de 1910 en Milán. En esta dedicatoria, en italiano, sin traducir, aun siendo una edición española, Cesarina Lupati deja entender que fue por su esposo que pudo realizar los viajes a Argentina: «A Te, sposo mio, nel nome del nostro amore per cui mi fu dato conoscere la grande terra lontana che á tanti nostri fratelli é seconda patria, a Te: questo libro é tuo» (Lupati, 1910b:5). Es interesante observar que la Revista de la Biblioteca Nacional de La Habana, dirigida por Domingo Figarola-Caneda, había reseñado la edición española de este libro de Lupati. Esto indica el relieve de la escritora, de esta publicación y de la temática abordada. Las observaciones en esta reseña son significativas también para la comprensión del viaje como experiencia hermenéutica y de la escritura, que de ella deriva, como organización vivencial discursiva. El pasaje resulta clarificador no solo en relación con este libro sino con otros artículos de Lupati vinculados con los viajes:

Confiesa la ilustre autora de este libro, que cuando visitó la Argentina no hizo más que «volver a verla» desde la imaginación á la realidad, y quiso volver á verla bien, estudiarla, analizarla detenidamente, pudiendo afirmarse que lo ha conseguido. Esta obra, que compendia cuanto es necesario para conocer el país argentino, contiene vistas, retratos de personajes, entre éstos una buena reproducción del último retrato del ilustre americano Bartolomé Mitre, y tipos característicos. (1909:172)

La mención a Bartolomé Mitre no es casual, porque no solamente se lo trata en el libro Vita argentina. Argentini e italiani al Plata osservati da una donna italiana sino también en el artículo «Garibaldi a un grande amico argentino», publicado en La lettura, revista mensual del Corriere della Sera (1923b), en el que se lo elogia, declarando que es un amigo digno de Garibaldi.

Otro libro que recoge, desde lo literario, su experiencia en Argentina es Novelle d’oltremare (1920a), que comprende cinco relatos o ‘novelle’, según el modelo pirandelliano. En este último libro son cuatro los relatos que proponen historias de italianos en Argentina: «Irenia», «Fra due soglie», «Nostalgia», «Canillita». En el primero, «Irenia», el disparador de la narración es, además, el viaje, y el relato se configura desde lo autoficcional y testimonial, encuadrando la narración a partir de un viaje a Santa Fe y haciendo referencia a historias de comunidades indígenas del Chaco argentino: «Ne’ miei ricordi d’America, essi stanno a rappresentare il tipo caratteristico dei nostri emigrati di ciquant’anni fa, i quali portarono veramente i penati fuor della patria, per sempre, non conservando di essa che l’accento e le scolorite memorie dell’adolescenza lontana, vaghe e imprecise come visioni di una vita anteriore» (Lupati, 1920a:1).

Sin embargo, más allá de estos dos libros, como ya ha sido señalado, es relevante la producción dispersa conformada por numerosos artículos publicados en revistas y periódicos que recogen su experiencia en Argentina y que, además de describir la vida en este país en sus diferentes aspectos, consideran con especial atención la comunidad de emigrantes italianos. De este modo, viaje, testimonio y migración devienen un nudo discursivo central y definitorio en la escritura de Lupati, entrecruzándose y articulándose a partir de sus múltiples declinaciones. Lo histórico asume no solamente un carácter testimonial, sino también un valor fundamental para acercarse a ese espacio de escritura y de configuración de subjetividades. Tal es el caso de «In America», escrito en Argentina en septiembre de 1911 y publicado en Pro Pace. Almanacco illustrato en 1912. En este texto, Lupati agrega una nota final que aclara la escritura del mismo: «Questo bozzetto mi è stato inspirato da una noticia di cronaca, relativa ad una delle frequentatissime scorrerie di Indios nel Gran Chaco; l’ultima scorreria fece ventidue vittime; le misure repressive dell’esercito argentino non fanno fatalmente che suscitare represaglie e vendette (1912b:50).

Por lo que se refiere a la producción literaria de Cesarina Lupati es amplia, heterogénea y extensa, la mayor parte dedicada a la infancia. Sus primeras publicaciones fueron Le avventure di un ometto. Racconto, volumen de 47 páginas con 16 ilustraciones, en 1899, en la editorial Speirani e Figli de Turín, y al año siguiente, Idea, su primera novela, de corte sentimental, con poco más de 300 páginas, en la serie Biblioteca Romántica de la editorial Speirani. En 1902 salió Un romanzo in tre. A esta producción siguieron Passal’amore en 1907, L’amored’un giorno en 1927 y en 1945 Il romanzo di una signorina . La moglie rica. En la revista Ars et labor, dirigida por Giulio Riccordi y dedicada a la música, fue publicada la novela Avventure d’un violinista, en un total de diez entregas desde noviembre de 1908 hasta diciembre de 1909. En 1924 se publicó un fragmento del libro inédito La vita ritorna en Pro Pace. Almanacco illustrato, publicación de la Società Internazionale per la Pace e la Giustizia Internazionale.

Lupati colaboró, siguiendo su fuerte compromiso político feminista y pacifista, en diferentes periódicos como La vita internazionale, que había sido fundado por Teodoro Ernesto Moneta, Premio Nobel de la Paz en 1907, como una forma de denuncia y resistencia tras las represiones a los socialistas en 1899 y la clausura de otros órganos de corte proletario. A Moneta, fallecido en 1918, Lupati dedicó un artículo conmemorativo publicado en Pro Pace. Almanacco illustrato de 1919, definiéndolo como un «visionario», un «indimenticabile amico – diciamo pure: di questo precursore – (…) che il tempo e gli avvenimenti rendono ancora più grande» (1919:15).[9] Cesarina Lupati, en esos años, formaba parte activa de este campo intelectual e impulsaba ideológicamente los movimientos pacifistas a través de sus publicaciones y de otras actividades de difusión y comunicación. En La vita internazionale colaboraron feministas y pacifistas que apelaban al debate dentro de la heterogeneidad de opiniones y posiciones y, como señala Stefania Bartoloni, ello significó, sobre todo en los primeros meses, «una rete di amicizia e di collaborazione tra uomini e donne e tra militanti di diverse fedi, uniti dalla medesima aspirazione» (2017:47). En 1906, Lupati participó en el Pabellón de la Paz que había armado y propuesto Moneta en el XVI Congreso universal de la Paz, organizado por la Unione Lombarda, en ocasión de la Exposición de Milán. Dos artículos de Rosalia Gwis Adami y de Elio Ettoris, publicados en La vita internazionale, en mayo de ese mismo año, dieron cuenta de la presencia de la mujer en la Exposición. En dicha ocasión Cesarina Lupati escribió para el periódico IlSecolo Illustrato della Domenica, el artículo «La donna all’Esposizione di Milano» (1906a). Este texto es el resultado tras un concurso fotográfico permanente en el que fue reconocido y premiado el trabajo fotográfico y el escrito de Lupati. En este artículo las fotografías que acompañan el texto retratan a las trabajadoras del pabellón de la industria de la seda, grupos de obreras especializadas en el tejido, en la costura, en la fabricación de sombreros trenzados, de cigarrillos, de manifactura vinculada con los tabacos. Tanto el texto como las fotografías, articulados en sus diferentes lenguajes, no se ocupan solamente de registrar los variados trabajos en los que se desempeñan las mujeres o de poner en resalto algunos sectores industriales que caracterizan a la modernidad, a la industrialización que sabe mantener el equilibrio con la tradición y el arte, sino más bien de promover la valorización del trabajo femenino como parte de la modernización de la sociedad italiana y como factor constitutivo fundamental en la conformación de una italianidad bajo el signo de lo femenino. Esta propuesta es original porque cimenta la construcción del carácter nacional, es decir, la italianidad, en el trabajo femenino, con una especial mirada en el sector industrial.

Lupati asimismo colaboró en el periódico L’amico della pace. Almanacco poplare illustrato, también fundado por Moneta en 1890 y cerrado por el fascismo en 1937. En este periódico participaron numerosas escritoras y periodistas, vinculadas con el movimiento pacifista impulsado por su fundador y director, entre las cuales, además de Cesarina Lupati, pueden mencionarse Ada Negri, Rina Pierangeli Faccio que luego tomaría el seudónimo de Sibilla Aleramo, Virginia Olper Monis, Elvira Cimino, entre otras. Cesarina Lupati publicó, además, en varias revistas, entre las cuales, La donna, de aparición quincenal, suplemento ilustrado de los diarios La Stampa de Turín y La Tribuna de Roma, en el que trabajó como corresponsal, dando noticias de Argentina y de los emigrantes italianos.[10] En La Tribuna también colaboraban escritores y periodistas reconocidos como Maria Luisa Fiume, Ada Negri, Ugo Ojetti, Luciana Peverelli, Mario Sironi y Sergio Tofano. Es importante observar que, durante la Gran Guerra, La donna tomó una posición activa poniendo en resalto el protagonismo de la mujer en el conflicto bélico, que se evidenció en el subtítulo Bollettino quindicinale illustrato dell’opera femminile italiana per la guerra, agregado en 1916 y que cambió al año siguiente por el de Bollettinodell’attività femminile italiana per la guerra.

Desde sus primeros años, Cesarina Lupati se preocupó por cuestiones sociales, bajo una clave feminista pacifista. En 1905 ofreció una conferencia, invitada por el Comitatogallaratese per la Pace, titulada «Idealità nuove» (Bartoloni, 2017:65), en la que criticaba la empresa colonial italiana y rechazaba todo tipo de violencia, especialmente después de la brutal represión en enero de 1905 por parte de las fuerzas del zar de Rusia contra las masas que solicitaban pan y libertad. El valor supremo que promocionaba Lupati era el de la hermandad, apoyado en la sacralidad de la vida humana y valorizado por la acción de las mujeres. En 1910 Lupati participó, como ya se señaló, en el Primer Congreso Femenino Internacional realizado en Buenos Aires en el mes de mayo, organizado por la Asociación Universitarias Argentinas, al cual también asistieron desde Italia Irma Melany-Scodnick, Erminia Montini y Eva de Vicentis (Zuntini, 2013). Sobre este congreso, Blanco Corujo indicó que el mismo se realizó impulsado por «las reivindicaciones sufragistas que se venían manifestando desde mediados del siglo XIX» (2018:249) y que «en la difusión de esas propuestas jugaron un papel determinante las Exposiciones universales que se celebraron tanto en Europa como en el continente americano, así como los Congresos específicos celebrados a ambos lados del Atlántico» (2018:249). En el libro que recoge la historia, las actas y los trabajos de dicho congreso, publicado en 1911, se incluye el discurso-artículo de Lupati que tiene como título «Missione pacificatrice della donna» (1911c). En el mismo se consigna que Lupati participó en la Comisión organizadora de este congreso, en la comisión de propaganda en Europa (Autores varios, 1911:12) y que Ernestina E. López, perteneciente a la comisión de Sociología, intervino en relación con la participación de Cesarina Lupati consignando que la misma sintetizaba varias propuestas presentadas en ese congreso (Autores varios, 1911:207). En relación con las cuestiones tratadas en este encuentro internacional, Lupati escribe en 1913 para Patria e colonie, órgano periodístico de la Società Nazionale Dante Alighieri, el artículo «Il più antico sodalizio femminile nel Sud-America», observando que en Sudamérica «il femminismo ha fatto breccia da pochi anni; lo sostengono e lo diffondono giovani donne colte – professoresse, medichesse, ecc. – ma esso si rivolge più volentieri a riforme di carattere filantropico e umanitario, che a vere riforme politiche e sociali» (1913a:474). Una referencia a este congreso también se encuentra en su libro Vita argentina. Argentini e italiani al Plata…, en donde compara el feminismo en Argentina con el europeo. En el mismo se consigna a nota a pie de página el dato preciso («il primo congresso femminile del Sud America; promotrici le Universitarias Argentinas»)[11] y se realiza la siguiente observación:

Veramente, laggiù si combatte ancora ad armi cortesi: le signore e le signorine che si raccolgono quest’anno in un congresso femminile non hanno l’acredine velenosa, l’esasperazione delle europee femministe che da lungo tempo combattono; sono rosee, fresche, eleganti, e la loro oratoria, che ha sempre del cinguettìo di uccellino, piace anche agli uomini. (Lupati, 1910a:77-78).

Es necesario resaltar que la estadía de Lupati en Buenos Aires, en 1910, coincidió con los festejos por el Primer Centenario de la Nación Argentina en Buenos Aires, que observó y en los que participó como italiana. Al respecto, es oportuno citar a Hebe Clementi quien señala que, en coincidencia con el Primer Centenario, se sintió «la pujanza de un nuevo actor europeo en Argentina: la representación italiana y sus jugosos testimonios que revelan una inserción notable en la vida laboral, educacional y artística y que incluye también una representación cabal de la presencia femenina como la de Cesarina Lupati Guelfi» (2006:13). Vita argentina. Argentini e italiani al Plata… inicia refiriéndose a este aniversario, festejando una hermandad con la comunidad italiana bajo el signo de la libertad: «Il 25 maggio 1910 la Repubblica Argentina celebra il primo cententario della sua indipendenza. Gli Italiani stabiliti al Plata esultano con gli Argentini ed è questa una gioia sinceramente fraterna» (Lupati, 1910a:V).

Algunos artículos en los que Lupati trató diversas problemáticas vinculadas con la emigración italiana en Argentina, como señala Luatti «con forti coloriture político-ideologiche e culturali» (2020:320), son, entre otros, «Messidoro all’Argentina», en el que abordó la producción agrícola en Argentina los avances tecnológicos, las circunstancias propias de la naturaleza, las repercusiones económicas y las implicancias en la emigración italiana (1911a). La actividad rural fue objeto también en el artículo «Estancias e fazendas» (Lupati, 1924a), en donde resaltó la prosperidad de la zona de la pampa, la vida simple y feliz de la llanura, el espacio infinito y libre, poniéndola en contrapunto con la que se desarrollaba en Brasil. La emigración golondrina hacia Argentina, dedicada al trabajo rural, especialmente en el bienio 1911-1912, fue tema del ya citado artículo «Rondini italiche» de la revista mensual Touring Club Italiano (1916). Dentro de la producción extensa de Lupati relacionada con la emigración se destacan, además de los ya mencionados: “Per l’emigrazione», en el número 8 de La vita internazionale (1909j); «Per un martire ignorato», publicado en Pro Pace. Almanacco illustrato de 1914, en el que rescata la figura de Francesco Sarli, italiano emigrado en Argentina que falleció en La Plata por peste bubónica; «I liberatori. (Per gli italiani emigrati)», en La vita internazionale en el que elogia a los italianos De Buenos Aires por «l’amore che li unisce nel nome della patria lontana» (1907b:516) y a Patria degli italiani por sostener y fomentar el vínculo de los emigrantes con su patria de origen; «Paradiso degli esuli», en Pro Pace. Almanacco de 1937, en el que describe cómo, «lontano dalla patria, l’italiano, assai più di qualunque altro, soffre di una malattia segreta e dolorosa che, come una lenta etisia, mina l’esistenza rendendo vano ogni bene: la nostalgia» (1937:52). En 1910, en Natura ed Arte, revista quincenal ilustrada dedicada a las ciencias, a las letras y a las artes, sale «Nella Repubblica Argentina. Un giornale di Pazzi e la colonia di Open Door» (1910c). También se pueden mencionar «Ritorno d’America (racconto)» en En Patria e Colonie (1914b), «Gente che emigra: Negrieri e vittime» en Illustrazione popolare. Giornale delle famiglie (1914c), en donde afirma que no existe «nessun pessimismo dunque, quando si compiange certa gente che emigra illetterata e indifesa, alla mercè degli sfruttatori, povera carne da macello, più, forse, che non sia oggi la gioventù d’un esercito, secondo la vecchia frase consacrata nei comizi, carne da cannone» (1914c:281);[12] «Gauchos», en La lettura, revista delCorriere della Sera, en el que observa que el gaucho, en cuanto sujeto social y cultural, «va allontanandosi e scomparendo, incalzato dalla civiltà che invade – nella sua marcia irresistibile – anche le terre più remote» (1930:283). En Patria e colonie. Letture mensili se publicó en 1915 el artículo «Figli dispersi che tornano alla madre»; «Italiani d’America» en Pro Pace. Almanacco de 1932 en el que se elogia a los emigrantes que «anche lontani, essi possono onorare la Patria diletta con la devozione, la rettitudine, il lavoro» (31). En La cultura moderna. Rivista quindicinale illustrata, en 1912, se publican en los números 6, 15 y 19 tres artículos de Lupati dedicados a hechos vinculados con su experiencia en Argentina: «Estate americana», «Una corrida de toros in America» y «Attraverso Buenos Aires allagata» respectivamente. En el primero, además de describir el verano en Buenos Aires, deteniéndose en el Tigre y en la fiesta del carnaval, inicia su texto relatando cómo un amigo bohemio, «non avendo mezzi per viaggiare – ed era la sua maggior passione – usava tappezzare la casa di vedute panoramiche di città nostrane o esotiche, ritagliate, come gli capitava, da giornali, da riviste, da opuscoli e cartelli» (Lupati, 1912c:313). En el segundo artículo, afirma que «a Buenos Aires la domenica è terribilmente noiosa (…) di più che dappertutto, una giornata di vie deserte, di dolo verde e di sbadigli, interminabile» (Lupati, 1912d:179). En el tercero, respondiendo a las cartas recibidas desde Italia en las que parientes y amigos le preguntaban sobre su estado y la situación en Buenos Aires tras los ocho días de un ciclón, del cual tuvieron noticias, describe el impacto del mismo en la ciudad, acompañándose el texto con diversas fotografías. Así, Lupati relata que en Buenos Aires «tutti i temporali assumono generalmente le proporzioni dei nostri cicloni: turbini di vento e d’acqua, tettoie e palizzate che si sfasciano, costruzioni che crollano, strade che si allagano, gente che non sa più ove rifugiarsi» (1912e:453) y, más adelante, observa que «un acquazzone a Buenos Aires ha, quindi, forse sovente più che altrove, il suo aspetto tragico» (1912e:453).

En el artículo «Scuola di bordo», ya mencionado, Lupati resalta la importancia de alfabetizar adultos, retoma los valores del ‘Risorgimento’ y cita versos del anarquista Pietro Gori publicados en L’Oceano, una hoja de propaganda de los marineros y pasajes de escritos de Edmondo De Amicis bajo el signo del amor por la patria. Es importante la función salvífica que da a la instrucción y que asume, en esas condiciones y por estar dirigida a trabajadores que emigran, una naturaleza humanitaria y patriótica. La organización de una escuela en una nave que atraviesa el océano y conecta Génova con Buenos Aires, transportando emigrantes y en la cual trabajan marineros no alfabetizados, resulta un proyecto innovador que busca regenerar una clase social marginada. Lupati confiere a la educación un valor social que permite la concientización de los derechos del proletariado, es decir, la constitución de una clase y de su estatuto social delante del Estado. Esto determina sucesivamente, tal como lo explicita la autora al final de su artículo, la necesaria reforma y de constitución de leyes que tutelen el trabajo y, en consecuencia, a la patria. La emigración, las sociedades de mutuo socorro, las oficinas de asistencia, la Opera Pia Bonomelli, la Dante Alighieri son objeto de reflexión en el artículo «Italia lontana» (1923a), lo mismo que la construcción de la italianidad más allá de las fronteras, fundándose la misma en el trabajo. Otro artículo en el que Lupati resalta el valor de la educación y el vínculo necesario que debe existir entre la instrucción y los emigrantes, tras las observaciones que pudo realizar en sus viajes a la Argentina, es «I figli degli italiani al Plata», publicado en Patria e colonie. Letture mensili sotto gli asupici della Soc. Nazionale Dante Alighieri en marzo de 1914. En este artículo insiste con el concepto de escuela como salvación y como centro de recuperación de la italianidad al cual es necesario que se dirijan los emigrantes, especialmente sus hijos (1914e). La comunidad italiana, esta vez en Francia, es tratada en su artículo «Terre italiane» publicado en 1906 en Pro Pace. Almanacco illustrato, como resultado de las observaciones en su viaje, esta vez, a la Costa Azul en Francia. En los números 2 y 9 del 1913 de Patria e colonie. Letture mensili, revista de la Società Nazionale Dante Alighieri, se publicaron dos artículos de Lupati dedicados a la instrucción en espacios vinculados con las colonias de emigrantes: «Le scuole italiane in Argentina» (1913b) y «La prima scuola d’agricoltura coloniale» (1913c), respectivamente.

El interés en la educación, además de encontrar un espacio en las conferencias y artículos publicados en periódicos y revistas, también implicó una abundante producción literaria dirigida a la infancia, que no quedaba afuera de los intereses políticos de Lupati. Al respecto es oportuno citar a Luatti, quien la vincula con Amy Bernardy, al concebir a la escuela como «l’unica strada per resistere alla snazionalizzazione operata dalla scuola straniera e alla vergogna di molti emigrati che occultavano le loro origini» (2017:152). Algunos de estos textos trataron, además, la migración y la figura del emigrante como I monelli di Londra. Romanzo per fanciulli Luatti, 2016).(1926) en el que se narran las (des)aventuras de los pequeños vendidos por sus padres que trabajan como ‘organgrinders’ en Londres y encuentran en esta ciudad a Giuseppe Mazzini, exiliado (Como observa Rita Frattolillo en relación con esta novela, Mazzini intervino activamente en la defensa y protección de los niños abandonados a su suerte, ofreciéndoles educación, por lo que la referencia además de ser un homenaje es una adhesión a su política y a sus ideas en general. En este contexto de abandono, las asociaciones filantrópicas y benéficas dedicadas a la tutela de las clases más pobres y de los niños, especialmente a finales del siglo XIX y principios del XX, cumplieron una acción de vital necesidad (Luatti, 2020:55-56) y la novela de Lupati al abordar esta temática busca llevarla al centro de la atención social.

Siguiendo esta temática, pueden mencionarse, entre otros textos, La leggenda della spada (1800-1870) (1914a), Iltesoro nascosto. Romanzo per fanciulli (1920b), Nel mondo della luna. Fiabe (1920c), Gli ultimi cavalieri erranti (1925a), Mondo di burattini. Dodici storie per vecchi, fanciulli e piccoli uomini con un prologo e un epilogo (1925b), I fantocci di Norimberga (1927b), traducido al croata por Vojmil Rabadan y publicado en Zagreb en 1934 y sucesivamente en 1979, Il tesoro nascosto. Romanzo del dopo-guerra ed altri racconti per fanciulli (1935), Il segreto della terra. Romanzo per Ragazzi (1936a), La bandiera tra le palme. Romanzo coloniale per ragazzi (1936b), La città incantata. Romanzo per ragazzi (1945b), Il Paese delle Teste di Legno (1946). Los textos en los que el fenómeno de la migración está presente, de diferentes maneras, son I monelli di Londra, como se ha anteriormente señalado, Iltesoro nascosto, Ilsegreto della terra, La città incantata.

Por lo que se refiere al tratamiento narrativo, ya desde los títulos los textos de Lupati dedicados a la infancia evidencian una dimensión inscripta en el cronotopo de aventura, con elementos mágicos configurados en la tradición de ‘le pinocchiate’, es decir, producción literaria popular, que toma como modelo Pinocchio. Storia di un burattino de Carlo Collodi (1883). Los protagonistas de estas historias son generalmente niños que se encuentran en dificultad, pero superan diferentes obstáculos, en medio de viajes y aventuras. En cuanto son, en última instancia, relatos de formación, la tensión narrativa apunta al crecimiento, a la madurez de los lectores a través de los personajes que son usados como modelos identificatorios. Se trata de un corpus relevante, muy significativo durante su producción y circulación, que obtuvo altísimos niveles de popularidad y contribuyó a la alfabetización de las masas, si bien actualmente es una producción marginada, sumergida, poco valorizada por la crítica literaria y poco conocida por los lectores (Bravo Herrera, 2015-2016). Otro filón de su obra dedicado a la infancia está conformado por libros de lectura para la escuela, Coscienza y Civiltà, en los que el tema de la emigración está presente (Luatti, 2020:365).

Los libros de Cesarina Lupati dirigidos a la infancia, siguiendo la tradición editorial, están enriquecidos con numerosas ilustraciones. Los artistas que han colaborado en estas publicaciones fueron el florentino Piero Bernardini (1891-1974), vinculado con el movimiento futurista; el ucraniano Vsevolod Petrovič Nikulin, conocido en Italia come Vsevolode Nicouline (1890-1968), importante ilustrador de la colección La Scala d’Oro de la editorial UTET; el florentino Giuseppe Riccobaldi Del Bava (1887-1976), escenógrafo que trabajó con Gabriele D’Annunzio y creó el cartel publicitario cinematográfico y, principalmente, el turinés Attilio Mussino (1878-1954) que ilustró en el Corriere dei piccoli, desde su fundación en 1908 hasta su fallecimiento, y realizó los dibujos más célebres de Pinocchio en la edición de 1911 de la casa florentina Bemporad & Figlio. En estas ilustraciones no se plantea la búsqueda de la objetividad fotográfica, como lo hizo Arnaldo Ferraguti en la edición de lujo de la novela-relato de viaje Sull’Oceano de Edmondo De Amicis, sino más bien una estilización, de tendencia cubista como en el caso de Riccobaldi, con tonos burlescos como Mussino, de grande fantasía como Bernardini o de corte mitológico como Nicouline. Sobre Mussino, Antonio Faeti señaló que «è uno dei pochissimi illustratori italiani per l’infanzia, noti anche oltre una cerchia piuttosto ristretta di conoscitori. Fu, infatti, così prolifico, ma insieme dotato di un’impronta stilistica tanto chiara e fácilmente riconoscibile, che la sua firma, Attilio, venne ricordata chiaramente da numerose generazioni di lettori» (2021:192).

Argentinos e italianos observados por una mujer italiana. Mínima lectura

El libro Vita argentina. Argentini e italiani al Plata osservati da una donna italiana fue publicado por la casa editorial Fratelli Treves como parte de la colección «I popoli nella vita moderna», garantizando la propiedad literaria con la firma de la autora en todos los ejemplares. Tal como figura en la lista que aparece en la contratapa del libro de Lupati, los otros títulos de esta colección son: Gli italiani. Vita moderna degli italiani de Angelo Mosso, I tedeschi nella vita moderna osservati da un italiano de Giovanni Diotallevi, Vivendo in Germania de Felice Pagani, Gl’inglesi nella vita moderna osservati da un italiano de Marcello Prati y Gli americani nella vita moderna osservati da un italiano de Alberto Pecorini. Se trata, entonces, de una selección de libros dirigida a reunir las observaciones de italianos hacia otras culturas, en el marco de la modernidad, con una posición curiosa, abierta al mundo y atendiendo la contemporaneidad. Son miradas necesariamente situadas culturalmente y este hecho se refuerza ya desde los títulos para indicar, implícitamente, que se delinea desde dicha subjetividad. Dentro de los libros de esta colección, el de Cesarina Lupati es el único cuya autoría está a cargo de una mujer y ello se resalta, en manera enfática, en el mismo título. Es, entonces, la mirada femenina lo que caracteriza la subjetividad de la palabra y de las observaciones, la singularidad de este libro en la colección. No obstante esta intencionalidad enunciada en el título, la estructura conserva muchos de los trazos de la tradición de los libros de viaje de italianos en Argentina, en la cual predomina la voz masculina.

Como índice determinante de la importancia de este texto y del relieve de Cesarina Lupati como escritora, intelectual y activista, se señala que en el mismo año de la publicación en Italia salió Vida argentina, la versión española que estuvo a cargo de Augusto Riera, periodista barcelonés que colaboró en el diario La Vanguardia y tradujo, entre otras obras, Resurrección de Lev Tolstoi. Esta versión española fue publicada en Barcelona por Maucci, una prestigiosa casa editorial que había obtenido la Gran Medalla de oro en la Exposición de Viena en 1903 y de Madrid en 1907, y que tenía también una sede en la ciudad de Buenos Aires.

Es importante mencionar algunas diferencias entre las dos ediciones, aun cuando hayan sido publicadas simultáneamente: la primera, que se releva en una lectura contrastiva, es que en cuanto es, como lo especifica explícitamente, una versión en algunos pasajes no se realizó una traducción fiel, sino un giro o incluso se verifican evidentes omisiones; la segunda, es la presencia de 52 ilustraciones en la edición española, a diferencia de la edición italiana que no las incluye. Dentro de las ilustraciones se encuentran un retrato de Bartolomé Mitre y fotografías de diferentes lugares de Argentina como Puerto Madero, la Casa de Gobierno, el Palacio del Congreso, el Teatro Colón, el Parque Lezama, el Hipódromo, la calle Florida de Buenos Aires, una casa del barrio de La Boca, el observatorio astronómico de La Plata, viviendas, la Colonia Nacional de Alienados, diversos espacios de un reclusorio, una penitenciaría, una estancia, un gaucho, mujeres criollas, una tribu indígena, entre otras. No hay ninguna indicación acerca de quién podría ser el autor de las fotografías, por lo que no se excluye que hayan sido incluso realizadas por la misma Cesarina Lupati que, como se señaló anteriormente, había sido premiada por su reportaje fotográfico dedicado al trabajo femenino en una Exposición de Milán en 1906, pero no habiendo ninguna referencia tampoco es posible afirmar que Lupati las haya realizado.

El libro, en las dos ediciones, se organiza en cinco partes que es como si acompañara el movimiento de desplazamiento físico de la autora y comprende “Puerta a la tierra”, “Buenos Aires”, “Intermezzo”, “Il campo”, “Italia e Argentina”. Este desplazamiento discursivo por Argentina inicia con el desembarco en el puerto de Buenos Aires, la admiración por la extensión del río que parece más bien un mar, el relevamiento de los lugares más representativos de la ciudad, con las descripción de algunas costumbres urbanas, la visita a otras ciudades cercanas, el viaje por la pampa interminable, la fascinación por la vida en el campo y las tradiciones, un análisis de las relaciones entre argentinos e italianos, que se configura como una carta conclusiva del libro y un augurio de armónica y pacífica convivencia entre las dos comunidades. Esta estructura sigue el modelo de otros libros de viajeros italianos en la Argentina anteriores y contemporáneos y posteriores, en donde predomina la voz masculina.

El mecanismo de abordaje de la realidad observada y descripta, como parte del proceso hermenéutico de comprensión de la alteridad y de la mismidad en el encuentro con el otro, se articula a partir del ejercicio comparativo, implícito o explícito, con el horizonte propio y conocido, cercano al del lector ideal. La descripción está atenta a los detalles que permiten el reconocimiento de diferencias o similitudes como, por ejemplo, en el pasaje dedicado al barrio de La Boca, en el cual reconoce, en los espacios y costumbres, una comunidad italiana trasplantada en Argentina, con la conservación y continuidad de la propia cultura. Esto sirve para señalar, por una parte, la integración de los italianos en Argentina y la ausencia de un shock cultural que podría haber sido resultado del desarraigo y, por otra, la hospitalidad del estado nacional y de la sociedad de Argentina que permiten el ingreso de inmigrantes, adaptándose a su cultura e incorporándola a la propia. Es, por supuesto, una mirada antagónica a la que, críticamente, desde el Nacionalismo del Centenario, denunciaba la degradación del espacio urbano por la presencia de una masa de inmigrantes que no respondían a la utopía de la inmigración y transformaban la ciudad en una Babel caótica y disgregada. La posición de Cesarina Lupati, sin embargo, no estaba ajena a las reivindicaciones sociales de los que emigraron por necesidades económicas y luchaban por la sobrevivencia y un trabajo digno. En este sentido resaltó la precariedad laboral como determinante del desarraigo, presente en los conventillos, y como problema en algunos sectores de la inmigración. La denuncia de la situación laboral de los trabajadores migrantes no llegó, sin embargo, a ser analítica y severa como la del periodista Lugi Barzini en L’Argentina vista com’è, resultado de una investigación para el Corriere della Sera, pero describió eficazmente los procesos de no-integración y expulsión que, en última instancia, desmontaban el mito de América como tierra del trabajo y el fácil enriquecimiento y, en este sentido, la palabra asumía un valor social de advertencia y de reclamo que se visibilizaba en su escritura y desde su mirada como mujer:

Come i braccianti, i minatori, i costruttori di linee ferroviarie si adattano a vivere, finchè dura il lavoro, in baracche approntate dall’impresa, così la gente che vive in quelle casupole al margine di Buenos Aires, pensa di andarsene da un giorno all’altro. Il lavoro del momento la trattiene; ma domani un altro lavoro la chiamerà altrove; venduti i pochi arredi domestici, la famigliola se ne andrà, senza volgersi indietro, senza dire un addio commosso all’abitazione che lascia.

Una simile casa non è nido, ma ricovero temporaneo di gente raminga, meno caro di una tenda che si trasporta ove si vuole. Questa gente che ha il proprio focolare al vento, somiglia all’uccello che appende il nido leggero ai rami; viene la raffica e trasporta il nido lontano; ma, al nido, l’uccello non dà più importanza, perchè dal giorno in cui sa volare, ogni fronda gli appresta un rifugio. (Lupati, 1910a:51)

En ese horizonte, las escuelas y las colonias italianas cumplían un rol fundamental para la integración, a partir de la educación, la internacionalización en equilibrio con la continuidad de la cultura de origen y el respeto de otras. Se constituían, entonces, como espacios de convivencia pacífica y de diálogo intercultural. Estas descripciones permitían la enunciación de un plan educativo ideal en el que proponía que «si educhi l’individuo per l’umanità, in cui si insegni che al di là della patria, altre patrie stanno, innumeri, tutte degne di stima e d’amore; che la civiltà non si esplica negli antagonismi negli odî e nelle guerre, ma nella pace, nel lavoro, nella concordia degli uomini tutti» (1910a:195).

Por lo que se refiere a la condición femenina en Argentina es abordada atendiendo la complejidad de la misma, es decir, los diferentes sectores y espacios. Menciona la labor del Consejo Nacional de Mujeres, presente en Buenos Aires en el que «le varie commissioni femminili affidano la difesa di quei problemi che, anche da noi, toccano così dappresso la dignità e la felicità della donna e non sono tuttavia risolti: il divorzio, la ricerca della paternità, la protezione della madre povera e della madre illegittima, la legge sul lavoro femminile e finalmente il voto» (Lupati, 1910a:77). En esta descripción Cesarina Lupati plantea todo el programa del feminismo, como en la de la escuela el ideal pacifista. Si se considera que el libro fue publicado en el aniversario del primer Centenario de Argentina, podría hipotetizarse que no es un hecho azaroso ni que responde solamente a su estadía en ese país, sino que podría comprenderse como una proclama que, más allá de las observaciones hechas por una mujer italiana, como el título del libro enuncia, se trataría, en última instancia, de la formulación de un proyecto político-cultural y social que interesaba a los dos países. En ese sentido el libro podría leerse como una conferencia extensa y dirigida a un público más amplio, en donde no sólo se exponía su experiencia hermenéutica y vital, resultado de su viaje por Argentina, sino una declaración de su compromiso social, con la historia, en la instancia decisiva de las definiciones de identidades e imaginarios, en la concretización de realidades por un mundo que se auguraba mucho más justo para todos.

A manera de cierre provisorio y apertura

Son numerosos los interrogantes que se plantean al abordar la producción de Cesarina Lupati y que abren a nuevas lecturas, reconociendo diferentes líneas temáticas y orientaciones ideológicas, en contextos histórico-culturales específicos.

A partir de la configuración discursiva y de las representaciones identitarias y de la subjetividad de esta producción que se presenta, en su mayor parte, dispersa, es posible reflexionar acerca de la modelización de la palabra y de los textos, especialmente de aquellos vinculados con la experiencia hermenéutica del viaje y declinados en problemáticas que interesaban profundamente a Cesarina Lupati: la educación, la emigración, la mujer, la paz, la guerra, la infancia. Todas cuestiones que se presentan como constantes en una escritura que pareciera desplazarse continuamente, en la voluntad de apelar a una cotidianeidad e instaurarse paradójicamente en una dimensión a-temporal, con principios inalterables.

Cabe preguntarse cómo podría recuperarse su producción para trazar un recorrido ideológico y cómo abordar cuestiones siempre presentes y convocantes en la misma, si su incorporación a sistemas literarios y culturales puede realizarse – con una particular declinación – en las dos orillas, en Argentina e Italia, y cuáles podrían ser las categorías que puedan dar cuenta de la potencialidad de su escritura, inscripta en los márgenes y en los desplazamientos.

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Notas

1 Todas las citas que se incluyen siguen la grafía de las ediciones y las publicaciones.
2 Para el concepto de ‘e(in)migración’, Bravo Herrera, 2002 y 2015.
3 Algunos de los textos que estudian o hacen referencia a Cesarina Lupati son: Gera y Robotti (1994), Di Bello y Nuti (2001), Clementi (2006), Riquelme (2008), Bertagna (2009), Gallinari (2009), Belgrano Rawson (2010), Bajini (2011), Manachino y Riquelme (2011), Cattarulla (2012; 2020), Zuntini (2013), Luatti (2016, 2017), Bartoloni (2017), Bravo Herrera (2017), Fratolillo (2020). En la antología dirigida por José Luis De Diego y dedicada a la construcción y representación literaria de la ciudad de La Plata, se incluye la descripción de Cesarina Lupati con el título «La Plata, ciudad del recogimiento, del silencio, del sueño», traducida por Augusto Riera de Vida argentina (1910b). En la nota de esta antología se informa que Lupati visitó dicha ciudad en 1909 (2019:33-36). Son relevantes y significativos los estudios realizados por Lorenzo Luatti, quien dedica un capítulo a Lupati y Paolo Lorenzini en Storia sommersa delle migrazioni italiane (2020), con el título «L’emigrazione tra esperienza autobiográfica e finzione letteraria nelle opere di Paolo Lorenzini e Cesarina Lupati Guelfi» (317-376).
4 Luatti (2020:320) consigna bibliografía dedicada a la biografía de Cesarina Lupati, como Bandini Buti (1941:345), Pisano (2004:205-206), entre otros textos, aparte del de Farina (1995).
5 El congreso al cual se refería Lupati es el primer ‘Congresso degl’italiani all’estero’, realizado en octubre de 1908. En el artículo de Annibale Tona, que precede en el mismo número de la revista I diritti della scuola la carta de Lupati, se trata de este congreso. Para mayor información, las actas del mismo fueron publicadas en 1910 por el ‘Istituto Coloniale Italiano’ en dos volúmenes, uno dedicado a «Relazioni e comunicazioni» y el otro a «Rendiconti delle sedute».
6 Durante la gestión del ministro de San Giuliano, a través del Decreto Ministerial del 30 de julio de 1911 Italia suspendió la emigración hacia Argentina. El decreto fue publicado en la Gazzetta Ufficiale del 31 de julio de 1978, n. 178 y citado en el volumen 10 del Bollettino dell’Emigrazione. A este decreto siguió otro, el 5 de agosto del mismo año, por el cual se suspendía la emigración hacia Uruguay. Ambos se apoyaban en el artículo 1º de la Ley 31 de enero de 1901 de tutela de los emigrantes, emanada durante el gobierno de Giolitti (Ministero degli Affari Esteri, Commissariato dell’Emigrazione 1911:670-671).
7 Es interesante la caracterización que ofrece Lupati de Edmondo De Amicis, definiéndolo como un pintor, ya que además de ofrecer una modelización de su escritura, con sus descripciones y representaciones gráficas y con alta potencia visual, podría ser una referencia a la edición de lujo de Sull’Oceano (1890) que fue acompañada por 191 ilustraciones de Arnaldo Ferraguti, proponiendo en la fidelidad de las mismas una reelaboración artística basada en la verdad de las imágenes con impacto fotográfico. Sobre estas cuestiones, son fundamentales los estudios de Giorgio Bacci (2008; 2009).
8 Cursiva en el original.
9 Cursiva en el original.
10 Luatti indica que Cesarina Lupati publicó, en los primeros años del siglo XX, en Ars et Labor, Pro pace, La Domenica del Corriere, IlCorriere dei piccoli, Casa e familia, La Fiaccola, La Piccola, La Donna, La Moda e la Casa, Giornaledi Balilla (2020:355).
11 Cursiva en el original. La cita es la nota a pie de página de Lupati 1910a:77.
12 Cursiva en el original.
13 I monelli di Londra es interesante señalar que esta novela ha sido adaptada y modificada por Giuseppe Scardaccione, como drama lírico en cinco actos con el título Doriana Alvi (1956:51-125).
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