Ensayos

Escuelas secundarias rurales: una perspectiva acerca de la matrícula y el rendimiento escolar

Rural high schools: a perspective on enrollment and school achievement

María Susana Mayer *
Universidad Autónoma de Entre Ríos , Argentina

Itinerarios educativos

Universidad Nacional del Litoral, Argentina

ISSN: 1850-3853

ISSN-e: 2362-5554

Periodicidad: Semestral

núm. 17, e0036, 2022

revistadelindi@fhuc.unl.edu.ar

Recepción: 13 Junio 2022

Aprobación: 03 Octubre 2022



DOI: https://doi.org/10.14409/ie.2022.17.e0036

Resumen: Las condiciones de la escolaridad de nivel secundario en los contextos rurales es un tema recurrente de los debates acerca de las trayectorias escolares. En la problemática convergen diversos componentes que requieren ampliar las perspectivas de análisis y, al mismo tiempo, producir respuestas enfocadas en contextos particulares. Las posibilidades y limitaciones para la escolaridad en los ámbitos rurales se inscriben en las características generales del sistema educativo. Esas condiciones se tensionan en espacios locales concretos que definen diferentes formas de acceso a la educación. Existe un conjunto de factores intrafamiliares y otros propios de los contextos rurales que dificultan la asistencia regular a clase o son causa de ausentismos prolongados. Por otra parte, la creación de nuevas instituciones próximas a los lugares de residencia de las poblaciones y el escaso número de alumnos, promueven relaciones interpersonales que favorecen la continuidad escolar hasta la finalización del nivel secundario. Fenómenos estructurales emergentes como la relocalización de población urbana y migraciones internas producen una matrícula escolar fluctuante.

Palabras clave: contextos rurales, escuelas secundarias, migraciones escolares, trayectorias estudiantiles.

Abstract: The state of schooling at the secondary level in rural contexts is a recurring theme in debates about school trajectories. Many components converged in this problematic require broadening the perspectives of analysis and, at the same time, producing results focused in particular contexts. The possibilities and limitations for schooling in rural areas are part of the general characteristics of the educational system. These conditions are stressed in specific local spaces defining different forms of access to education. There is a set of intrafamilial factors and others typical of rural contexts that make regular class attendance difficult or are the cause of prolonged absenteeism. On the other hand, the creation of new institutions near the populations’ places of residence and small groups of students, promote interpersonal relationships that favor the school continuity until the end of secondary school. Emerging structural phenomena such as the relocation of the urban population and internal migrations produce a fluctuating school enrollment.

Keywords: rural contexts, secondary schools, school migrations, student trajectories.

La escolarización de adolescentes y jóvenes en zonas rurales

Las escuelas rurales, particularmente las de nivel secundario, frecuentemente son interpeladas en relación a los procesos de aprendizaje que se producen efectivamente en sus aulas. Se pregunta por la continuidad de las trayectorias escolares de los estudiantes, su rendimiento escolar y la calidad de la enseñanza que se desarrolla en estas escuelas. También se suelen poner en cuestión las condiciones para aprender en estas instituciones comparadas con las posibilidades de escuelas urbanas (Steinberg, 2015; Aguerrondo, 2015; Poggi, 2010; Cappelacci y Ginocchio, 2010; Palamidessi, 2007; Macedo et al., 2003).

La problemática ha tomado relevancia a partir de la implementación de las leyes nacionales 24.195/1993 y 26.206/2006 que extendieron gradualmente la escolaridad obligatoria. A partir de estas normas, se amplió y consolidó un proceso de creación de escuelas secundarias en el ámbito rural que había comenzado como respuesta a la demanda social de la población residente en pequeños pueblos, parajes rurales, núcleos suburbanos y ejidos municipales alejados de los centros urbanos. Estas escuelas, en numerosos casos, surgieron como iniciativas de los vecinos. (Cragnolino y Lorenzatti, 2015; Schmuck, 2018). Con la sanción de estas leyes, la política educativa ha acompañado y dado respuesta a expectativas de poblaciones que ya habían autogestionado y puesto en marcha proyectos educativos locales.

Para muchos sectores de la población rural, la continuidad de la escolaridad después del nivel primario está sujeta a la existencia de establecimientos educativos próximos. Este aspecto es relevante para entender el significado que tienen las escuelas secundarias en los espacios rurales. De ello se deduce la alta consideración social que tiene una creación escolar en el ámbito rural y la llegada de los docentes que se hacen cargo de la enseñanza (Jara, 2019).

Con la apertura de nuevas escuelas secundarias en los espacios rurales, el nivel secundario se ha transformado en una posibilidad real para numerosos adolescentes. La mayor disponibilidad de instituciones en los centros de población rural contribuye a disminuir la presión sobre los entornos familiares para resolver la continuidad de los estudios de los jóvenes. En tanto se crean nuevas escuelas, la proporción de alumnos por establecimiento es relativamente baja o acotada a la densidad de la población. Pedagógicamente, este fenómeno repercute en una relación docente–alumno más estrecha, personalizada y con la posibilidad de un seguimiento cercano de los procesos de aprendizaje (Prudant y Scarfó, 2018; Golzman y Jacinto, 2006). Estos espacios escolares, además, se tornan en oportunidades de socialización genuina para los estudiantes que encuentran en la escuela secundaria rural la posibilidad de ampliar sus vínculos sociales (Olivera Rodríguez, 2009; Schmuck, 2018).

Concomitantemente existen un conjunto de complejidades específicas de la dinámica institucional de estas escuelas. Por ejemplo, la cobertura de cargos docentes y la logística para el traslado de los profesores hasta las escuelas ha visibilizado y extendido una problemática vigente desde antaño con los maestros rurales. En este sentido, a medida que se amplía la cobertura escolar en el ámbito rural, se profundiza la demanda de profesores especializados en distintos campos disciplinares. Quienes se postulan para trabajar en estas escuelas, además de estar en condiciones de movilizarse para dar clases en zonas distantes de sus lugares de residencia, tienen que encontrar una ventaja relativa en la ecuación de los factores tiempo, costo y remuneración para tomar la decisión de asumir esa función (Ezpeleta, 1991; Mayer y Vlasic, 2018).

Contextos y condiciones para estudiar

Al analizar la problemática de la educación rural, es necesario reconocer distintos segmentos sociales y económicos al interior de los contextos donde están ubicadas las escuelas y reside la población en edad escolar. Los espacios rurales están atravesados por diversas situaciones económico–productivas y ambientales. También se reconocen diferentes procesos socio–históricos que contribuyeron a conformar idiosincrasias locales.

Esta diversidad complejiza la comprensión y el alcance de la noción de ruralidad. La definición demográfica, basada en el escaso número de habitantes y la baja densidad poblacional de un territorio, resulta insuficiente. Además, no contiene las múltiples y dinámicas formas de ocupación de los espacios que abarcan desde poblaciones dispersas, distantes y con dificultades para las comunicaciones hasta centros de población agrupada y otras con acceso directo a los centros urbanos. Igualmente heterogéneas son las actividades económicas, los estilos de vida y la disponibilidad de servicios. Además de actividades económicas primarias, con las que tradicionalmente se han identificado los espacios rurales, son frecuentes distintas escalas de elaboración de productos y la prestación de servicios vinculados a las economías regionales, los ambientes naturales y las culturas locales.

Es decir que, en los contextos genéricamente denominados «rurales», se distinguen ámbitos y regiones que pueden diferir mucho entre sí, suponiendo escenarios de intervención disímiles. Considerando este trasfondo inherente al proceso educativo, las problemáticas asociadas al rendimiento escolar y la génesis de sus manifestaciones tienen que interpretarse en interacción con las experiencias cotidianas que ocurren en el medio social de referencia.

Las trayectorias escolares, entendidas como el recorrido de los estudiantes en el sistema educativo según una progresión temporal prevista, acontecen en contextos objetivos que en las escuelas rurales pueden implicar itinerarios particulares. Entre otras, en los ámbitos rurales se registran trayectorias estudiantiles condicionadas por el trabajo adolescente y las migraciones escolares que inciden en la concurrencia a clase y la continuidad de los estudios.

Ausentismos e inasistencias a clase

Es habitual que los alumnos que asisten a las escuelas rurales trabajen, aunque los motivos, condiciones y consecuencias escolares pueden diferir bastante entre unos y otros casos. El abandono temporario de los estudios, o en ocasiones definitivo, no predomina entre los estudiantes que colaboran con el trabajo agropecuario de la producción familiar, generalmente realizado a contra–turno del horario escolar y en períodos de receso.

El trabajo es motivo de ausentismos prolongados y abandonos temporarios de la escuela cuando se trata del empleo de mano de obra de menores en condiciones de informalidad para changas, como peón rural en estancias, cosechas, como leñero, ayudante de albañilería, pesca en las islas y otros trabajos caracterizados por la precariedad, particularmente entre los varones. Estos trabajos requieren el traslado de los jóvenes a zonas alejadas de su residencia habitual, imposibilitando la concurrencia diaria a clases, además de ocupar buena parte de la jornada. Entre las adolescentes mujeres, también se producen retiros de la escuela para dedicarse a tareas de cuidado del hogar y de niños, a veces en condiciones de servicio a terceros, pero sobre todo para atender la propia casa, sus hermanos menores y también hijos propios (Mayer y Vlasic, 2018; Jara, 2019).

En las escuelas rurales no se desconocen estas situaciones ya que algunos de estos estudiantes se reincorporan. Al reintegrarse se les realizan acompañamientos pedagógicos personalizados priorizando su continuidad y permanencia en el sistema educativo. Se trata de una matrícula fluctuante que probablemente haga un aprovechamiento parcial e incompleto del currículum o de baja intensidad (Terigi, 2007 y 2010) y se nutra básicamente de la socialización que posibilita la vida institucional y el espacio de contención socio–afectivo que garantiza el ámbito escolar.

En relación a los ausentismos e inasistencias, existen otras causales, centradas en la dinámica del sistema educativo, y propias de los ámbitos rurales, que limitan la llegada a la escuela de alumnos y docentes durante varios días. Estas son las interrupciones de los servicios de transporte por rotura de los vehículos, falta de choferes, o deudas con los transportistas. Por otra parte, el estado de los caminos luego de días de lluvia dificulta o impide los traslados. A veces, aunque la escuela tenga buen acceso, algunos estudiantes pueden encontrarse en zonas con impedimentos para transitar.

Estos condicionantes para concurrir regularmente a clase con frecuencia habilita la reorganización de los tiempos institucionales y la flexibilización de las propuestas pedagógicas. Estas prácticas comunes en las escuelas rurales, facilitadas por el reducido número de alumnos, permiten un seguimiento y apoyo escolar intensivo.

Migraciones escolares

Un fenómeno relacionado a los movimientos de la matrícula escolar son las migraciones de estudiantes entre escuelas rurales como también desde escuelas urbanas hacia algunas rurales. Tradicionalmente este movimiento se produjo desde el campo hacia las ciudades acompañando el fenómeno migratorio de la población rural que se asentaba en las ciudades en busca de fuentes de trabajo, acceso a servicios o como consecuencia de la oferta educativa incompleta del medio rural. Esto obligaba a quienes aspiraban a continuar estudiando, si contaban con los recursos necesarios, a trasladarse a los pueblos y centros urbanos donde se encontraban las instituciones de nivel secundario.

Actualmente, con la existencia de todos los niveles del sistema educativo obligatorio en el ámbito rural (inicial, primario y secundario), ha decrecido la opción por las escuelas urbanas entre la población adolescente rural. En contraposición, se registran cambios en la direccionalidad y los motivos de las migraciones escolares. Las escuelas rurales con mejores accesos desde las ciudades, en cuanto a caminos, transportes públicos y distancias desde los centros urbanizados, son receptoras de estudiantes provenientes de instituciones urbanas. Esta realidad ha sido descripta en Ligorria (2007) y Mayer, Vlasic y Mayor (2020).

La llegada de estudiantes urbanos a las escuelas rurales contribuye a aumentar la cantidad de inscriptos de estas escuelas y diversifica el perfil de su alumnado. Las escuelas ubicadas en zonas rurales, relativamente próximas a los núcleos urbanos, son elegidas como opción para atender casos de estudiantes repitentes, otros con dificultades de aprendizaje o que requieren adaptaciones curriculares; alumnos que han sido agredidos o padecen acoso escolar; algunos con problemas de adicciones; también jóvenes con apercibimientos y recomendación de cambio de escuela conocido como «pase sugerido» debido a problemas de convivencia. También se encuentran alumnos que requieren horarios de clase concentrados para dedicarse a prácticas deportivas o actividades extra–curriculares en contra–turno. Estos últimos, generalmente, proceden de escuelas de gestión privada o con modalidad técnica y agrotécnica que demandan a los estudiantes una alta dedicación horaria. Por lo tanto, en las escuelas rurales coinciden alumnos urbanos inscriptos por razones muy distintas: rendimiento, currículum, convivencia y horarios. Asimismo, estas instituciones se han convertido en una respuesta temporaria del sistema educativo a la falta de vacantes en nuevas concentraciones urbanas de los ejidos municipales.

Los movimientos de matrícula, además, se producen entre escuelas de ámbito rural. Dos son las principales razones de estos desplazamientos. Por un lado, el cambio de trabajo o la relocalización laboral de la familia de los alumnos en los casos de empleados de explotaciones agropecuarias, trabajadores transitorios, «tanteros»,[1] trabajadores golondrinas y pescadores. Al modificar el lugar de trabajo, la familia se muda y con ella los hijos, quienes son inscriptos en la escuela más próxima. A veces estos trámites no se realizan inmediatamente, y cuando las mudanzas ocurren a mitad de año puede significar la interrupción del ciclo lectivo hasta el año siguiente. En otras ocasiones se trata de un proceso cíclico, que se reitera periódicamente, transcurriendo entre dos o tres escuelas a las que asisten los hijos de un mismo grupo familiar. La informatización del seguimiento de estos «pases» de escuela otorga mayores posibilidades de garantizar la efectiva continuidad escolar de niños y adolescentes en condiciones migratorias frecuentes, cuestión en la que la administración central del sistema educativo ha avanzado significativamente.

Finalmente, se registran movimientos de matrícula generados por la creación de nuevas instituciones, lo cual influye en la redistribución del alumnado entre escuelas de una misma zona. La situación se ha suscitado reiteradamente durante las dos últimas décadas con expansión del nivel secundario. Estas aperturas conllevan un criterio de proximidad de la escuela secundaria para la población destinataria y la inclusión educativa de sectores sociales que no estaban incorporados a la escolaridad secundaria.

Ampliar la perspectiva para situar las estrategias

Cerrando los análisis precedentes, se considera que en torno a la matrícula de las escuelas secundarias rurales convergen distintas situaciones. Se reconocen casos de abandonos temporarios y discontinuidades escolares originadas en motivos intrafamiliares y laborales de los alumnos. Existen interrupciones de la asistencia ocasionadas por factores externos al sistema educativo. También se identifican movimientos de matrícula entre escuelas en varias direccionalidades y sentidos que responden a causas estructurales y macro–sociales con derivaciones para las trayectorias escolares por cambio en la orientación curricular o reingreso al sistema educativo.

En general, las escuelas rurales son instituciones con pocos alumnos y una estructura curricular y académica flexible que facilitan la enseñanza personalizada y el acompañamiento docente. Estas características les otorgan una escala humana que propicia los vínculos, las interacciones y la atención pedagógica de necesidades educativas específicas. Estas condiciones contribuyen a la continuidad escolar y a la finalización de los estudios por la contención social y pedagógica que representa para la población estudiantil. No obstante, las peculiaridades que tiene la enseñanza en estos contextos y las dificultades que implica su concreción, entraña debilidades inherentes a la modalidad rural que demandan la construcción de propuestas alternativas.

Desde una perspectiva más amplia, debe tomarse en cuenta que las escuelas rurales participan de los componentes comunes al sistema educativo. Están sujetas a iguales condiciones laborales, curriculares, normativas, presupuestarias y administrativas de todas las escuelas, lo que les otorga similares reglas de funcionamiento. La especificidad de la ruralidad en la enseñanza y el aprendizaje escolar sería relativa considerando las posibilidades y limitaciones provenientes de cada contexto local donde se desenvuelve la escolaridad. Por el contrario, resulta escasa la impronta que tienen los contextos en los diseños curriculares, la organización institucional, la formación docente y la trayectoria profesional de los profesores. Desde otro punto de vista, corresponde admitir una base de mayor homogeneidad en la modalidad educativa de ámbito rural como resultado de la gestión pública que predomina en su distribución territorial (Steinberg, 2015; Cappellacci y Ginocchio, 2010).

En síntesis, el proceso educativo en contextos rurales comparte la mayoría de las problemáticas del sistema educativo. Al igual que en los espacios definidos como no rurales, existen factores socio–económicos de las poblaciones donde están situadas las escuelas que los atraviesan acentuando rasgos diferenciadores. La modalidad de educación rural habilita una dinámica institucional propia de espacios sociales con baja densidad demográfica alejados de los centros de servicios. En esos escenarios singulares, que requieren la adecuación del trabajo docente a los particulares contextos donde se desenvuelve la enseñanza, existe un potencial para el desarrollo de estrategias didácticas que aún no se ha explorado suficientemente (Buitron, Sokolowicz, Spindiak y Terigi, 2021)

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Notas

[1] Modo en el que se denomina al trabajador que cobra por «tanto» o cantidad de unidades producidas independientemente del tiempo dedicado a la jornada laboral.

Notas de autor

* María Susana Mayer es Profesora de Ciencias de la Educación (UNER). Magister en Docencia Universitaria (UNL). Doctora en Estudios Sociales Agrarios (UNC). Profesora Asociada Ordinaria de Metodología de la Investigación Educativa (UADER–FCyT). Investigadora de problemáticas vinculadas a la educación rural. Se desempeña en el campo de la formación docente y el asesoramiento a instituciones educativas.
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