El "hombre que viene de lo alto". Elitismo y marginación en la antropología Valentiniana
DOI:
https://doi.org/10.14409/topicos.v0i11.7438Palabras clave:
gnosticismo, antropología, Ireneo de LyonResumen
Los gnósticos del S. II proponían una concepción diferenciada de “hombre” haciéndola depender de la sustancia que en cada caso lo constituía. Bajo esta distinción de naturalezas subyacía una cosmología sustentada en un mito colosal. La diversidad de sustancias determinaba una variedad de especies de hombres cuya dignidad variaba desde lo más sublime a lo más bajo, desde los “elegidos” a los “réprobos”, pasando por un nivel intermedio, equidistante de ambos. Dentro de las distintas familias gnósticas, la de los valentinianos se destacó, entre otras cosas, por la meticulosa descripción del mito fundacional de semejante antropología. De esta concepción surgió una antropología fragmentada, que suscitó el problema de la condición histórica de cada uno de los linajes humanos resultantes, así como también la cuestión de la libertad. La coherencia de esta doctrina exigió la creación inevitable de una especie de “ghetto” espiritual en el cual colocaban a una de las especies humanas, al mismo tiempo que confinaban a otra a la marginalidad antropológica, relegando la libertad y conciencia histórica a la especie intermedia de hombres. La reacción de la Iglesia cristiana encontró su adalid en Ireneo de Lyon, quien impugnó esa antropología de exclusión afirmando la unicidad del linaje humano y la condición libre y dramática en la historia de todos los hombres sin excepción.