Por qué El Hilo

"El hilo que la mano de Ariadna dejó en la mano de Teseo (en la otra estaba la espada) para que éste se ahondara en el laberinto y descubriera el centro, el hombre con cabeza de toro o, como quiere Dante, el toro con cabeza de hombre, y le diera muerte y pudiera, ejecutada la proeza, destejer las redes de piedra y volver a ella, su amor.Las cosas ocurrieron así. Teseo no podía saber que del otro lado del laberinto estaba el otro laberinto, el del tiempo, y que en un lugar prefijado estaba Medea.El hilo se ha perdido: el laberinto se ha perdido también. Ahora ni siquiera sabemos si nos rodea un laberinto, un secreto cosmos, o un caos azaroso. Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un labe-rinto y un hilo. Nunca daremos con el hilo: acaso lo encontramos y lo perdemos en un acto de fe, en una cadencia, en el sueño, en las palabras que se llaman filosofía o en la mera y sencilla felicidad".
 
J.L. Borges. Los Conjurados, 1985
 
 
 

Por qué un hilo

Todos los libros de Borges, como su palabra, son una rara mezcla de unidad y pluralismo, de felices e insospechadas variaciones ejecutadas sobre unos pocos argumentos, que según alguna vez afirmó, lo hostigaron a lo largo de su vida. Fatales y falaces monotonías que sólo un gran poeta puede travestiren las infinitas posibilidades del arte. El ejercicio de la literatura no sólo le reveló los límites, sino que también lo abrió a los otros y a la otredad, a lo extraño, lo diverso, lo lejano en el tiempo y en el espacio, a descreer de todo absolutismo y a soñar (porque la literatura es unsueño dirigido) con el imposible absoluto.

La ceguera (otro límite) fue para él, sin embargo, un secreto y expansivo umbral hacia otras dimensiones, que le hizo ver más y mejor lo que, paradójicamente, el don de la vista impide ver al común de los videntes. Ella, como la lectura, le enseñó que es vano creer en que se pueda “alcanzar oposeer” algo, pues certeza, completud, totalidad, absoluto, finitud, son meras utopías de las limitadas potencialidades humanas. Y la lectura, que siempre implica una colaboración y una complicidad, la tra-ducción, que también comporta una extrañeza y una fecundación, fueron al mismo tiempo el puente y el abismo tendido hacia lo plural y lo diverso. Con ellas, pory a través de ellas, supo vislumbrar, incursionar y gozar con las maravillas y los arcanos de múltiples culturas, lenguas, tradiciones, seres y expresiones a las quesupo poner en diálogo y de las que supo descubrir sus íntimas afinidades y susinsalvables divergencias.

Jorge Luis Borges, comparatista avant la lettre y sin él nunca proponérselo, es el más universal y al mismo tiempo más particularmente argentino de nuestros escritores. Su nombre se ha convertido en un adjetivo que nos define hoy por hoy a los argentinos. Ser argentino es ser singularmente borgeano. Es experimentar la infinita fascinación de las orillas que (de)marcan y (re)marcan los ilusorios límites delinconmensurable desierto sin ayeres de la pampa y un “mar de cinco lunas de an-chura”. Es ser al mismo tiempo autobiográfico y plural, íntimo y público, autóctono y extranjero y por sobre todo, pudorosa, agónicamente apasionado por encontrar la propia y esencial “vereda de enfrente”.

Maestro de ficciones, inauguró con su estilo un nuevo géneroliterario hecho de retazos, de collages, de palimpsésticas memorias donde vida y ficción, realidad e imagen, se subsumenen la tenue y casi imposible distancia que se instaura en la delicada superficie de los espejos. Símbolo borgeano por antonomasia donde reflejante y reflejo dejan de ser dos para ser eso otro, eso mismo, que la reflexión inaugura.

La escritura borgeana contrae en sí todas las taxonomías, es al mismo tiempo Cervantes y Menard. Una múltiple y también única entidad que ejerce funcionesde autor, crítico, transcriptor, traductor, personaje y lector.“Forma literaria que recupera la interpretación y la incluye en una mise en abyme que no descarta el espectáculo en la especulación, ni la imaginación en la teoría ni la reflexión en el reflejo”.1

Borges elaboró un nuevo tipo de literatura auto-multi-biográfica, aquella quesí osa decir su nombre, pero no para escribirse a sí mismo como un él sino parasoslayar(se), para desautorizar(se), proyectar(se), invisibilizar(se) en la pluralidaddel otro. A diferencia del discurso autobiográfico tradicional en que el yo se instaura enotro para mostrar(se), proponer(se) como modelo en el espacio de su escritura ,Borges subvierte la ecuación nombrándo(se) para jugar con la imposible y porende siempre pospuesta “promesa” de asir el nombre.

La extrañeza de Rimbaud: “Je est un autre” se transforma en Borges en “L ́autre”que se escribe en el “Je” para que el otro “moi” se pierda en el “autre” de la escritura. Y en este sentido es literatura potencial y eróticamente comparativa. Del máspudoroso y refinado erotismo, pues no habla del deseo del sujeto, no es narcisísticoregodeo del yo, sino hedonístico, orgiástico y universal juego de la escritura queconstruye su propia autobiografía. A este festín de la letra, a esta orgía del ser y del saber en un universo de “íntimas y paradójicas discordias” propias y ajenas2 nos entregamos virginal y placenteramente.Leer a Borges es “hacer el amor” con su escritura.

Entiéndase este largo preámbulo como un homenaje y un justificativo al nombre que damos a la revista que el Centro de Estudios Comparados de la Universidad Nacional del Litoral, ha decidido inaugurar con el presente volumen.

Adriana Crolla

Directora de la revista El Hilo de la Fábula

Extraido del prólogo del número 1: "Las palabras andantes"

 

 

1 BLOCKDE BEHAR, L., Conferencia desarrollada durante las X Jornadasde Literatura Francesa, Vaquerías, Córdoba, 1997.
2 Sugerimos la lectura y relectura del magnífico obitiuario que supo inventarse como epílogo de sus Obras Completas. Emecé, Bs. As., 1976.