Política de lo residual. Sobre Magnetizado y los Diarios del odio
DOI:
https://doi.org/10.14409/hf.19.22.e0005Palabras clave:
materialidad, performance, residualidad, política, realismo traumáticoResumen
En el recorrido que va desde Magnetizado de Carlos Busqued a los Diarios del odio —creados por el grupo ORGIE, con dirección de Silvio Lang—, este ensayo aborda una transformación fluida: la de la escritura acercándose a lo visual para volcarse juntas hacia las artes performáticas. Ya sea que se intente expandir el soporte del libro incorporando imágenes y diseños tipográficos o transformando un poemario en instalación y luego en indagación escénica, estos artefactos comparten dos cuestiones centrales para la estética contemporánea. En primer lugar, el hecho de que ya no piensan en la «realidad» como efecto de la representación sino en lo real como «material en bruto» para ofrecerse a la exhibición «activa» y, en segundo lugar, el énfasis puesto no tanto en la producción de un objeto sino de una experiencia (de escritura, de puesta en escena, de participación del público y en lo público). Ambas cuestiones constituyen el gran legado de las vanguardias de fin del siglo pasado y, en el presente, se articulan con un particular interés por lo residual. En estos casos, se trata de residuos lingüísticos que vienen de la lengua de los márgenes o del murmullo de relatos colectivos y que encuentran su soporte en los cuerpos y en una reflexión sobre lo viviente. La potencia de esa residualidad verbal también nos habla de lo real como resto, repetición e insistencia traumática y del afán de ciertas estéticas contemporáneas de hurgar allí, en busca de una particular politicidad.